La comunicación es una herramienta valiosa para que los niños aprendan acerca de sus errores, aprendan a definir y mantener una postura, a opinar acerca de un tema, a abrir su corazón y expresar sus sentimientos. Todas estas habilidades se pueden lograr a través del diálogo.
La manera en la que un niño se comunica con el mundo es aprendida principalmente a través del modelo que le den sus padres y lo que se propongan enseñarle a su hijo.
Los cambios que suceden alrededor del ambiente del niño pueden tener una influencia directa en su comportamiento. Es por eso que, como padre o madre, es necesario que aprendan a descifrar el lenguaje por el cual su niño expresa lo que le sucede; algunas veces será con palabras y otras veces con actitudes que reflejen su sentir.
Cuando usted note algo que atraiga su atención acerca de su hijo, puede ayudarle a darse cuenta y poner en palabras lo que le sucede formulando preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Qué piensas? Puede ayudarle dando opciones, por ejemplo: ¿Estás cansado o triste? Una vez usted ha preguntado, asegúrese que su hijo ha notado el interés que usted tiene por él y deje que le responda; algunas veces esos segundos de silencio son necesarios para ordenar las ideas o tomar valor para atreverse a decir lo que piensa. Esos segundos de silencio son necesarios aunque puedan parecer tensos. Aprenda a conocer los momentos oportunos en los que está en la disposición de hablar y recuerde que este tipo de comunicación es un proceso que requiere entrenamiento, constancia y paciencia.
¡Propicie el momento oportuno! Puede ser que al salir del colegio él tenga hambre y no quiera hablar, sino descansar un poco, entonces espere a encontrar el mejor tiempo para ambos.
Aproveche lo que hace en el diario vivir. Cuando ven televisión, lean las noticias, escuchen anécdotas, etc. puede preguntarle a su hijo qué piensa de lo que sucede, qué hubiera hecho si estuviera en esa posición, de qué manera podría resolverla... Con este tipo de preguntas, se sorprenderá de las respuestas que puede obtener de los niños. Cuando se presenta una situación familiar difícil, sería enriquecedor para todos en la familia, que la comparta y pregunte a los niños qué solución encuentran o de qué manera podrían contribuir con lo que sucede.
Cuando hay reuniones familiares o de amigos, en algunas familias se acostumbra que los niños coman más temprano y luego dejen a los adultos conversar mientras ellos juegan. Esto puede funcionar en ocasiones, pero también sería constructivo involucrar a los niños a este tipo de conversaciones en la mesa, de esta manera los niños aprenderán a escuchar, respetar opiniones, expresar sus ideas, defender su postura y los grandes aprenderán a tomarlos en serio. Lo más seguro es que requiera más paciencia y un cambio de actitud, pero la experiencia será valiosa para ambos, pues cada uno puede aprender del otro.
La comunicación es un proceso que vivimos minuto a minuto y nuestro contacto con el mundo depende en gran parte de la manera en la que nos comunicamos con nuestro ambiente, por lo que el tiempo que usted invierta en escuchar y hablar con sus hijos será tiempo que está dedicando a mejores relaciones y mejor adaptación del niño en su ambiente.
Aunque sea difícil, recordemos que tenemos una sola boca para hablar y dos oídos para escuchar más de lo que hablamos.
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