El Síndrome del Impostor

Existe un tipo de personas triunfadoras y con éxito profesional que, sin embargo, no disfrutan de este éxito. Piensan que su situación es inmerecida, que son un fraude, ya que no son lo que la gente piensa. Infravaloran sus aptitudes por muy capaces que sean y se sienten inseguros, creen que en cualquier momento se van a descubrir sus debilidades y que pueden perder su situación de privilegio. Estas personas padecen lo que se denomina el Síndrome del Impostor

¿Qué es el Síndrome del Impostor?

Hace referencia a la tendencia que tienen algunas personas a pensar que están sobrevaloradas profesional o socialmente y al miedo que les produce el hecho de poder ser descubiertos.

Son personas que han alcanzado cierto éxito profesional y social, pero atribuyen este éxito a factores externos como la suerte y las circunstancias, en vez de atribuirlo a merecimientos propios.

Las personas que padecen este síndrome se ven abrumadas por su responsabilidad, aunque en la mayoría de las ocasiones tengan suficiente talento y capacidad para llevar a cabo su trabajo, el miedo al fracaso les atenaza y puede hacer que rindan por debajo de sus posibilidades.

¿Qué personas padecen este síndrome?

Algunos estudios establecen que la mayoría de las personas en algún momento de su vida sienten esa sensación de ser un impostor, de estar ocupando un lugar que no le corresponde, pero en algunas personas esa sensación se produce continuamente. Estas personas cuanto más éxito consiguen, más impostoras se sienten.

Este sentimiento con frecuencia es inversamente proporcional al tiempo que una persona ha tenido que emplear y al esfuerzo que ha tenido que realizar para obtener el éxito profesional o para llegar a ocupar un puesto de importancia.

Aquellos jóvenes que consiguen empleos con cierta responsabilidad profesional pero sin tener la experiencia suficiente son muy vulnerables en este sentido. El recelo de compañeros y subordinados de mayor edad y experiencia también ayudan a que esa persona se sienta un impostor.

El síndrome del impostor lo padecen personas de ambos sexos, pero es mucho más común en las mujeres. Probablemente, esto sea debido al rol que tradicionalmente ha otorgado la sociedad a la mujer.

En muchas familias se daba más relevancia a los logros académicos y profesionales de los hijos varones que de las hijas. Por otro lado, el número de mujeres con cargos directivos y ejecutivos es aún muy inferior que el de los hombres, lo que hace que se sientan continuamente vigiladas y observadas.

Este síntoma no sólo lo padecen las personas que han conseguido cierto éxito profesional, también lo pueden sufrir aquellas otras que aunque no desarrollen un trabajo de prestigio o un cargo de responsabilidad, son valoradas y reconocidas profesionalmente por su entorno profesional.

Características de quien lo sufre

Los afectados por este síndrome son personas inseguras, en muchos casos con padres excesivamente exigentes incapaces de elogiar sus logros y reconocer su talento y sus habilidades.

Son muy habituales estos casos en aquellos chicos que siempre han estado a la sombra de sus hermanos, llevándose éstos siempre los mayores elogios y reconocimientos, aunque no siempre estuviesen justificados. En general, este síndrome refleja a personas con una baja autoestima.

Consecuencias del síndrome del impostor

El síndrome del impostor puede dar origen a algunas patologías como el estrés, la ansiedad o la depresión. La inseguridad y la zozobra que les produce la situación laboral que viven, creyendo continuamente que no van a ser capaces de realizar bien su trabajo y pensando que en cualquier momento puede ser descubierto su supuesto fraude, hace que caigan fácilmente en estados de ansiedad y estrés. Por otro lado, todo esto les lleva a un pesimismo y negativismo que puede llegar a desembocar en una depresión.

Respecto a si el rendimiento laboral de las personas que sufren este síndrome puede verse afectado negativamente o no, hay diversas opiniones. Algunos estudios diferencian a las personas que sufren este síndrome de las personas genuinamente pesimistas.

Por lo general, las pesimistas se bloquean ante situaciones complicadas, y pueden llegar a abandonarlo todo. Sin embargo, en el caso de las personas que padecen este síndrome, esto no suele ocurrir y, en muchas ocasiones, ponen todo su empeño y emplean horas y horas para conseguir otro éxito que les permita ocultar su supuesto fraude.

Pero en cualquier caso, lo que sí está claro es que estas personas no disfrutan de su éxito ni de su situación de privilegio. Envidian a las personas que tienen un nivel laboral más bajo, ya que consideran que tienen una vida más fácil, sin tantas preocupaciones y responsabilidades. Se sienten que están continuamente siendo analizados por los demás, lo que hace que muchas veces se vuelvan suspicaces y algo paranoicas.


Dª. Trinidad Aparicio Pérez
Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia