Por: Dr. Ezequiel López Peralta
Nos resulta un poco difícil pensar en un hombre que tiene una dificultad repetida para lograr su orgasmo y eyaculación, de hecho cuando hablamos de “anorgasmia” solemos imaginarnos a una mujer. Claro, el orgasmo femenino es aprendido y requiere, en general, de una serie de estímulos y condiciones que la mujer y su pareja deben conocer. Mientras que en el caso del hombre, ésta fase de la respuesta sexual se alcanza de manera más automática, y en realidad la dificultad con la que nos encontramos es la de demorar ese momento.
Cuando el hombre no llega al orgasmo siente una gran insatisfacción sexual, angustia y desconcierto. La mujer también sufre el impacto, precisamente porque sabe que no se trata de una situación común en ellos. Así, comienza a tejer en su mente diferentes teorías que generalmente no condicen con la realidad.
Pero definamos a la anorgasmia masculina: es la dificultad del hombre para alcanzar el orgasmo y la eyaculación, a pesar de tener un buen estímulo sexual tanto en calidad, cantidad y duración. Para que sea considerada una disfunción sexual, debe ocurrir en un tiempo mínimo de seis meses y suceder en al menos uno de cada cuatro encuentros sexuales.
¿Las causas? Pueden ser varias y combinadas: inhibiciones psicológicas, efectos de traumas sexuales, trastornos psicológicos (stress, ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo), efectos secundarios de medicaciones (especialmente psicofármacos), hábitos masturbatorios no convencionales, conflictos de pareja, trastornos urológicos congénitos, enfermedades médicas, entre otras.
La anorgasmia masculina se puede tratar, y requiere de algunos pasos básicos: valoración médica, diagnóstico psicológico, evaluación del estímulo sexual y de la relación de pareja, en suma, un abordaje multidisciplinario. Recomendamos comenzar por una consulta con especialista en Sexología, quien hará luego las correspondientes derivaciones. Los tratamientos están basados en la solución de las causas básicas de la anorgasmia, por ejemplo modificar una indicación de medicamento que pudiera afectar al orgasmo. Y luego diferentes técnicas de estimulación física y psicológica, individuales y en pareja, para mejorar el rendimiento orgásmico y la calidad de las relaciones sexuales.
Existen además algunos casos especiales.
• El orgasmo sin eyaculación u “orgasmo seco”, que consiste en alcanzar las sensaciones y contracciones musculares del orgasmo, sin expulsión de semen.
• La anhedonia eyaculatoria, que es la eyaculación con una pobre o nula sensación de placer.
• La astenia eyaculatoria, cuando el hombre eyacula sin fuerza en la expulsión.
En estos casos las causas suelen ser médicas, y la consulta indicada es con Urología.