Últimamente se oye un término denominado “envidia sana”. Fulano de tal tiene envidia de mengano, pero es una envidia sana. Claro!- oyes el comentario, es una envidia sana porque él no le va a hacer daño a mengano, eso lo estimula a superarse mas.
Hablar de envidia sana es como hablar de Cáncer sano. La envidia es el resultado de un sentimiento de inferioridad. La envidia es un síntoma y no una causa. La envidia es una declaración pública de inferioridad (tal como dijo Napoleón Bonaparte).
La envidia es la manifestación de una creencia limitante firmemente anclada en la mente de su víctima que no la deja ser quien es ni la deja en paz. Partiendo del principio de que se trata de alguien inferior, la mente del envidioso obedece ciegamente esta creencia y no despliega todos sus recursos para superar las situaciones sino sólo una parte de ellos. El sentido de inferioridad limita al envidioso a utilizar toda su naturaleza creativa, por tanto se encontrará en situaciones de inferioridad que le ratificarán la creencia que tiene de si mismo. Esta situación es un circulo vicioso que se repite una y otra vez hasta que la persona envidiosa descubra a través de su trabajo interno, toda la magnificencia que posee y que le ha sido dada por el creador para manifestar la unicidad maravillosa que cada uno de nosotros poseemos.
El envidioso tiene un “virus” que se ha colado en el disco duro de su mente y ha dispuesto programarle su vida para hacerlo miserable e infeliz. Para erradicar el virus de la envidia, es necesario establecer un nuevo sistema de creencias a través de afirmaciones, tratamientos de perdón, resolución de conflictos con sus padres y quizás una buena ayuda psicoterapéutica.
No confundamos los términos, la envidia no es sana. El querer superar a otro es ignorar tus propias metas y tus talentos. Esa conducta te deja cansado, frustrado y desolado. Viniste al planeta para ser tu mismo y pararte sobre tus propios pies, no sobre los triunfos de otros. Tienes tus propios triunfos que solo tu puedes alcanzar. Recuerda que no hay nadie como tú. Eso que tienes y viniste a ser y hacer es único. Eres incomparable. Desaloja ese virus de tu mente. Es el verdadero causante de tus programas de vida limitadores.
Algunas afirmaciones y reflexiones para reprogramar la mente en caso de envidia:
Abandono mi necesidad de intentar controlar la vida de los demás. Confío en que ellos, al igual que yo, estén en el proceso de aprender justo lo que necesitan saber a su propia manera y a su propio ritmo.
No me hace falta nadie para sentirme bien. Corto el cordón que me hace depender de alguien o de algo para mi supervivencia. Sé que soy un ser poderoso.
Hoy no voy a permitir a nadie que me quite la sensación de bienestar. Atraigo a personas positivas a mi vida. Me comprometo a rodearme de personas afectuosas, energéticas, generosas y bondadosas, que apoyan lo mejor que hay dentro de mi.
Resisto fuertemente cualquier energía negativa que intente deprimirme. Sea lo que sea lo que pasa a mi alrededor, respiro profundamente y me acuerdo de que todas las experiencias de la vida me sirven de aprendizaje. Busco la oportunidad de crecer en cada una de las situaciones que se me presentan.
Cada día estoy aprendiendo algo más. Poseo la fuerza interior para encontrar mi camino
Pongo alegría en mi vida. Todo lo que hago es perfecto para mi crecimiento y autodescubrimiento. Amo mi vida y estoy dispuesta a aceptar todo lo que me ofrece. Agradezco profundamente las muchas bendiciones que estoy recibiendo. La vida es verdaderamente grandiosa.
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