Valeriana, tranquilizante natural
La valeriana (Valeriana officinalis) es, sin duda, el tranquilizante natural más conocido. Su principal uso está relacionado con los trastornos del sueño y su consumo es habitual, sobre todo, entre quienes padecen insomnio.
Se trata de una planta originaria de Europa y de ciertas zonas de Asia, aunque en la actualidad está muy presente en América del Norte. Su cultivo es propio de las zonas húmedas y está tan extendido que encontramos plantaciones en países tan dispares como Bélgica, Holanda, India, Japón, Colombia o las regiones andinas de Chile y Argentina.
Para la elaboración de los productos que contienen dicha planta, lo que se emplea en la preparación es el aceite esencial que se obtiene de su raíz y que posee una potente acción sedante.
Propiedades comunes de la valeriana
La valeriana actúa como un agente sedante, relajando el sistema nervioso y el cerebro. Al contrario que sucede con otros tranquilizantes, esta planta no agota ni debilita a quienes la consumen, por lo que se suele recomendar su toma principalmente en personas que tengan problemas para conciliar el sueño.
También se recomienda para aquellas afecciones relacionadas con el estrés y la ansiedad que cursan con otras reacciones tales como la histeria, dolores de cabeza y migrañas, dolores estomacales o hipocondría.
Del mismo modo, alivia los síntomas de angustia, emotividad o tristeza, así como el nerviosismo. A la vez que ayuda a estabilizar el ritmo cardíaco, por lo que su ingesta puede estar recomendada para aquellas personas que padecen arritmias.
Usos médicos de la valeriana
Además de sus reconocidas propiedades como calmante y sedante, la valeriana puede ser utilizada para tratar otra serie de afecciones tales como:
Dolores musculares y de articulaciones.
Temblores leves.
Síndrome de fatiga crónica.
Depresión.
Trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Síntomas de los cólicos menstruales o los asociados con la menopausia como, por ejemplo, los sofocos o la ansiedad.
Otra de sus propiedades, quizá menos conocida, es su capacidad antiinflamatoria. Gracias a ella, la valeriana también es utilizada para el tratamiento de enfermedades como:
Diverticulitis (inflamación de los divertículos que se produce en el colon).
Enfermedad de Crohn (inflamación crónica del intestino).
Intolerancia al gluten o celiaquía.
En último lugar, también está recomendada para aquellas personas que están dejando de fumar o que están siendo tratadas por alcoholismo, ya que evita la ansiedad y el nerviosismo que conllevan dejar estos hábitos, al mismo tiempo que produce un sabor desagradable al mezclarse con el tabaco.
Cómo tomar la valeriana
Aunque lo más común para consumirla son las cápsulas de valeriana, existen diferentes presentaciones y formas para el consumo de esta planta.
Si optas por tomarla en cápsulas, deberás saber que la dosis recomendada es de entre dos y seis pastillas, como máximo, al día. Si las ingieres para dormir, deberás hacerlo entre 30 minutos y dos horas antes de acostarte.
También encontramos extracto seco y fluido de valeriana. En el primer caso basta con consumir entre uno y dos gramos al día repartidos en dos o tres tomas. Para el segundo, lo recomendable es unas gotas (entre 2 y 8 gramos) repartidas también en dos o tres tomas, según prefieras.
Otra forma de presentación de la valeriana es en aceite esencial, ya que no debemos olvidar que, en realidad, es así como se obtiene de la raíz de la planta. Debido a su concentración basta con un par de gotas repartidas, también en dos o tres tomas diarias, para conseguir el efecto deseado.
Por último, es posible encontrar infusiones de valeriana. Para obtener todas sus propiedades, habrá que dejarla infusionar durante cinco minutos y tomar entre dos y tres tazas al día.
Contraindicaciones de la valeriana
Bajo ningún concepto es recomendable mezclar valeriana y alcohol ya que dicha combinación intensifica el efecto de somnolencia que genera la valeriana. Del mismo modo, no debe combinarse con medicamentos sedantes tales como depresores del sistema nervioso central o benzodiazepinas, ya que ambas combinaciones también pueden incrementar en gran medida los efectos de somnolencia producidos por la valeriana.
En la misma línea de lo expuesto anteriormente, no debe combinarse con otras hierbas o suplementos que posean propiedades sedantes como, por ejemplo, el cálamo, la amapola californiana, la hierba gatera, el lúpulo, la melatonina o la salvia.
Tampoco está recomendada su ingesta durante el embarazo, la lactancia ni en los niños menores de 3 años.
Respecto a su uso externo, no debe aplicarse el aceite esencial de valeriana en niños menores de 10 años ni en personas que padezcan alergias respiratorias.
La valeriana también disminuye la rapidez con la que el hígado descompone algunos medicamentos. Por tanto, si se mezclan con esta planta, esto podría aumentar los efectos secundarios de dichos fármacos. Nuestro consejo es que, si vas a tomar valeriana y al mismo tiempo estás tomando otra medicación, preguntes a tu médico o a tu farmacéutico si dichas medicinas son sintetizadas a través del hígado o no.
En cualquier caso, no debe administrarse nunca de forma continuada durante más de diez días seguidos, ya que puede producir adicción, y es recomendable dejar un período de descanso entre tomas de, aproximadamente, 15 a 20 días.
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