El orgasmo es la culminación de la excitación, el punto más álgido en la relación sexual. Lo experimentan hombres y mujeres. Conoce cómo alcanzar el placer y las técnicas para incrementarlo.
Se ha hablado del orgasmo como experiencia cumbre, culminación de la excitación, unión con lo universal, etc.
Para algunas personas es todo eso y más. Para otras sólo se llega a encender la chispa. Es difícil definir el orgasmo en hombres y mujeres, ya que es una experiencia individual, subjetiva y propia.
Si un hombre espera fuertes contracciones o gritos de la mujer, como si estuviese fuera de sí, en la práctica, esto no se da. Puede creer que algo marcha mal o que su actuación no ha sido buena, pero se equivoca.
Si la mujer espera fuertes alaridos, movimientos musculares bruscos y estos no tienen lugar, puede pensar que no gusta lo suficiente a su compañero. Entonces puede simular, y sobre todo, no disfrutar. Pero se equivoca nuevamente porque no por ello la relación va a dejar de ser placentera.
La palabra orgasmo viene de dos términos griegos: “orgasmos”, que significa madurar, aumentar, llenarse de deseo, y “orge” que significa impulso.
Los orgasmos pueden ir de intensos a menos intensos, pero ni unos ni otros indican más intensidad o placer.
Existen cambios fisiológicos debidos a la edad. Y una interpretación errónea nos puede llevar a la preocupación y al sufrimiento. Por ejemplo, el tardar más en la excitación puede producir malas interpretaciones del tipo "soy impotente" o "soy frígida".
Sin embargo, al conocer estos cambios se pueden descubrir más ventajas en la vivencia del placer. La manera de tener un orgasmo es permitirse sentir placer, experimentar el placer y la excitación.
Conocer y acrecentar el éxtasis
El orgasmo no empieza ni acaba en los genitales. La palabra éxtasis significa dar un paso hacia fuera de uno mismo. Se ha hablado del éxtasis como un estado difícil de alcanzar.
Abran Maslow descubrió que prácticamente todo el mundo ha tenido experiencias que se recuerdan de una manera especial, experiencias culminantes que todos tenemos capacidad para experimentar.
Si observamos el juego en los niños, dejan que su exaltación les lleve lejos. Se permiten brincar, fantasear, gritar, etc. Y sobre todo viven el momento, la situación y se dejan llevar por el juego.
Es importante conocer que cuando la energía alcanza un punto álgido, relajamos el cuerpo, esta energía se extiende por todo el organismo, y proporciona la sensación de fundirse con el todo, el sonido, la voz y la respiración del amante. Este arte, según los textos tántricos, es básico para alcanzar el éxtasis.
El movimiento y la respiración están directamente relacionados con las emociones. El modo de movernos y de respirar influyen en el modo de sentir. Respirar profunda y plenamente amplifica las sensaciones
A cultivar
- El no buscar el orgasmo nos ayuda a eliminar la ansiedad, a dejarnos llevar y a sentir el placer.
- No hay prisa. Se debe disfrutar cada fase del placer al máximo, dirigiendo la atención hacia tu cuerpo, y centrando las sensaciones en el momento presente. No estés pendiente de tu pareja ni de tu alrededor.
- Estar vivo es moverse, respirar y sentir. Si nos ponemos rígidos, no sentimos. Relajarnos nos ayuda a recuperar las sensaciones.
- La energía debe fluir, porque el orgasmo es una sensación reflejo. No trates de controlar.
- Para ser conscientes, se debe empezar con el simple ejercicio de decirte a ti mismo: “Me doy cuenta de la sensación de calor, de mi respiración, de mi pecho, de las oleadas de placer ... Respiro profundamente y voy relajando mi cuerpo”
María Jesús Mañes Morales
Psicóloga – Sexóloga