Ahora se sabe bien que los estados mentales viciosos, las emociones violentas y las pasiones explosivas provocan cambios químicos en el cerebro y envenenan las células vitales en todo nuestro organismo.
Cada pensamiento o emoción hace vibrar cada célula del cuerpo y deja en ellas su propia influencia.
Para estar saludables, ser felices y exitosos debemos ser buenos. No hay otro camino hacia la verdadera felicidad y hacia la prosperidad real.
¿Te has percatado de que es posible leer en tu cara y en tus modales el contenido de tus pensamientos; de que tu rostro es una pizarra donde se muestra lo que ha estado en tu mente durante años?
Un cuerpo sano se logra con la externalización, con la visualización de pensamientos saludables. Y también es sano aquel que sigue sus ideales, y mientras uno sostenga un ideal joven, vigoroso, progresivo, enérgico y creativo en la mente, el cuerpo responderá a ese pensamiento.
Nunca te permitas tener una idea defectuosa, limitada y minimizada de ti mismo; nunca alimentes ni por un momento un modelo de salud imperfecta, pues esos modelos mentales de ti mismo de a poco se reproducirán en tu condición física.
Sólo intenta un experimento: piénsate como un ser absolutamente perfecto, que posee una salud excelente, un cuerpo magnífico, una constitución vigorosa, una mente sublime y capaz de soportar cualquier cantidad de tensión.
Nuestros ideales, ideas, pensamientos, emociones, estados de ánimo, nuestra actitud mental constantemente envían una sucesión de vibraciones a través de cada célula, de cada órgano y a través de todas la funciones corporales. Hay una sucesión perpetua de estos impulsos a través de la totalidad de la masa de millones de células.
Ahora se sabe bien que los estados mentales viciosos, las emociones violentas y las pasiones explosivas provocan cambios químicos en el cerebro y envenenan las células vitales en todo nuestro organismo. Somos mucho más susceptibles a las enfermedades cuando sufrimos alguna clase de discordancia mental, de alguna desilusión o de “melancolía”, debido a las células que se dañaron por la presencia de cambios químicos, y también por la mala alimentación, la digestión defectuosa y el envenenamiento mental auto inducido.
Cuando sobrevenga un desequilibrio producto de la preocupación, de la ansiedad, la ira, la venganza o los celos, debes saber que estas cosas te absorben la energía, desgastan tu vitalidad a un ritmo escalofriante, y no sólo no hacen bien, sino que también oxidan la delicada maquinaria mental, induciendo un envejecimiento prematuro y acortando la vida. Los pensamientos de preocupación, de temor y de egoísmo son fuerzas interiores tan malignas que destruyen la armonía y arruinan la eficiencia, mientras que los pensamientos opuestos producen exactamente el resultado contrarios suavizan en vez de irritar, e incrementan la eficiencia, multiplicando el poder mental.
Cinco minutos de enojo pueden producir tal caos en las delicadas células vitales del sistema nervioso, que podrían pasar semanas o meses antes de que el daño se repare, e incluso puede que nunca se cure.
Muchas personas permanecen en un estado de auto envenenamiento crónico debido a sus pensamientos amargos, vengativos, de odio, celos y egoísmo, o debido a sus caracteres violentos y sus arranques de cólera. Estos prisioneros de sí mismos no sólo destruyen su felicidad y su éxito presentes, sino también muchos años de sus vidas.
Todo lo que mejore la salud de la mente mejorará la salud del cuerpo. El pensamiento optimista, inspirador, alegre y energizante no sólo es un excelente tónico mental, sino que también lo es para el cuerpo.
Nunca te dejes convencer de que no tienes el dominio total de ti mismo. Afirma con convicción tu propia superioridad sobre las enfermedades del cuerpo, y no te reconozcas nuca como un esclavo de un poder inferior.
No es difícil alejar los pensamientos venenosos de la mente. Todo lo que uno necesita hacer es sustituirlos con el pensamiento opuesto al que produce el veneno fatal, pues siempre funcionará como antídoto. La discordia no puede existir allí donde hay armonía. El pensamiento caritativo, amoroso, rápidamente matará al pensamiento de los celos, del odio y de la venganza. Si forzamos visualizaciones placenteras y alegres en nuestras mentes, los pensamientos oscuros y “melancólicos” se tendrán que ir.
El amor es la ley normal de nuestro ser, y cualquier alejamiento del pensamiento del amor resultará en una anarquía de la economía física, porque la ley de nuestro ser habrá sido violada.
Por Rosa Port
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