La ley de atracción es una ley de CAUSA y EFECTOS. La causa siempre eres tú, el contenido de tu mente. El efecto, es todo cuanto parece acontecer en tu vida.
Las afirmaciones positivas NO FUNCIONAN por que son tan sólo la declaración de algo que deseas que suceda. Una afirmación debiera ser la manifestación de lo que es. Y si en tu mente ya eres, ¿dónde está la necesidad de recordártelo a cada momento?... lo afirmas con tus actos, lo afirmas con cada decisión que tomas, con cada paso que das...
Si tu mente es abundante, observarás la abundancia en tu vida; si tu mente es amor, experimentarás amor en tu vida; si tu mente está expuesta al miedo, el conflicto, los celos o la envidia, tu vida no hará más que reflejar esas cualidades internas.
Los deseos provienen del mundo del ego, son algo completamente ajeno al espíritu. Cuando deseas algo, implícitamente estás declarando que con ese algo te sentirás mejor: más feliz, más seguro, más cómodo, más eficiente, más generoso, más paciente, más amoroso… en resúmen, inconscientemente crees que necesitas ese algo para que te complete. Y la ley de atracción NO FUNCIONA con necesidades, SOLAMENTE FUNCIONA CON REALIDADES, la realidad de cada mente individual…. observa el contenido de tu vida, pues ese es el contenido de tu mente inconsciente, esa es la realidad para ti.
Tú ya estás completo, tú ya ERES TOTAL, no necesitas nada que no proceda de ti. Lo que sucede es que por eones lo has estado negando, y en esa negación, has conseguido olvidarlo, te has privado a ti mismo de la posibilidad de experimentar tu auténtica naturaleza.
De modo que ahora nos encontramos en este mundo, un mundo que no comprendemos y que carece de significado. E intentamos dotarlo de propósito, y escuchamos que hemos venido aquí a pasarlo bien, nos dicen que nuestro objetivo debe ser satisfacer todos los caprichos/aspiraciones mundanas de una mente que no se conoce a sí misma, y decidimos que nuestra meta se encuentra en obtener el mayor número de deseos, para así poder declarar que tenemos una vida exitosa. Intentamos satisfacer todos esos deseos, bajo el pretexto de que tenemos derecho a lo bueno, a lo bello, a lo mejor… pero tú ya eres lo bueno, lo bello y lo mejor, y jamás nada de este mundo podrá compararse contigo…
El éxito de un ser humano, no se mide por lo que tiene, sino por lo que hace con respecto a lo que tiene. Es una actitud, una disposición mental. ¿Comprendes que todas esas cosas jamás podrán completarte? ¿Tu actitud es de desapego, o por el contrario vives por y para mantener esas cosas y acumular otras nuevas? ¿Estás dispuesto a abandonarlas en cualquier momento con una sonrisa en tus labios, o consideras que con ello perderías tu felicidad?
¿Cómo vas a recordar quién eres, si estás buscando en el lugar equivocado? Un coche más grande no te proporcionará esa experiencia, ni una casa mejor o un trabajo distinto. La experiencia la encontrarás de retorno al amor, y eso es algo que nada tiene que ver con el mundo de ahí fuera, y absolutamente todo con tu decisión de valorar únicamente lo que tiene valor.
En contra de lo que sostienen los gurús de la ley de atracción, no hemos venido a este mundo a satisfacer nuestros deseos egóicos (que no son más que la trampa que perpetúa esta ilusión de mundo), sino a alcanzar conciencia de nuestra verdadera identidad, y puesto que lo hemos olvidado, en algún momento tendremos que iniciar el trabajo de reaprender, de recordar.
No hay nada de malo en desear, un coche más grande, una pareja afín, un montón de amigos, un cuerpo perfecto y saludable… pero sabiendo en todo momento que ése no es el fin último.
En mi opinión, es muy importante que establezcas tus prioridades, una especie de declaración de intenciones. ¿Buscas satisfacer un amplio abanico de deseos materiales, o lo que verdaderamente te importa y ocupa es la búsqueda del espíritu?. Es fundamental que lo decidas, que te definas, pues con ello te sitúas en un camino u otro.
No puedes conocer tu ser y perseguir metas mundanas, pues lo que tú eres, NO ES DE ESTE MUNDO. Debes decidir a qué amo deseas servir, cualquiera de ambos estará bien, pero uno te mantendrá esclavizado en el mundo de las ilusiones (ego), mientras que el otro te liberará de toda limitación (espíritu).