Mauricio ha pedido a sus parejas sexuales intercambiar roles de dominación y sumisión. A veces le encanta dominar y a veces ser dominado. Prefiere que sus parejas le supliquen e imponer o que le impongan cosas que él asume o no mientras se excitan.
Mónica prefiere dominar a chicos mientras éstos le imploran que les aten o fustiguen en las piernas.
A Juana le encanta el spanking[1] y simula con su amo que es alumna de una escuela, o su hija, que se porta mal y él la azota cuando desobedece.
Salomé busca hacer de sumisa con mujeres de mayor edad que ella. Una vez lo probó y le encantó, pero normalmente mantiene relaciones sexuales con personas de su edad y sin relaciones de sumisión.
Jaime se describe como amo y tiene varios esclavos y esclavas con los que realiza lo que él llama sesiones en grupo de dominación, disciplina y penetración. A veces se reúne con otros amos y comparten sus esclavos entre ellos.
Raquel es un mujer sumisa cien por cien, sólo siente placer cuando ese siente inmovilizada y dominada por un hombre que llega a insultarla.
Lorenzo sólo participa de sumiso con una ama que le recuerda a su madre. La obedece y respeta no sólo durante sus encuentros sino que diariamente su vida consiste en servirla y procurarle placer a través de lo que ella le pide.
El sadismo consiste en disfrutar sexualmente con el dolor o dominación que se inflige a otros y el masoquismo con la búsqueda del placer en base al dolor o sumisión que podemos sentir. Y tras esta definición genérica hay muchas variantes de dominación y sumisión, es decir que las relaciones sadomasoquistas muestran un sistema de roles perfectamente establecido en el que unos y otros (independientemente de su sexo biológico) juega un rol que el otro le adjudica y que suplanta o acompaña a la excitación sexual y el llegar al orgasmo. La identificación con roles tiene mucho que ver con cuestiones educativas y culturales: la dominación y relaciones de poder que hemos vivido de pequeños, las relaciones de jerarquía y mando… que cuando no se integran o han causado represiones luego se combinan en el inconsciente para dar lugar a mecanismos de supervivencia más o menos aparentes que acaban usando el sexo como una pantalla de repetición.
Pedro llamó a un anuncio en el que otro hombre se anunciaba como amo. Cuando llamó, dijo:
- Mira, llamaba por el anuncio de que eres un amo
La persona al otro lado del teléfono le respondió:
- Para empezar llámame de usted y refiérete a mi llamándome señor. Y le colgó
Para Pedro el juego ya había comenzado. Se dio cuneta de que se había excitado incomprensiblemente y entonces volvió a llamar:
- Perdone señor, llamaba por el anuncio.
Y a partir de ahí se metió a una relación de sumisión que le satisfacía sexualmente sin más implicaciones.
Como puede verse en las prácticas sadomasoquistas hay rituales muy establecidos, códigos entre los participantes, asunción de normas, repetición estereotípica de pautas sociales, obediencia a la autoridad, sexismo, o sea, la base de la excitación sexual son conceptos mentales que se llevan al sexo en forma de repetición. Y como puede observarse, a medida que aumenta la dependencia (ver los casos del final) suele ser que no existe mucha libertad de elección en los sujetos.
Para ampliar la comprensión sobre el sadismo y el masoquismo propongo ver la película “La secretaria” del director Steven Shainberg, del año 2002. En este filme se plantea la aceptación como medio de encajar el sadismo de un jefe y la sumisión de su secretaria.
[1] Azotar en las nalgas
http://www.mentirasdelsexo.com/2010/01/roles-y-excitacion-sexual/