Independientemente de la situación, o de la relación, cada persona es responsable de sus propias emociones, ¿quién si no debería responsabilizarse de ellas?
En este artículo hablaremos de las consecuencias que tiene vivir en un estado que denominamos “esclavitud emocional”, para las relaciones personales y para uno mismo, así como las etapas que la mayoría de nosotros recorre en el camino hacia la “liberación emocional”.
Etapa 1. Esclavitud Emocional
En esta etapa nos creemos responsables de las emociones de otros y pensamos que nuestro deber es satisfacer y hacer feliz a todo el mundo que nos rodea. De esta forma, si alguien a nuestro alrededor no parece feliz, nos sentimos responsables y presionados para hacer algo al respecto. Este hecho fácilmente puede llevarnos a percibir a la gente más cercana a nosotros como una carga.
Responsabilizarnos de las emociones de los demás puede ser muy perjudicial para las relaciones de pareja. Cuando en una pareja una de las partes siente que constantemente tiene que cubrir las necesidades de la otra, se experimenta el amor como una negación de nuestras necesidades con el fin de atender las de la otra persona. Es decir, como una obligación, una pérdida de libertad.
Además, cuando empezamos a sentir esta pérdida de libertad lo que ocurre es que culpamos a los demás de nuestras emociones y de cómo nos sentimos, perdiendo así la oportunidad de gestionarlas.
Etapa2. Pasotismo
En esta etapa nos damos cuenta del gran coste que conlleva el complacer o responsabilizarnos de los sentimientos de los demás a costa de los nuestros.
Cuando somos conscientes de lo poco que nos hemos dado a nosotros mismos podemos llegar a sentir enfado, o enojo y usar comentarios como “Ese es tu problema. Yo no soy responsable de lo que te pasa” cuando nos encontramos ante el dolor de otras personas.
Tenemos claro lo que no es nuestra responsabilidad, y sin embargo todavía no hemos aprendido a tratar de forma responsable con los sentimientos de los otros sin esclavizarnos en el proceso. En esta etapa es común sentir algo de culpabilidad por el hecho de tener nuestras propias necesidades, transmitiéndolas de una forma que puede sonar rígida y egoísta a oídos de otras personas. También puede existir un conflicto interno entre respetar nuestras necesidades y no decepcionar a la otra persona.
Cuando estamos en esta etapa todavía tenemos que entender que el liberarnos emocionalmente es algo más que ser asertivo con nuestras necesidades. Sin embargo, es un paso fundamental hacia la liberación, ya que comenzamos a prestar atención a nuestras necesidades y a verbalizarlas, aún a costa del desagrado de otras personas.
Etapa3. Liberación Emocional
En esta etapa respondemos a las emociones de los demás desde nuestra compasión y amor, no desde el miedo, la culpa o la vergüenza. Por lo tanto, nos sentimos plenos con nuestras acciones, al igual que las personas que reciben nuestro esfuerzo.
Aquí nos responsabilizamos de todas nuestras acciones y de la intención con la que las realizamos, pero no de los sentimientos de otros.
En este estado comprendemos que no podemos complacer nuestras necesidades a expensas de las de otros. Si para que nosotros estemos bien alguien tiene que estar mal no habremos conseguido salir de la esclavitud emocional.
La liberación emocional requiere afirmar con claridad nuestras necesidades de una forma que comunique al otro nuestra preocupación por nosotros mismos y por ellos. Y por supuesto, que esa preocupación es genuina!
Conclusión:
La responsabilidad de nuestras emociones es nuestra, así como el hecho de reconocerlas, respetarlas y comunicarlas de forma que incluyan el respeto y comprensión de las emociones de los otros.
¿Cómo conseguir esto? Conociendo nuestras emociones, las necesidades no cubiertas que estas nos indican y comunicándolas de forma que se invite al dialogo y con la intención de que todo el mundo gane algo.
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