En la actualidad, el hombre siente que la enfermedad es una cuestión de medicamentos, de médicos, de procedimientos de algún tipo, ya sea proveniente de la medicina académica o de la medicina complementaria. El hombre piensa que, cuando está enfermo, algo se descompuso en su organismo y hay que solucionarlo de algún modo.
Desde el punto de vista espiritual y según las palabras de Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía, la enfermedad es un regalo de los dioses. Para comprender esta afirmación es necesario tener otra concepción de la vida, ya que no nos será posible hablar de una sola vida sino del transcurrir de sucesivas vidas. Si consideramos a la enfermedad en el transcurso de una sola vida será necesario hablar de la casualidad, del azar y, precisamente, la Ciencia Espiritual o Antroposofía no se basa en la casualidad ni en el azar.
Al hablar de enfermedad debemos distinguir dos aspectos: su apariencia y su esencia. La apariencia de la enfermedad es lo que aparece, lo que se ve. En cambio, la esencia tiene que ver con la persona, con el estar o sentirse enfermo.
En general, podemos decir que la medicina actual está orientada a curar la enfermedad; los libros de medicina escriben sobre enfermedades; los hospitales están organizados para curar enfermedades. Por el contrario, son muy pocos los que se ocupan del estar enfermo, de la persona que se siente enferma. Este estar enfermo es lo que atañe a la esencia de la enfermedad, lo que la enfermedad le revelará a cada persona. Sólo el enfermo sabe lo que le sucede, lo que siente al estar enfermo y de esta relación con la enfermedad surgirá un aprendizaje: aceptará su situación o se enojará.
Frente a una enfermedad invalidante, la psicología sólo nos permite descubrir los mecanismos con los cuales la persona se maneja pero no nos da las respuestas para ayudar a soportar tanto sufrimiento. Es que ahora nos encontramos frente a un problema espiritual por lo que surgirán nuevas preguntas: ¿qué significa el karma? ¿qué significa el destino? Y, entonces, aquí las respuestas a dar deberán ayudar a la persona enferma a comprender la profundidad de la dimensión espiritual del hombre. Esta comprensión permitirá que un enfermo grave se encuentre en paz y pueda decir: "Gracias a Dios al atravesar por esta experiencia aprendí a vivir". Sólo al penetrar en esta dimensión espiritual podremos dar un significado y un sentido a la enfermedad.
En nuestra cultura, se parte de la premisa de que es el médico quien curará a la persona enferma; es decir, el enfermo entrega su cuerpo al conocimiento de otra persona. Sin embargo, debiera tenerse en cuenta que el cuerpo es propio de la persona enferma y ésta es, en última instancia, quien elige el tratamiento a seguir. Esta es una decisión muy importante en la vida de la persona enferma y, por lo tanto, deberá ser respetada. El médico, también, desarrolla un proceso de aprendizaje con lo que le ocurre a cada uno de sus pacientes y sería deseable que su actitud fuera sólo de acompañamiento, sin presiones ni exigencias en cuanto al tratamiento a seguir.
Si bien se han logrado controlar muchas enfermedades y se ha progresado en la investigación química y física de la enfermedad muy poco se ha avanzado en cuanto a lo que se refiere al hombre y su enfermedad como un todo. Frente al hombre enfermo lo que posibilita la ayuda es la pregunta inteligente, la pregunta movilizadora, ya que la respuesta está dentro de cada uno; no es posible esperar que la respuesta nos la de otra persona (en este caso en particular: el médico).
Desde el punto de vista espiritual, es necesario considerar lo que acontece en cada experiencia de vida. La infancia, adolescencia, madurez, ancianidad y muerte de un ser humano constituyen un proceso preparado para desarrollar una determinada experiencia de vida. Y es, entonces, dentro de este marco de referencia donde debemos encuadrar y considerar la enfermedad de un ser humano, la cual le dará la posibilidad de un aprendizaje, de considerar la vida de un modo distinto. Por lo tanto, es importante recordar siempre que toda situación de vida tiene un sentido y nos es dada para nuestro aprendizaje.
Autor: Dr. Roberto Crottogini
Medicina de Orientación Antroposófica
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