Por: Dr. Ezequiel López Peralta
Consideramos “ayudas sexuales” a diferentes accesorios para el placer de la mujer que generalmente se venden en tiendas especializadas. Los temores y prejuicios asociados a este tipo de artículos se han ido despejando con el correr del tiempo, y hoy es algo mucho más natural y aceptado por gran parte de las parejas que los utilizan para variar su vida íntima.
Existen diferentes clases de ayudas sexuales, y cada una nos provee de ventajas específicas. Las más conocidas y utilizadas son los vibradores, que antes tenían una forma absolutamente fálica, lo que asustaba a veces a las mujeres y generaba ciertos sentimientos de rivalidad a sus parejas masculinas. Pero actualmente contamos con vibradores mucho más amigables en cuanto a sus formas y tamaños, desde los delfines estimuladores de punto g, hasta los anillos con cilindros en la parte superior, pasando por lenguas de silicona y lápices de labios muy simpáticos. Todos cumplen la misma función: estimular zonas específicas de la anatomía íntima femenina, especialmente el adorado clítoris. Si vas a incorporar un vibrador, te recomiendo que primero lo utilices sola, en un ámbito privado, para que reconozcas el punto exacto que te produce placer, el tipo de vibración y la presión o movimientos que acompañan al estímulo. Luego será el momento se compartirlo de a dos, si eso forma parte de tu fantasía. Son muy útiles para producir o acelerar el orgasmo, por lo tanto una parte casi necesaria de las terapias sexológicas de la anorgasmia femenina.
Otro tipo de ayudas sexuales son las bolas chinas, que consisten en varias esferas unidas por una cuerda que se insertan normalmente en la vagina. Al retirarlas producen sensaciones placenteras. Una alternativa es utilizar unas bolas especiales (que en realidad son dos) y que se dejan aproximadamente un minuto en tu vagina mientras mantienes los músculos que rodean a la entrada (introito) contraídos. Ese es el llamado ejercicio Kegel, puede repetirse varias veces al día y fortalece la musculatura perivaginal, lo cual es parte del tratamiento de algunas disfunciones sexuales femeninas como la anorgasmia y el vaginismo.
Siguiendo con este “tour virtual” por una tienda erótica, vas a encontrarte con productos que se enmarcan dentro de la “cosmética romántica”: aceites para masajes, geles saborizados para sexo oral, cremas que producen frío o calor para aplicar en las mucosas genitales. Son interesantes como parte de un juego erótico que jerarquiza las sensaciones de la piel, algo que debemos explotar para aprovechar todo el potencial que tenemos a lo largo y a lo ancho de nuestro cuerpo.
Finalmente puedes encontrar otro tipo de complementos para el placer como disfraces, juegos de mesa, antifaces, o incluso algunos más osados como esposas y suaves azotadores.
De más está decir que todo lo que puedas utilizar para el goce compartido tiene solo dos límites: tu imaginación y lo que acuerdes junto con tu pareja.