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| LAS LEYES CÓSMICAS | |
| | Autor | Mensaje |
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Hondero 3.0 maestr@
Desde : 31/01/2011 He aportado : 8175
| Tema: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:18 | |
| LAS LEYES CÓSMICAS Principio de mentalidad Principio de vibración Principio de correspondencia Principio de polaridad Principio de ritmo Principio de causalidad Principio de generoObserva el Universo, su grandeza y su orden. Hay siete Principios que funcionan solos, los conozcas o no y es fundamental que los sepas para que vayas de acuerdo a ellos diagramando tu vida.
El principio del Mentalismo El principio de Correspondencia El principio de Vibración El principio de Polaridad El principio del Ritmo El principio de Causa y Efecto El principio de GeneraciónMentalismo: "El Todo es mente, el Universo es mental." Y Dios dijo: Hágase la Luz y la Luz se hizo, por lo que se llevó a la manifestación aquello que estaba en Su Mente y es en su Mente, que vivimos nos movemos y tenemos nuestro ser, por lo tanto su Mente es el Espacio y el espacio está en todo. Todo lo que está en nuestra mente, es lo que se manifiesta en nuestro mundo, ya que hemos sido creados a su imagen y semejanza. Observa: Cuando tienes miedo a algo, ello ocurre, porque estaba en tu mente, y luego crees que tu sabías que iba a ocurrir; cuando en realidad tu lo creaste con tu mente. Y si has agregado sentimientos y palabra a tu pensamiento, le has dotado de la energía necesaria para que se manifieste en tu mundo. Eres el arquitecto de tu destino, elige con cuidado los pensamientos con los que quieres construirlo. Correspondencia: "Como arriba es abajo; como abajo es arriba." Tenlo siempre presente, ya que puede llegar a develar los misterios mas profundos. Observa abajo y conocerás arriba... Vibración: "Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra." Nada está quieto, todo está en constante movimiento, así como el átomo que se observa con un microscopio. De acuerdo al estado vibracional de la Suprema Energía Universal que hemos denominado Dios, es el estado de la materia y de la no materia. La ciencia ya ha descubierto que en todo existe la misma energía, su variación se debe a su alta o baja vibración; mas alta, es mas espiritual; mas baja, es mas densa o sea mas material. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/kibalion.htm O
Última edición por Hondero el Dom Oct 30 2011, 01:40, editado 1 vez | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:22 | |
| EL UNIVERSO MENTAL «El universo es mental, sostenido en la mente del TODO» El Kybalion. ¡EL TODO es ESPÍRITU! Pero ¿qué es espíritu? Esta pregunta no puede ser respondida, por la razón de que su definición es prácticamente la del TODO, que no puede ser explicado o definido. Espíritu es simplemente un nombre que dan los hombres a la concepción más elevada de la mente viviente infinita; significa «la esencia real», signífica mente viviente, tan superior a vida y mente tal como las conocemos, como las últimas son superiores a la energía y la materia mecánicas. El espíritu trasciende nuestra comprensión, y usamos el término meramente a fin de que podamos pensar o hablar del TODO. Para los fines del pensamiento y el entendimiento, estamos justificados en cuanto pensar en el espíritu como mente viviente infinita, reconociendo al mismo tiempo que no podemos entenderlo plenamente. Debemos o bien hacer esto o parar de pensar del todo en la cuestión. Procedamos ahora a una consideración de la naturaleza del universo, como un todo y en sus partes. ¿Qué es el universo? Hemos visto que no puede haber nada fuera del TODO. Entonces, ¿es el universo EL TODO? No, no puede serio, porque el universo parece estar constituido de MUCHOS, y está cambiando constantemente, y en otros modos no se ajusta a las ideas que estamos compelidos a aceptar concernientes al TODO, como se estableció en nuestra última lección. Entonces si el universo no es EL TODO, ha de ser nada -tal es la inevitable conclusión de la mente al primer pensamiento-. Pero esto no satisfará la pregunta, pues estamos persuadidos de la existencia del universo. Entonces si el universo no es ni EL TODO ni nada, ¿qué puede ser? Examinemos esta cuestión. Si el universo existe de algún modo, o parece existir, debe proceder de algún modo a partir del TODO, debe ser una creación del