Para alcanzar nuestras metas debemos esforzarnos siguiendo un camino definido y tener un claro propósito en mente. Debemos tener un método para establecer nuestra meta global y entonces desplegarla en las actividades de corto alcance, necesarias para llevar a cabo el largo alcance.
Es fundamental sentar metas y objetivos claros en cada una de las áreas de nuestra vida porque el hacerlo es parte esencial de cualquier plan de éxito. Pero, cómo lograrlo? En una de mis conferencias, titulada ´El balance en nuestra vidas´, establezco un paralelo entre la forma como fijan sus metas las grandes corporaciones y la manera como nosotros deberíamos hacerlo.
Las empresas u organizaciones cuentan, por lo general, con un líder empresarial que lleva las riendas de la empresa, y con una junta directiva que le ayuda a determinar la misión y los objetivos de la misma. Es común que las dos partes se reúnan cuando hay que tomar una decisión de envergadura. El primero escucha con atención a todos los miembros de su junta, antes de tomar una decisión sobre cuáles serán los objetivos de la empresa y el camino más conveniente para alcanzarlos.
En nuestro caso, quiero sugerir que utilicemos un modelo similar para desarrollar nuestro plan de éxito personal. Imagina que tu mente subconsciente es como una gran empresa, una planta generadora de ideas, sueños, y un sinnúmero de emociones y deseos. Una de tus responsabilidades más importantes como presidente de esta empresa es invertir suficiente tiempo en planear tu futuro, fijando metas y tomando decisiones acerca de cómo responder a las circunstancias que enfrentas constantemente.
Imagínate liderando las reuniones de tu empresa, con los siete miembros de tu junta directiva. Cada uno de ellos representa una de las múltiples facetas de tu ´ser´: el ser profesional, el intelectual, el espiritual, el familiar, el ser salud y estado físico, el recreativo y el financiero. Cada uno de ellos ha decidido dedicar su vida a proteger, mejorar y desarrollar los diferentes aspectos de la faceta que ellos representan y como podrás darte cuenta, cada uno de ellos busca proyectar sus deseos o intereses, tal vez con cierto egoísmo, como lo más importante de tu vida.
No te extrañe si, por ejemplo, al momento de sentar metas, tu ser profesional quiera que te concentres exclusivamente en tus objetivos profesionales, sin importarle para nada las necesidades de las otras áreas de tu vida. Después de todo, desde su punto de vista, tus metas profesionales deben ser las prioritarias.
De ahí que puedan surgir discrepancias y confrontaciones entre tu ser profesional y tu ser familiar, por ejemplo, quien no puede aceptar ser relegado a un segundo lugar, como consecuencia de tu afán por triunfar profesionalmente. Esta situación de aparente conflicto, se hace aún más difícil si tienes en cuenta que, en el fondo, cada uno de ellos desea tu éxito personal.
Tu trabajo consiste en escuchar a cada uno de ellos y descubrir cuáles son sus metas más ambiciosas y sus quejas y tomar nota, para que, al desarrollar tu plan de éxito personal, todas las facetas de tu ´ser´ estén representadas allí.
Si lo logras, habrá armonía en tu vida, y verás como es posible que todas estas individualidades cooperen y trabajen juntas proveyéndote las herramientas, la energía y la visión para poder vivir una vida plena y feliz. Pero si no escuchas sus voces, es posible que tu plan quede truncado en alguna de las facetas de tu ser y esto te generará continuos conflictos entre ellas.
Es posible triunfar sin sacrificar ninguna de las áreas de nuestro ser. No es necesario sacrificar los momentos libres para la recreación en aras de la profesión, ni se necesita olvidar la relación con la familia para alcanzar un alto nivel intelectual porque se requiere más tiempo para ello.
La felicidad es un producto del éxito, y éste es el resultado de vivir en un estado de constante felicidad. Ignora a quienes afirman que ´es imposible hacerlo todo´. Tener una vida balanceada, no sólo es posible, sino que debe ser la meta más importante de toda persona que verdaderamente desee ser feliz.
Por: Camilo Cruz, Ph.D.