Antes de abordar este tema, quiero aclarar que hablo de casos "generales". Por tanto que nadie extrapole estas reflexiones a casos extremos de figuras tanto maternas como paternas que sean asesinos, violadores, pederastas, drogadictos, maltratadores, etc. Se trata pura y exclusivamente de hijos nacidos o adoptados en un núcleo familiar constituído por una pareja dentro de lo que podemos considerar una vida "normal".
El síndrome de alienación parental es el nombre que se le ha dado a este fenómeno tan frecuente entre los hijos de separados o divorciados. La presión psicológica es tan fuerte que los niños optan por ponerse de lado de uno de sus progenitores y rechazar al otro. Pura supervivencia.
He conocido personas a las que he visto desarrollar un odio acérrimo hacia su ex pareja y al tiempo ejercer una presión sin tregua sobre sus hijos con el fin de inocularles ese mismo sentimiento hacia su padre o madre. Individuos que tienen la inteligencia emocional en los pies y con ella arrastran a sus descendientes al más vil de los fangos.
Una forma de venganza pobre, rastrera, miserable y a mi modo de ver, totalmente condenable.
Hay quien se olvida que uno puede cambiar de pareja, hay miles de personas en el mundo que pueden ostentar ese título, sin embargo, sus hijos no podrán tener más padre o madre que el que tienen, eso no puede cambiarlo nadie.
Hay frases célebres, otras ciertas, otras que se aúnan, son célebres y ciertas, como por ejemplo que "el tiempo pone a cada uno en su lugar".
Los niños necesitan esa figura materna o paterna con la que han convivido, aunque esas personas no respondan al modelo ideal, pero es mejor eso para su crecimiento y formación, que la ausencia fuera de guión.
Tiempo tendrán cuando sean adultos, cuando tengan más fortaleza para soportar decepciones o golpes afectivos de descubrir que sus padres no eran los imaginados (si fuese así).
Por eso no es necesario, adelantar sufrimientos, provocarlos, forzarlos y mucho menos si ese sufrimiento tiene como destinatarios nuestros propios hijos.
¿Es tan difícil ser objetivo y separar los sentimientos negativos que se pueden tener por quien fue nuestra pareja sin trasladárselos a nuestros hijos?..por lo que veo...SI.
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