La mente divina es tu mente cuando está en unión con Dios. Tu mente es un gran recipiente, para ser cargado con los pensamientos que vienen de la divinidad y así producir efectos maravillosos en tu vida.
Para ello, debes encontrar el Reino de Dios que se encuentra en tu interior; al tomar consciencia de esto, ese Reino se convierte en una fortaleza para ti y para tu mente, y de esta manera, establecer la mente divina en ti.
El poder infinito está en tu corazón e influye en tu mente, y con esa conexión que hay en ti, y si tu lo permites, puedes superar cualquier obstáculo y alcanzar cualquier objetivo que te propongas que esté en concordancia con la felicidad perfecta para ti y tu mundo.
La mente divina es la gran posesión.
Con la mente divina, es recibir las bendiciones del cielo, es alcanzar la felicidad y la dicha. Los pensamientos de Dios forman tu mente, esa es tu naturaleza esencial, y al conectarte con esos pensamientos, constituyes la mente divina y así se te bendice.
Con la mente divina en ti, todo es favorable, está organizado y en orden, todo fluye libremente, nada se estanca, y todo llega a su termino en armonía amorosa.
Conceder el poder a tu Presencia Divina, es recibir energía de vida, es disfrutar de innumerables alegrías y éxitos, es no darle poder al mundo externo con sus creencias de limitación, carencias e infelicidades.
Con la posesión de lo grande en tu corazón y en tu mente divina, te mantienes en consciencia, en modestia y protegido; mantienes la envidia, las fuerzas oscuras y las imperfecciones dispersas; te mantienes apartado de los miedos del mundo.
Con la mente divina, estás bajo el influjo y la radiación de las bendiciones del cielo y todo sale de manera excelente.
El Maestro Confucio, gran sabio y maestro de la antigüedad en China, decía que: “Bendecir significa ayudar. El Cielo ayuda a quien se entrega, los hombres ayudan al veraz. Quien se conduce con veracidad y es abnegado en su pensar y además tiene en alta estima a los dignos, ese recibe las bendiciones del Cielo. Encuentra ventura y no hay nada que no sea propicio”.
Ama a Dios por sobre todas las cosas y con todas tus fuerzas; prométele obediencia, devoción y lealtad; Dios es la Gran Presencia dentro de ti, es el espíritu de vida, es poder Supremo. Niégate a darle poder a las cosas externas.
Recuérdate que Dios actúa en tu vida si tu lo permites, y cuando lo permites, todo se convierte en paz, armonía y abundancia en ti y en tu mundo.
Convierte tu mente en la mente divina, y esta actuación se trasforma en un hermoso éxito y en Bendiciones del Cielo.
Muchas Bendiciones
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