Muchas veces el principal obstáculo para avanzar y conseguir cambios en nuestras vidas, somos nosotros mismos. Hay que aprender a detectar esa faceta inmovilista que habita en nuestro interior, que nos frena y nos condena al estancamiento.
Todos tenemos, de modo más o menos inconsciente, tendencias de inhibición. Son esas voces internas que nos dicen: “No lo hagas, no vale la pena “, “Nunca lo conseguiré”, “No valgo para esto”, o “No soy lo suficientemente hábil (o rápido, bueno, listo o guapo…) para lograrlo”.
El autoboicot nos convierte en seres pasivos, sin iniciativa, conformistas. No decidimos, no arriesgamos, permaneciendo inamovibles en una posición sumisa, de víctima, culpando al exterior de nuestra falta de éxito…En el fondo, es una postura cómoda e infantil.
En lugar de ignorar el discurso interno del autoboicot, habría que escucharlo, enfrentarlo para comprender sus verdaderas motivaciones y neutralizarlas.
En el fondo de estas conductas de inhibición, se esconde una parte infantil que ha interiorizado sin cuestionar, todas las exigencias, reproches, normas, órdenes y expectativas de nuestros padres. Por ejemplo, afirmaciones categóricas como: “Este niño tiene poca constancia”, o “ Tiene muy mal carácter”, “Mejor no lo intentes”, “Estás mejor callado”…..
En realidad nos hemos identificado con la imagen negativa que nuestros mayores han proyectado sobre nosotros de un modo totalizante, aunque haya sido emitida con la mejor de las intenciones.
Si la autoestima es la buena relación del sujeto consigo mismo, el autoboicot es justo lo contrario, constituyendo la base del estancamiento personal. Sabemos que los cambios producen miedo e incertidumbre, por ello, el autoboicot nos exime de responsabilidad para cambiar, prefiriendo, como el refrán “Lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Cambiar implica tomar decisiones y decidir es elegir unas opciones y renunciar a otras. Nunca se puede tener todo, hay que hacer descartes, de lo contrario, corremos el riesgo de no tener nunca nada propio de verdad. La persona con este tipo de conductas, cuando fracasa suele buscar culpables en el exterior, como una coartada, olvidando siempre a ese enemigo interno del que hemos hablado.
No es fácil salir de las conductas de autoboicot, porque, como hemos visto, se suelen dar de un modo inconsciente. En este sentido es aconsejable acudir a un terapeuta experto en el análisis de procesos internos, que nos ayude a abandonar las conductas de autoboicot para abrirnos a los cambios, que son los que enriquecen y dan sentido a nuestras vidas.
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