El viaje hacia el interior siempre es fascinante por lo que de osado conlleva. Es un periplo en busca del auto-conocimiento, de la autenticidad, de la plenitud. Una aventura única que va en busca de la Luz, en busca de la Verdad.
Antar Mouna, el Silencio Interior, es una práctica de meditación perteneciente al Raja Yoga, el Yoga de la Interiorización, consistente en un conjunto de técnicas sencillas pero eficaces, que conforman un proceso sistemático de interiorización que permite traspasar las diferentes capas del psiquismo, desnudando al ego de la personalidad, haciendo aflorar la esencia de un modo progresivo y natural.
Se trata de una práctica basada en el desarrollo de la atención y la concentración para permitir que el estado de meditación haga su aparición, aunando los pasos quinto, sexto y séptimo (pratyahara, dharana y dhyana) que indicara el sabio Patanjali en sus Yoga Sutras.
Aquí y Ahora
La meditación es el estado de Ser que se encuentra antes de la mente. No hay que intentar llegar a ese estado, sino permitirle que aparezca, que aflore, pues ese estado es la parte más nuclear de uno mismo. No es algo que haya que conseguir del exterior, sino que ya está en nuestro interior. Aquí y ahora.
Por este motivo, el instante presente es tan importante. Sólo en el momento presente se encuentra la fisura en el velo de la mente que posibilita la reconexión con el ser interior. Pasado y futuro están en la mente, que se alimenta de recuerdos y proyectos. Sin embargo, en el instante presente, en el más puro aquí y ahora, tenemos la posibilidad de encontrar nuestra presencia de Ser.
Principios Estático y Dinámico
A través de la inmovilidad de la postura de meditación, el Principio Dinámico disminuye, de forma paulatina, su incesante actividad hasta quedar prácticamente detenido. Esta parada no debe de ser forzada, pues sobreviene de forma natural. Si se obliga a la inmovilidad corporal, la mente se tensa y el cuerpo somatiza tal tensión con crispación, haciendo de la práctica de la meditación una experiencia poco agradable.
Si, por el contrario, tal parada se realiza con inteligencia, proporcionando las condiciones adecuadas, entonces el aquietamiento del cuerpo y, por correspondencia de la mente, son una consecuencia natural. Cuando ello sucede, el Principio Estático aparece en todo su esplendor. La comprensión de ambos sobreviene a través de la conciencia del Ser.
El Principio Dinámico genera una fuerza centrífuga, hacia el exterior. El Estático una fuerza centrípeta, hacia el interior. En el equilibrio de ambas fuerzas aparece la posibilidad del estado de Meditación, que es aquél que hace “darse cuenta” de ambas fuerzas al mismo tiempo.
Por ello, para una adecuada evolución armónica hacia el desarrollo de la Conciencia, se hace necesaria la actividad en la vida cotidiana, tanto como los tiempos de parada y quietud que se realizan durante la práctica del Yoga y la Meditación. Estar volcado exclusivamente hacia el exterior es un gran error. Pero, estarlo tan sólo hacia el interior, es un error más grave todavía. El Ser está fuera y dentro, pues para el Principio que permite el “darse cuenta”, no existe diferencia alguna.
Permanecer consciente de la consciencia durante la acción sería la consecuencia natural de la meditación. La conciencia se expande abarcando todos los ámbitos de nuestra vida, internos y externos. Para cuando esto ocurre, todo es meditación.
Hatha Yoga & Raja Yoga
El ser humano vive la existencia a través de la mente, sufriendo una enorme desconexión con su esencia, con su alma. Se ha olvidado de sí mismo y de su cuerpo. Por ello, el portal de entrada hacia el Ser pasa, casi de forma ineludible, por la reconexión con la consciencia corporal. Para ello, el trabajo de las posturas (asanas) del Hatha Yoga con los ejercicios de respiración (pranayama) es excelente, aunque no necesariamente el único.
La fase previa de preparación, -antes de intentar abordar el aislamiento sensorial (pratyahara) a través de la atención, el desarrollo de la concentración (dharana) y, finalmente, el estado de meditación (dhyana)-, pasa por un necesario equilibrio previo de las energías vitales y mentales que conforman al ser humano. Tal anhelado balance es el que precisamente se obtiene con la práctica de las asanas y el pranayama del Hatha Yoga, el yoga del Equilibrio.
