La vida se caracteriza, muchas veces, por ser una cadena de problemas que parecen no tener solución. Nos sentimos ahogados ante las dificultades por culpa de nuestra falta de visión y en ocasiones preferimos huir en lugar de darle el frente y solucionarlo.
Es normal esta situación, pero no debe convertirse en una costumbre. ¿Sientes que no puedes solucionar tus problemas?, te felicito sinceramente. Eso quiere decir que la vida está exigiendo algo más de ti, quiere saber cuánto puedes llegar a crecer ante las dificultades. La vida te está gritando en la cara que tú puedes dar mucho más, que tienes más talento y un enorme potencial, te está diciendo ¡eeeeyyy, despiértate y levántate, es hora de entrar en acción!
Frente a los problemas, la actitud de la persona humana se comporta de tres maneras distintas:
1. Aquella en que el hombre se retrae frente al problema y se retira sin afrontarlo, huye.
2. La más consecuente, cuando la persona objetiva el problema, lo asume, lo analiza le busca solución. Se enfrenta y vence.
3. Quien ante la dificultad lo que hace es ignorarla, con arte la rodea y sigue su camino, pero siempre con el problema a su espalda. Esa es la actitud de quien huye hacia adelante.
Entre los problemas que afronta la humanidad los hay de dos naturalezas: Problemas materiales y problemas sociales. Para los primeros, el recurso es la ciencia y la técnica aplicadas con el saber y el trabajo. Los problemas sociales, sin embargo, presentan un cariz muy distinto. En la medida que los actos sociales son consecuencia de la concurrencia de variados individuos, su problemática no puede ser tratada, sino por el análisis conjunto de las motivaciones que reflejan las actitudes en conflicto.
Todo acto humano libre corresponde a unos estímulos, a un porqué, a un para qué. En principio, la voluntariedad de ese acto estaría orientada a producir o conseguir un bien. El problema se produce cuando el bien buscado entra en conflicto de intereses con los bienes apetecidos igualmente en los actos ajenos.
Ante los problemas sociales de esta naturaleza, una de las actitudes posible es la de no asumir la existencia del conflicto de intereses, pasar por encima, dejando latente el problema como si el mismo careciera de entidad.
Cuando así se actúa, sea a nivel familiar, laboral, político, comunitario, etc., la mayor parte de las veces el problema, falto de atención, no sólo no desaparece sino que se desarrolla, llegando a la larga a poder convertirse en una intrincada oposición de planteamientos cada vez más difícil de abordar.
Las dos principales causas que generan las controversias humanas en el ámbito de grupo son: La falta de cultura social y la injusticia. Ambas responden a la marginación de un mismo denominador: El bien común.
Pasar por encima de los problemas sociales sin invertir en la promoción de la cultura social, en la conciencia de la necesidad de relativizar los derechos sobre los bienes en función de que se forma parte de una colectividad, se convierte en una temeridad para quienes ejercen cualquier tipo de autoridad.
Evitar las exigencias de la justicia social en las determinaciones de quienes ejercen el poder, no supone más que intentar ignorar una problemática cuya propia dinámica interna casi siempre termina por generar un espiral de violencia.
Cuando el hombre no vence los problemas que se enfrentan, los problemas le acaban venciendo a él. Cuando la sociedad no asume y racionaliza sus propias contradicciones, éstas terminan por sangrarla. Al huir hacia delante, se sigue, pero huyendo.
10 PASOS PARA SOLUCIONAR SUS PROBLEMAS:
Paso 1.- Modifica tu lenguaje de negativo a positivo. En lugar de utilizar la palabra "problema", utiliza la palabra "situación" o "circunstancia". Un simple cambio como este te ayudará a ver desde una perspectiva diferente ese "problema".
Paso 2.- Define con claridad la situación. ¿Cuál es exactamente el reto al que te estás enfrentando? ¿Qué está causando esa sensación de ansiedad o estrés? ¿Por qué estás insatisfecho? ¿Qué te mantiene preocupado?… Escribe la respuesta a estas preguntas de la manera más clara que te sea posible.
Paso 3.- Pregùntate: ¿Qué más es el problema? No te contente simplemente con una respuesta superficial. Busca las raíces y el fondo del problema en lugar de dejarte despistar por los síntomas superficiales del mismo.
Paso 4.- Pregùntate: ¿Qué debe lograr la solución a este problema? ¿Qué ingredientes ha de tener la solución? ¿Cómo debería ser la solución ideal a este problema? Define todas las características que ha de tener la solución de una manera absolutamente clara.
Paso 5.- Elije la mejor solución comparando las mejores soluciones frente al problema por una parte, y tu solución ideal por la otra. ¿Cuál es la mejor manera de actuar en este momento bajo estas circunstancias?
Paso 6.- Antes de implementar tu decisión, pregúntate: ¿Cuál es la peor cosa que puede ocurrir si esta solución no funciona? Antes de poner esfuerzo, tiempo o dinero en una determinada decisión viene bien evaluar las consecuencias que tendrá el hecho de que esa solución fuese un absoluto fracaso.
Paso 7.- Establece puntos de chequeo en tu decisión. ¿Cómo sabrás que estás haciendo progresos en la dirección adecuada? ¿Cómo medirás el éxito de tus acciones? Haz tu avance y chequéalo periódicamente a lo largo de todo el proceso.
Paso 8.- Acepta la responsabilidad total por implementar la decisión. No es el momento de buscar excusas. Una vez tomada la decisión, eres es el responsable absoluto de los resultados.
Paso 9.- Coloca una fecha límite. Una decisión sin una fecha límite para estar implementada es una simple intención. No cometas este gran error. Las intenciones generalmente se posponen interminablemente y jamás llegan a materializarse.
Pero una decisión verdadera, por tremenda que parezca en la cantidad de esfuerzo que haya que poner para materializarla, tiene un poder increíble cuando existe el compromiso de una fecha límite.
Paso 10.- Toma acción. No es momento de vacilaciones llegadas a este punto. Cuanto más rápido te muevas en la dirección que haz establecido, antes resolverás el problema. Los grandes realizadores atacan los problemas donde es más fácil vencerlos: En el campo de las decisiones comprometidas y la acción.
"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrá escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento". Viktor Frankl
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