"Una de las valentías menos reconocida ¡hay tantas personas que cayéndose por dentro aparentan fortaleza! Hablan fuerte, claro, luchan, miran directo a los ojos, actúan, apenas se quejan callan sus batallas continúan viviendo sin que muchos sepan que están desgarrándose por dentro. Sin duda es una de las valentías más admirables pero aún siendo así, a mi me gusta recordarles a mis pacientes que TENEMOS PERMITIDO SER DÉBILES, que no es un mérito del que enorgullecerse aparentar tanta impecable valentía y fuerza si estamos tan cansados y tan solos en las luchas. Podemos aceptar que dimos hasta nuestro límite humano de tolerancia y animarnos a pedir ayuda. Podemos derrumbarnos a llorar un rato en el camino, ya tocará secar las lágrimas y volver al duro recorrido. Podemos abrazarnos un rato, sedientos de gestos amorosos que la realidad no nos regala, y hablarnos a nosotros mismos, calmarnos, aclararnos, confesarnos, aconsejarnos y convertirnos en nuestro mejor amigo. Podemos golpear puertas, llamar a otros, explicar lo que sentimos, eso sí: eligiendo siempre los mejores recipientes donde depositar nuestro cansancio y tristezas. Pero aún así reconociendo la debilidad somos valientes por el simple hecho de seguir viviendo, aún sin tener fuerzas aún doliendo cada hueso y cada rincón adentro del cuerpo y del ánimo somos valientes por animarnos a ver lo que nos pasa sin adornos y aún así decidir que vale la pena vivir, que de ésta saldremos, que de esto aprenderemos, que el golpe bajo pudo ser fuerte, pero de la lona nos levantaremos. Y tarde o temprano siempre llega la oxigenación de los buenos momentos, el regalo inesperado de la vida, acontecimientos sorpresivos con el obsequio del relax y las sonrisas incluso de energía nueva con proyectos frescos.
Es difícil cuando estamos heridos, creer que existe la magia de esos tiempos buenos y plenos pero el que vivió lo sabe y aprende esa certeza: pase lo que pase, me hunda en donde me hunda, siempre llega el rescate de esos instantes sanos, gozosos que justifican todo. Y por eso nos volvemos valientes porque aprendimos la lección oculta que nunca falla y podemos mantenernos de pie ante cualquier tormenta, la externa o la interna,enseñanzas de la vida que nos confirman que aunque haya lágrimas siempre llega la sonrisa".
Ps. Patricia Cabrera Sena