TODO. Pero puesto que algo nunca puede venir a partir de nada, ¿a partir de qué pudo haberlo creado EL TODO? Algunos filósofos han respondido a esta cuestión diciendo que EL TODO creó el universo a partir de Sí MISMO -esto es, a partir del ser y sustancia del TODO-. Pero esto no servirá, pues no puede sustraerse del TODO, ni puede éste ser dividido, como hemos visto, y entonces de nuevo si esto fuera así, no se apercibiría cada partícula en el universo de que fuese EL TODO. EL TODO no podría perder su conocimiento de sí mismo, ni CONVERTIRSE realmente en un átomo, o una fuerza ciega, o una cosa viviente vil. Algunos hombres, en verdad, realizando que EL TODO es en verdad TODO, y reconociendo también que ellos, los hombres, existían, han saltado a la conclusión de que ellos y EL TODO eran idénticos, y han llenado el aire con gritos de «YO SOY DIOS», para diversión de la multitud y lamento de los sabios. La exclamación del corpúsculo de que: «¡Soy el hombre!» sería algo modesto en comparación. Pero ¿qué es en verdad el universo, si no es EL TODO ni ha sido creado por EL TODO habiéndose separado en fragmentos? ¿Qué otra cosa puede ser, de qué otra cosa puede estar hecho? Ésta es la gran cuestión. Examinémosla cuidadosamente. Encontramos aquí que el «principio de correspondencia» (ver Capítulo 1) viene en nuestra ayuda. El viejo axioma hermético, «Como es arriba es abajo», puede ser puesto en servicio en este punto. Tratemos de conseguir un vislumbre de los trabajos en planos superiores examinando aquellos en el nuestro propio. El principio de correspondencia debe aplicarse a éste, así como a otros problemas. ¡Veamos! En su propio plano de existencia, ¿cómo crea el hombre? Bien, primero, puede crear haciendo algo a partir de materiales externos. Pero esto no servirá, pues no hay materiales fuera del TODO con los que pueda crear. Bien, entonces, en segundo lugar, el hombre pro-crea o reproduce su especie por el proceso de engendramiento, que es automultiplicación conseguida transfiriendo una porción de su sustancia a su retoño. Pero esto no bastará, porque EL TODO no puede transferir o sustraer una porción de sí mismo, ni puede reproducirse o multiplicarse: en el primer lugar habría una separación, y en el segundo caso una multiplicación o adición al TODO, siendo ambos pensamientos un absurdo. No hay un tercer modo en que cree el HOMBRE? ¡Sí, lo hay; él CREA MENTALMENTE! Y al hacerlo así no utiliza ninguno de los materiales externos ni se reproduce a sí mismo, y sin embargo su espíritu compenetra la creación mental. Siguiendo el principio de correspondencia, estamos justificados en considerar que EL TODO crea el universo MENTALMENTE, de una manera semejante al proceso por el que el hombre crea imágenes mentales. Y aquí es donde el dictamen de la razón concuerda con el dictamen de los iluminados, como se muestra por sus enseñanzas y escritos. Tales son las enseñanzas de los sabios. Tal fue la enseñanza de Hermes. EL TODO no puede crear en ningún otro modo excepto mentalmente, sin usar material (y no hay ninguno que usar), o reproduciéndose a sí mismo (lo que es también imposible). No hay escape de esta conclusión de la razón, que, como hemos dicho, coincide con las más elevadas enseñanzas de los iluminados. Igual que tú, estudiante, puedes crear un universo propio en tu mentalidad, así crea EL TODO universos en su propia mentalidad. Pero tu universo es la creación mental de una mente finita, mientras que el del TODO es la creación de una infinita. Las dos son similares en clase, pero infinitamente diferentes en grado. Examinaremos más de cerca el proceso de creación y manifestación, conforme procedamos. Pero éste es el punto a fijar en vuestras mentes en esta etapa: EL UNIVERSO, Y TODO LO QUE CONTIENE, ES UNA CREACIÓN MENTAL DEL TODO. ¡Ciertamente, en verdad, TODO ES MENTE! «EL TODO crea en su mente infinita innumerables universos, que existen por eones de tiempo; y sin embargo, para EL TODO, la creación, desarrollo, declinación y muerte de un millón de universos es como el tiempo del parpadeo de un ojo.» El Kybalion. «La mente infinita del TODO es la matriz de los universos.» El Kybalion. El principio de género (ver Capítulo 1 y otros que seguirán) está manifestado en todos los planos de la vida material, mental y espiritual. Pero como hemos dicho antes, «género» no significa «sexo» - el sexo es meramente una manifestación material