EXISTEN ALGUNOS TEMAS QUE POR OMISIÓN O INTENCIONALMENTE SE CALLAN. OTROS SE HABLAN, PERO GENERAN INCOMODIDADES O ROCES. EVITAR CONVERSAR SOBRE ELLOS NO ES ADECUADO EN TODOS LOS CASOS. EN ALGUNAS SITUACIONES, ABRIR LA COMUNICACIÓN SOBRE ESTOS ASPECTOS PUEDE AYUDAR A DESTRABAR ALGUNOS DE LOS CONFLICTOS.
“Siempre me gustaron las películas para adultos y el material de sexo explícito en Internet. Nunca se lo dije a mi esposa porque a ella no le gustan y creí que no lo entendería. Hace poco encontró las películas y a partir de ahí nos distanciamos; se puso mal porque se lo había ocultado. No entiendo, ¿tenemos que decir todo o callar ciertas cosas?”
Este caso es ilustrativo y demuestra alguno de los motivos por lo cuales preferimos callar. No obstante, varias razones nos llevan a no hablar de ciertos temas:
√ Evitar los conflictos inherentes a conversar temas delicados.
√ Ejercer el poder (o mejor dicho el control o la coacción) sobre la otra persona.
√ Querer mantener el control que, muchas veces, calma la ansiedad por no saber cómo encarar las situaciones (y el miedo a sentir que algo se nos va de las manos, el temor a la vulnerabilidad o alguna sensación similar de peligro emocional).
√ Por otro lado, hay ciertos temas personales que no aportarían nada a la relación.
LOS TEMAS RELEGADOS EN LA SEXUALIDAD
Hay algunas cuestiones relacionadas con la sexualidad de las cuales en las parejas frecuentemente se evita hablar, a veces porque son fuentes de conflicto, otras por vergüenza o por tabú. Sin embargo, dejar de conversar ciertas cosas puede llegar a producir, a la larga, problemas más graves o difíciles de resolver. Entre ellas, podemos nombrar:
Fantasías, deseos y expectativas sobre la relación.
Necesidades emocionales profundas.
Conductas sexuales presentes o ausentes (cosas que el otro hace o deja de hacer o formas de hacer, que producen frustraciones).
Salud genital (infecciones, enfermedades o situaciones que produzcan sensaciones desagradables).
Pasado sexual.
Tiempos para la excitación y el orgasmo.
Miedos sobre el rendimiento sexual.
Anatomía sexual (formas y tamaños del cuerpo).
Necesidades de frecuencia sexual.
Momentos y lugares de los encuentros.
¿QUÉ HACER SI UN TEMA ES GENERADOR DE CONFLICTOS?
Una de las primeras consideraciones es la importancia de este tema para la armonía en la relación. Si el problema es menor porque no toca necesidades o emociones profundas es posible soslayarlo, previendo las posibles consecuencias del silencio. Puede llegar a producirse resentimiento por la represión de una necesidad o problemas cuando la otra persona se entera de lo que había sido callado. Si, en cambio, aquello no dicho deja un vacío que puede convertirse en una brecha importante en la pareja, es importante encontrar la forma, el momento y el lugar adecuados para tocar el tema.
LA COMUNICACIÓN: UN INSTRUMENTO DE PODER
Uno de los aspectos que entra en juego en toda relación es el poder. NO obstante, a veces se usa lo que se dice y lo que se calla como forma de ejercer el control sobre la pareja.
Existe una diferencia entre estos conceptos. El poder es la capacidad de tener decisión sobre la propia vida, de tomar las riendas de nuestra experiencia. El control, por su parte, es el intento de manipular una situación para adaptarla a los propios deseos o necesidades, sin tener en cuenta a la contraparte, utilizando, quizás, recursos que conducirán al malestar y no a la armonía.
¿Cómo puede una persona ser poderosa y no controladora? Una persona poderosa es responsable de sí misma y de sus acciones, actitudes y palabras. Una persona controladora, por el contrario, quiere que la vida y los demás sean como ella quiere, sin tomar en cuenta lo que en realidad sucede y lo que al otro le pasa.
EL SILENCIO EN LA PAREJA
Tanto lo que se dice como lo que no forma parte de la comunicación, uno de los pilares fundamentales de cualquier vínculo amoroso y de confianza.
Todos tenemos un espacio propio, una intimidad muy personal que, a veces, es bueno resguardar. Pero la decisión de decir o callar tiene que ver con la intención, el para qué del mensaje.
El silencio es tan importante como las palabras, aunque su peso reside (también) en la intención. Si la intención es compartir un espacio amoroso y en paz, bienvenido, pero si el propósito es evitar un tema escabroso que tarde o temprano corre el riesgo de explotar, conviene encontrar la conexión que facilite el contacto.
Cuando en la pareja hay suficiente confianza, es posible aprender a reírse de lo que produce dolor, lo que ayuda a aliviarlo. El humor proviene de lo que duele, pero cuando podemos cambiarle la polaridad, se modifica la perspectiva de las cosas. Y todo comienza a ser más liviano.
Es recomendable proponer espacios para conversar abiertamente sobre sexo, porque es uno de los ámbitos de la pareja donde se ponen de manifiesto las características profundas de la relación y se juegan situaciones de control y de poder.
Para auto-evaluarse
¿Cuál es el límite para decir o callar?
Si bien la comunicación fluida y abierta es uno de los pilares de la relación de pareja, es interesante preguntarse: ¿tenemos que decir todo? No, hay espacios propios, de la intimidad personal que pueden ser preservados.
Es importante analizar las consecuencias de ese posible diálogo. El límite está en decir para qué.
Esto que voy a decir, ¿qué le va a aportar a la relación? ¿La relación crecerá, evolucionará o será destructivo?
¿Nos va a hacer sentir mejor a los dos o va a ser una fuente de conflicto y/ o malestar?
¿Qué quiero lograr con lo que diré?
Si callo esto, ¿seguiré estando en paz?
Consejos del especialista: recursos para mejorar la comunicación
Identificar y expresar sentimientos, asumiendo la responsabilidad por ellos.
Detectar y expresar las necesidades detrás de esos sentimientos.
Practicar la empatía (comprender sentimientos y necesidades de la otra persona).
Saber pedir (y no exigir).
Expresar correctamente la ira.
Ofrecer reconocimiento.
Hacer acuerdos efectivos (previendo las consecuencias posibles del no cumplimiento).
Usar el sentido del humor.
Es importante tener cuidado porque “lo que no se dice derecho, se dice torcido”. Esto se relaciona con la expresión de necesidades legítimas y los pedidos para satisfacerlas. Se trata de asumir conscientemente las consecuencias tanto de decir como de no decir. Y como siempre, una de las claves está en conocerse cada vez mejor a sí mismo.
Asesoramiento:
Lic. Verónica Kenigstein
Facilitadora tántrica, terapeuta de parejas, sexóloga.