Gracias a este equilibrio armonizador, generado por los pasos tercero y cuarto de los Yoga Sutras de Patanjali (asana y pranayama), es posible iniciar el viaje hacia el interior con ciertas garantías de éxito. Por ello, en Silencio Interior, aunamos la práctica del Hatha Yoga y el Raja Yoga, pues ambos son complementarios entre sí. Uno lleva al otro de un modo fluido y natural; del mismo modo en que después del día llega la noche, y viceversa. Ambos tipos de Yoga están hermanados. Después de una sesión de posturas, de relajación y de ejercicios de respiración, cuerpo y mente quedan en condiciones adecuadas para la reconexión con la esencia, con el Ser.
La Meditación: una terapia
Instalados en la sublime inmovilidad en la Postura del Despertar (padmasana, ardha padmasana, sidhasana o shukasana), procederemos a observar sin reaccionar todo lo que aparezca en el campo de la consciencia. Una observación pura, inafectada, carente de deseos, o aversiones. Plena de aceptación y, por lo tanto, de comprensión. No es necesario indicar, que las cualidades del meditador habrán de ser el valor y el coraje. Pues tales cualidades se harán necesarias para enfrentarse, de forma ecuánime, a todos los componentes que vayan surgiendo tanto a nivel físico, emocional e intelectual, como en otros tipos de niveles.
Todas las impresiones (samskaras) recibidas a lo largo de la existencia y almacenadas en el subconsciente van a emerger durante la práctica de la meditación. Todos los miedos, traumas, frustraciones, anhelos insatisfechos, emociones reprimidas, pensamientos suprimidos, etc. van a surgir. Y, a través de la observación inafectada, imparcial y ecuánime de todos estos componentes que van a aparecer en el campo de la consciencia, será posible su erradicación definitiva, permitiendo que una profunda comprensión aparezca en su lugar. De este modo, la práctica de la Meditación Silencio Interior, se convierte en un instrumento altamente terapéutico.
Parar la mente
En algunas prácticas de meditación se pretende parar la mente. No es el caso de la Meditación Silencio Interior. Esta práctica, consiste en aprender a observar, a saber relacionarse con los contenidos almacenados en nuestro subconsciente y que son la causa que ha configurado nuestro presente y que, en demasiadas ocasiones, son motivo de sufrimiento.
La mente se detendrá, o no. No nos importa. La consciencia es anterior a la mente. Nosotros, instalados en la Consciencia Testigo (sakshi), tan sólo observaremos el proceso de limpieza del subconsciente. Cada cual conoce a la perfección qué es lo que va a surgir. Cada uno ha creado, con sus creencias, su propia película, su propia proyección mental. Pero, en nuestro viaje nos dirigimos hacia el interior, vamos en dirección al origen, a la fuente, a la Luz. Por eso, es tan importante limpiar nuestro almacén de trastos inútiles pues son los que opacan la transparencia de la Luz.
Liberación del sufrimiento
Desde luego que no vamos a limpiar y meter la suciedad recogida “debajo de la alfombra”. A través de la observación, vamos a enfrentarnos a nuestras sombras para encontrar la Luz que somos. No se trata de una limpieza “por encima” para sentirnos un poco mejor. Muy por el contrario, se trata de una verdadera limpieza a fondo. Se trata de erradicar tales contenidos de forma que no nos afecten nunca más, liberándonos así del sufrimiento que producen.
Ciertamente, hay que tener un anhelo muy grande de Verdad como para despertar la valentía suficiente para enfrentarse a todas las impresiones (samskaras) que durante años se han ido acumulado en nuestro interior. También habrá que tener una gran dosis de coraje para permitirles que emerjan y, entonces, sin reaccionar, a través de la observación inafectada y ecuánime, permitirles que se vayan, para que dejen un espacio limpio en nuestro interior. Un espacio de aparente vacío del que, sin embargo, emana una profunda disponibilidad.
Silencio Interior
Cuando todo está limpio de contenidos mentales y residuos experienciales, lo que aflora es el Silencio, un Silencio denso y profundo que sentimos que nace desde lo más íntimo de nosotros mismos y que no está, en modo alguno, condicionado por el exterior. Es más que probable que en el exterior continúen los sonidos; ha de ser así. Pero, ya no nos afectan. Hemos encontrado la Fuente. Estamos en nuestro Centro. Y experimentamos la Paz interior, la dicha de Ser. La dicha de sentirnos parte integral de la Vida. Entonces, es cuando el Amor hace acto de presencia. Un Amor pleno que lo abarca todo, sin límites ni condiciones. Un Amor que se queda instalado en tu Corazón para siempre, porque te das cuenta de que siempre estuvo ahí.
Has llegado a casa.
Que el Silencio Interior, la Paz y el Amor, colmen tu Corazón.
Publicado en el nº 29 de la Revista “Yoga Journal” (Octubre 08)