del género-. «Género» significa «relativo a la generación o creación».Y donde quiera que algo se genera o crea, sobre cualquier plano, el principio de género debe estar manifestado. Y esto es verdad incluso en la creación de universos. Ahora bien, no saltéis a la conclusión de que estamos enseñando que hay un dios, o creador, macho y hembra. Esa idea es meramente una distorsión de las antiguas enseñanzas sobre el tema. La verdadera enseñanza es que EL TODO, en sí mismo, está por encima del género, como está por encima de toda otra ley, incluyendo las del tiempo y el espacio. El es la ley, de donde proceden las leyes, y no está sujeto a ellas. Pero cuando EL TODO se manifiesta sobre el plano de generación o creación, entonces actúa de acuerdo a la ley y el principio, pues se está moviendo sobre un plano inferior de existencia. Y consecuentemente manifiesta el principio de género, en sus aspectos masculino y femenino, sobre el plano mental, desde luego. Esta idea puede pareceres alarmante a algunos de vosotros que la oís por primera vez, pero todos la habéis realmente aceptado pasivamente en vuestras concepciones de cada día. Habláis de la paternidad de Dios, y la maternidad de la Naturaleza de Dios, el Padre Divino, y la Naturaleza la madre universal- y habéis, por tanto, reconocido instintivamente el principio de género en el universo. ¿No es así? Pero la enseñanza hermética no implica una dualidad real -EL TODO es UNO-; los dos aspectos son meramente aspectos de manifestación. La enseñanza es que el principio masculino manifestado por EL TODO se halla, en un sentido, aparte de la creación mental real del universo. Proyecta su voluntad hacia el principio femenino (que puede ser llamado «Naturaleza»), a lo que el último comienza el verdadero trabajo de la evolución del universo, desde simples «centros de actividad» hasta el hombre, y después continuamente aún más arriba, todo de acuerdo con leyes de la Naturaleza bien establecidas y firmemente establecidas. Si preferís las viejas figuras de pensamiento, podéis pensar en el principio masculino como DIOS, el padre, y en el principio femenino como la NATURALEZA, la madre universal, de cuya matriz han nacido todas las cosas. Esto es más que una mera figura poética del habla; es una idea del proceso real de la creación del universo. Pero recordad siempre que EL TODO no es sino uno, y que en su mente infinita el universo es generado, creado y existe. Puede ayudaros a obtener la idea apropiada, si queréis aplicar la ley de correspondencia a vosotros mismos y a vuestra propia mente. Sabéis que la parte de vosotros que llamáis «yo», en un sentido, se halla aparte y es testigo de la creación de imágenes mentales en vuestra propia mente. La parte de vuestra mente en la que se lleva a cabo la generación mental puede ser llamada el «mí», en distinción al «yo» que se halla aparte y presencia y examina los pensamientos, ideas e imágenes del «mí». «Como es arriba, es abajo», recordad, y los fenómenos e un plano pueden ser empleados para solucionar los interrogantes respecto de planos más altos o más bajos. ¿Es extraño que vosotros, niños, sintáis esa reverencia instintiva por EL TODO, sentimiento al que llamamos «religión», ese respeto y reverencia por EL PADRE MENTE? ¿Es extraño que, cuando consideráis los trabajos y maravillas de la Naturaleza, seáis abrumados por una poderosa sensación que tiene sus raíces abajo en vuestro ser más interno. Es la MADRE MENTE a la que os estáis aferrando, como un bebé al pecho. No cometáis el error de suponer que el pequeño mundo que veis, alrededor vuestro -la Tierra, que es un mero grano de polvo en el universo- es el universo mismo. Hay millones de millones de tales mundos y mayores. Y hay millones de millones de tales universos en existencia dentro de la mente infinita del TODO. E incluso en nuestro propio pequeño sistema solar hay regiones y planos de vida mucho más elevados que los nuestros, y seres comparados con los cuales nosotros mortales ligados a la tierra somos como las legamosas formas de vida que habitan sobre el lecho del océano cuando se comparan con el hombre. Hay seres con poderes y atributos superiores a lo que el hombre haya soñado nunca que poseyeran los dioses. Y sin embargo estos seres fueron una vez como vosotros, y aun inferiores, y vosotros seréis igual que ellos, y aun superiores, con el tiempo, pues tal es el destino del hombre