¿Eres un esclavo de tus propias emociones?

CO-CREADOR@ Desde : 09/01/2009 He aportado : 24878

En determinadas situaciones, cuando deseamos influir en la conducta de la persona que tenemos en frente, nuestras emociones pueden bloquearnos, a tal punto que, nos descontrolamos sin saber hacia dónde podemos ir, y salir de ese enredo, siendo los vencedores. Mentalmente los objetivos están claros, deseamos entablar esa conversación porque nos merecemos esa oportunidad de cambio. Pero ¿sabes cómo gobernar tus emociones?
La ira es una de las emociones que reaparece, cuando deseamos decir No, a una exigencia excesiva o ante el comportamiento ofensivo de la otra persona. Nos puede cegar para ver cuál es la decisión que se debe tomar. Se pierde de vista los verdaderos intereses.
Si le decimos no a esa situación, te pregunto ¿Qué puede pasar? ¿Se ofenderá la otra persona? ¿Qué sentimientos pueden reaparecer en ti? ¿Será alivio o nuevamente la ira? ¿Qué pasará con esa relación personal o laboral? ¿Ganarás algo? Hazte todas las preguntas que necesites para dilucidar cuales son las ventajas de decir No.
Si prefieres ceder ante las exigencias de la otra persona, a sabiendas de que va en contra de tus propios intereses, ya no podrás establecer tus reglas de juego, siempre serán las del otro. Es como entrar en un círculo vicioso donde eres manipulado por los demás, avasallando tus propios valores. Sentirás culpa por intentar enfrentar esa situación, se te cruzará por tu mente, “¿Quién soy yo para decir no? Él o ella siempre ha estado a mi lado y no merece que tome otra postura.”
Hay una frase que describe exactamente lo que le sucede al ser humano cuando pierde su equilibrio emocional, “la ira te enceguece, el miedo te paraliza y la culpa te debilita”, estos tres elementos funcionan de esta forma. Hasta que no somos capaces de controlar de manera consciente cada uno de estos sentimientos, dejamos que ellos nos controlen a su antojo. Somos presos de nuestras emociones.
Si realmente deseas no encarcelar a tus emociones y liberarte de cualquier rol preestablecido, necesitas hacer una pausa y salir de ese lugar. Nada mejor que cuando deseamos cambiar de rumbo, comenzar a respetar nuestros propios intereses.
Detrás de cualquier reacción, ya sea de ira, miedo o culpa, lo que se intenta inconscientemente, es cuidar el verdadero interés que la persona está desconociendo, ya que no permite a sus propias emociones, darle paso para que cuide su salud emocional. Si sientes alguna emoción negativa que sabes que te puede perjudicar, respira profundo y date unos minutos antes de que salga por tu boca, palabras que puedan bloquear cualquier intento de conciliación.
Se honesto contigo mismo, retírate a tomar un poco de aire o llama a alguien que te de otro punto de vista sobre ti mismo. El tiempo lo determinas tú, puede ser unos minutos, horas o días. Lo importante es que puedas observar esa situación desde una posición de perspectiva positiva hacia ti.
Si en una situación determinada, ya sea en el trabajo, con familiares o amigos, donde te conviertes en el centro de los ataques o reproches, busca encontrar una postura neutral en tus emociones, focalízate en tus verdaderos intereses, no permitas que nada te distraiga de tus objetivos. Es doloroso sentirse en el medio de una guerra emocional, pero lo principal, es que puedas mentalmente, alejarte de esa maraña de sentimientos y le des un giro hacia tu favor.
Recuerda, que antes de reaccionar ante las exigencias emocionales de otras personas, respira profundo y piensa en cuáles son los reales intereses que te llevaron a estar viviendo esa circunstancia tan compleja. Si hay algo que va en contra de tu propia esencia, aprende a decir No. Esta palabra implicará que comiences a respetarte y a cuidar tus propias emociones. La palabra No, te dará un abanico de opciones que te permitirán ser la persona que tu deseas convertirte.
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