Antes de hacer ésta práctica deben hacer tres movimientos para aquietar la mente, así la práctica dará los mejores resultados.
Con los tres movimientos a la vez, la mente no le queda tiempo para pensar en nada, se aquieta, consiste en girar la cabeza a ambos lados, abrir y cerrar los brazos dando palmas con las manos y trotar con las piernas.
Después de ésta preparación se comienza la práctica de transmutación de las fuerzas cósmicas, es una técnica es para atraer las fuerzas cósmicas y que penetren dentro de nosotros, de nuestro organismo y enviar así esas fuerzas a la tierra. De ésta forma nuestro cuerpo respira más vida, esas fuerzas quedan dentro de uno y le confieren más fuerza par hacer el camino iniciático. También la tierra envía sus fuerzas a través de nosotros, y éstas energías van a formar parte del cosmos.
De ésta forma nosotros nos transformamos en transmutadores de las energías del cosmos y servimos de instrumento al Universo.
Se ponen las palmas de las manos formando una cruz o sencillamente poniéndolas sobre las rodillas, con las palmas de las manos hacia arriba, en posición de recibir e imaginando que la energía cósmica va penetrando por la glándula pineal y por las palmas de las manos y va recorriendo todo el cuerpo hasta que lo transmuta por la planta de los pies hacia la tierra.
Así nos convertimos en mediadores del cosmos y de la tierra y va aquello que se llama amor, de ésta forma estamos trabajando por el planeta y por la humanidad.
Al convertirnos en mediadores del cosmos y la tierra quedan unas energías de una fuerza incomparable, queda algo construido dentro y uno queda calificado en los mundos internos como una persona de gran amor, porque no solamente trabaja para uno mismo sino para el planeta y para la humanidad.