tal como es referido por los iluminados. Y la muerte no es real, incluso en el sentido relativo -no es sino nacimiento a una nueva vida- e iréis adelante, y adelante, y adelante, a planos de vida superiores y más altos todavía, por eones de eones de tiempo. El universo es vuestro hogar, y exploraréis sus más alejados escondrijos antes del fin del tiempo. Estáis habitando en la mente infinita del TODO, y vuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, tanto en tiempo como en espacio. Y al final del gran ciclo de eones, cuando EL TODO atraiga de vuelta hacia sí todas sus creaciones, iréis contentos, pues entonces seréis capaces de conocer toda la verdad de ser uno con EL TODO. Tal es el dictamen de los iluminados o sea aquellos que han avanzado mucho a lo largo del sendero. Y, mientras tanto, descansad calmos y serenos; estáis a salvo y protegidos por el poder infinito del PADRE-MENTE. «Dentro del padre-madre mente, los niños mortales están en el hogar.» El Kybalion. «No hay ni uno sin padre o sin madre en el universo.» El Kybalion. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/todo_es_mente__kybalion.htm O | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:24 | |
| Todo Vibra...«Nada descansa; todo se mueve; todo vibra.» El Kybalion. El gran tercer principio hermético -el principio de vibración- incorpora la verdad de que el movimiento está presente en toda cosa en el universo: que nada está en reposo, que todo se mueve, vibra y gira. Este principio hermético fue reconocido por algunos de los primitivos filósofos griegos que lo incorporaron en sus sistemas. Pero luego fue perdido de vista durante siglos por los pensadores fuera de las filas herméticas. Mas en el siglo XIX la ciencia física redescubrió la verdad y los descubrimientos científicos del siglo XX han añadido pruebas adicionales de la corrección y verdad de esta doctrina hermética multisecular. Las enseñanzas herméticas expresan que no sólo está toda cosa en movimiento y vibración constantes, sino que las «diferencias» entre las diversas manifestaciones del poder universal son debidas enteramente al grado y modo variables de las vibraciones. No sólo esto, sino que incluso EL TODO, en sí mismo, manifiesta una vibración constante de un grado infinito de intensidad y rápido movimiento tal que puede ser prácticamente considerado en reposo, dirigiendo los instructores la atención de los estudiantes al hecho de que incluso en el plano físico un objeto moviéndose rápidamente (tal como una rueda giratoria) parece estar en reposo. Las enseñanzas son que el espíritu está en un extremo del polo de vibración, siendo el otro polo ciertas formas de materia extremadamente groseras. Entre estos dos polos hay millones de millones de grados y modos de vibración diferentes. La ciencia moderna ha probado que todo lo que llamamos materia y energía no son sino «modos de movimiento vibratorio», y algunos de los científicos más avanzados se están moviendo rápidamente hacia la posición de los hermetistas que sostienen que los fenómenos de la mente son igualmente modos de vibración o movimiento. Veamos qué tiene que decir la ciencia en lo concerniente a la cuestión de las vibraciones en la materia y en la energía. En primer lugar, la ciencia enseña que toda materia manifiesta, en algún grado, las vibraciones que acompañan a la temperatura o al calor. Esté un objeto frío o caliente -no siendo ambos sino grados de las misma cosa- manifiesta ciertas vibraciones de calor, y en ese sentido está en movimiento y vibración. Además todas las partículas de materia están en movimiento circular, desde el corpúsculo hasta los soles. Los planetas revolucionan alrededor de soles, y muchos de ellos giran sobre sus ejes. Los soles se mueven alrededor de mayores puntos centrales, y se cree que éstos se mueven alrededor de otros aún mayores, y así sucesivamente, ad infinitum. Las moléculas de que están compuestas las clases particulares de materia están en un estado de vibración y movimiento constantes una alrededor de la otra y una contra la otra. Las moléculas están compuestas de átomos, los que, igualmente, están en un estado de movimiento y vibración constantes. Los átomos están compuestos de corpúsculos, a veces llamados electrones», «iones», etcétera, que también están en un estado de rápido movimiento, revolucionando uno alrededor del otro, y que manifiestan un estado y modo de vibración