Las personas que meditan con frecuencia presentan una disminunción en la actividad cerebral de la zona relacionada con el “soñar despierto”y las divagaciones. Dichos procesos se asocian con la red neuronal por defecto (RND) del cerebro, en la que intervienen, en especial, la corteza cingulada posterior y la prefontral medial; también se relacionan, entre otros, con déficits de atención y trastornos de ansiedad, incluso con un sentimiento bajo de felicidad.
Un equipo de la Universidad de Yale, dirigido por el investigador y profesor de psiquiatría Judson A. Brewer, analizó las resonancias magnéticas funcionales de personas experimentadas en la meditación y de otras no habituadas a ello.El estudio se centró en tres técnicas de meditación: la concentración, (basada en la respiración), la meditación por amor-amabilidad (pensamientos de amor hacia uno mismo y hacia los demás) y la conciencia sin elección (no tratar de cambiar los pensamientos, dejar que pasen sin más).
Las neuroimágenes de los probandos habituados a meditar mostraron una disminución de la actividad en el RND, red neuronal que abarca la corteza cingulada posterior y la prefrontal medial. Este declive de la actividad cerebral se daba con independencia de la técnica de meditación que llevasen a cabo los participantes. Por otra parte, los investigadores hallaron que los cerebros de las personas acostumbradas a meditar presentaban una actividad en las regiones cerebrales relacionadas con el control cognitivo cuando no meditaban, fenómeno que no se registró en aquellos individuos novatos en la técnica. Ello podría indicar que los sujetos que meditan se hallan en constante vigilancia y suprimen la aparición del “yo” de sus pensamientos o divagaciones de la mente, características asociadas con algunas psicopatologías, como el autismo y la esquizofrenia.
Fuente: PNAS / psiquatria.com