La felicidad es una realidad existente, sin embargo, muchas veces nos convencemos a nosotros mismos de que no tenemos ninguna razón para sentirnos alegres. La felicidad reside en la actitud ante la vida. Existen cinco leyes que marcan la tendencia positiva de una vida feliz:
Primera norma: Quiérete a ti mismo
El amor propio no es egoísmo, por tanto, aprende a hablar en primera persona y con total libertad sobre tus necesidades, deseos y anhelos. No renuncies a ser quien eres y no te ocultes detrás de la máscara del miedo.
Quiérete a ti mismo porque solo así podrás sentir de verdad el cariño de los demás y podrás establecer vínculos sanos.
Que tus defectos no te impidan ver tus virtudes
Está claro que el ser humano es imperfecto y limitado, comete errores, tropieza más de una vez en la misma piedra… No dejes que esa parte negativa te impida ver la objetividad real de ti mismo: tienes muchas virtudes y eres una persona muy valiosa. Por tanto, aprende a quererte.
Aumenta los mensajes positivos y reduce las quejas
La comunicación tiene un gran poder en el bienestar individual. Si el discurso que te das a ti mismo es pesimista, entonces, tienes muchas opciones de darte por derrotado. Aumenta los elogios, pensamientos positivos e ideas bonitas en tu comunicación.
Reduce al mínimo los reproches y la queja. Así creas una buena energía a tu alrededor.
Mira lo que tienes y no lo que te falta
Pon el foco de atención en aquello que sí tienes y has alcanzado. No te obsesiones con metas no realizadas. Tómalas como un estímulo para superarte pero no como un condicionante de tu felicidad. Te queda mucho camino por recorrer, disfruta de la vida y sé feliz con humildad.
Tú eres responsable de tu felicidad
Tú eres responsable de tu felicidad. No puedes convertir a tu pareja en tu salvadora. Eres una persona adulta y dentro de ti cuentas con infinitos recursos para construir ese mundo feliz que tanto anhelas.
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