¿Eres conciente de tus emociones?
Lo más seguro es que te llegan a ganar y se salen de control.
Cuando te das cuenta, ya produjeron desequilibrio en tu vida.
Pero esos sentimientos pueden ser encauzados para que no te afecten porque aunque no lo reconozcas, tú los produciste y eres responsable de ellos. La cuestión es saber como llevarlos a buen término para que no tengas un resultado no pensado adecuadamente, tanto a nivel emocional o como un reflejo con una alteración en tu salud.
Cuando tengas días difíciles, es mejor no quedarse con la impresión de ello ya que arrastras ese sentimiento hasta niveles inconcientes que repercutirán más tarde con alguna manifestación.
Recuerda que antes que nada, el mundo es energía. Si guarda una emoción que tiene una nivel de desarmonía, entonces se dará un efecto domino, con el cual puedes llegar a un final nada agradable como experiencia.
Entonces ¿ qué hacer? Libérate. No le des importancia a sucesos que te provocan y te alteran. Entre menos importancia le des al hecho, más beneficio tendrás tú.
Descarga tu conciencia
Después de una situación adversa o difícil, date un espacio de unos minutos en algún lugar aparte, sea tu oficina, tu coche, en un parque, tu recámara o simplemente cerrando los ojos.
-Deja de ocuparte en pensar en cosas que no dependen de ti: generar situaciones alrededor de una mala impresión de alguien, no te provee de nada bueno.
-No te prestes al colectivo de la mala noticia.-
A veces se magnifican las cosas malas en los medios o a tu alrededor. Pon oídos sordos a lo que no genera bienestar y tiene tintes de chisme.
-Deja fluir.-
¿Te enojaste? Respira, siente la respiración, exhala. Coloca en tu mente alguna imagen que te guste y si puedes, pon música que te regrese a un nivel de armonía.
-No te gastes.-
Cuida tu energía. Empléala en lo que te produce bienestar sin alterar el bien común de los demás. Así, el grado de intoxicación será menor durante tu día.
-No acumules.-
Di no a enojos, desaliento, emociones negativas o depresiones. Lo mejor es controlar la balanza y voltear a ver lo bueno de otras cosas. Vive el hoy.
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-Tú tienes el control.-
Nadie ni nada es causa para ti así que ¿por qué te enojas o te sientes mal? Respira, exhala, imagina lo bueno de tu vida. Una vez más, hazlo.
-Relájate.-
Cierra tus ojos, descansa. Quédate en silencio y percibe el fluir de tu pensamiento, de tu cuerpo y retoma la importancia de que eres el bien organizado y en total perfección.
Con ello, limpiarás tu mente y podrás sentirte mejor sin acumular sentimientos no canalizados concientemente por ti.
Fuente: Mundo 52