muy rápido. Y vemos, pues, que todas las formas de materia manifiestan vibración, de acuerdo con el principio hermético de vibración. Y así ocurre con las diversas formas de energía. La ciencia enseña que luz, calor, magnetismo y electricidad no son sino formas de movimiento vibratorio conectadas de algún modo con, y probablemente emanando, del éter. La ciencia todavía no intenta explicar la naturaleza de los fenómenos conocidos como cohesión, que es el principio de atracción molecular, ni tampoco la afinidad química, la que es el principio de atracción atómica; ni la gravitacion (el más grande misterio de los tres), que es el principio de atracción por el que toda partícula o masa de materia está ligada a toda otra partícula o masa. Estas tres formas de energía no son todavía entendidas por la ciencia, sin embargo los escritores se inclinan a la opinión de que éstas también son manifestaciones de alguna forma de energía vibratoria, un hecho que los hermetistas han sostenido y enseñado durante edades pasadas. El éter universal, que es postulado por la ciencia sin que su naturaleza sea entendida claramente, se sostiene por los hermetistas que no es sino una manifestación superior de eso que se llama erróneamente materia, es decir, materia en un grado superior de vibración, y es llamado por ellos «la sustancia etérea». Los hermetistas enseñan que esta sustancia etérea es de tenuidad y elasticidad extremas, y compenetra el espacio universal, sirviendo como un medio vibratorio de transmisión de ondas de energía, tales como calor, luz, electricidad, magnetismo, etc. Las enseñanzas son que la sustancia etérea es un vínculo conector entre las formas de energía vibratorio conocidas como «materia», por una parte, y «energía o fuerza», por otra; y también que manifiesta un grado de vibración, en frecuencia y modo, enteramente propio. Los científicos han ofrecido la ilustración de una rueda, peonza o cilindro, moviéndose rápidamente para mostrar los efectos de frecuencias de vibración crecientes. La ilustración supone una rueda, peonza o cilindro en revolución, moviendose a baja velocidad -llamaremos a esta cosa revolucionante «el objeto» al seguir la ilustración-. Supongamos que el objeto se mueve lentamente. Puede verse fácilmente, pero ningún sonido de su movimiento alcanza al oído. La velocidad es gradualmente incrementada. En unos pocos momentos su movimiento se vuelve tan rápido que puede oírse un gruñido profundo o nota baja. Entonces conforme la frecuencia se incrementa la nota se eleva en la escala musical. Después, siendo aumentada todavía más la velocidad de rotación, se distingue la siguiente nota más elevada. Después, una después de la otra, aparecen todas las notas de la escala musical, elevándose cada vez más alto conforme el movimiento aumenta. Finalmente, cuando los movimientos han alcanzado una cierta frecuencia, se alcanza la nota final perceptible a los oídos humanos y el chillido, agudo y penetrante, se desvanece y sigue el silencio. No se oye ningún sonido proveniente del objeto en revolución, siendo la frecuencia de movimiento tan alta que el oído humano no puede registrar las vibraciones. Entonces viene la percepción de grados de calor en aumento. Después, tras de un buen rato, el ojo capta un vislumbre de que el objeto se está volviendo de un color rojizo apagado oscuro. Conforme se incrementa la frecuencia, el rojo se vuelve más brillante. Entonces, conforme la velocidad es aumentada, el rojo se torna un naranja. El naranja se torna luego en un amarillo. Entonces siguen, sucesivamente, los tonos de verde, azul, índigo y, finalmente, violeta, conforme aumenta el grado de velocidad. Entonces el violeta se desvanece, y desaparece todo color, no siendo capaz el ojo humano de registrarlos. Pero hay rayos invisibles emanando del objeto revolucionante, los rayos que se usan al fotografiar, y otros rayos sutiles de luz. Entonces comienzan a manifestarse los peculiares rayos conocidos como los «rayos X», etc., conforme cambia la vibración o estado de rotación del objeto. Cuando se alcanza el grado de vibración apropiado, se emite electricidad y ondas magnéticas. Cuando el objeto alcanza una cierta frecuencia de vibración aún mayor sus moléculas se desintegran, y se resuelven en los elementos o átomos originales. Entonces los átomos, siguiendo el principio de vibración, son separados en los incontables corpúsculos de que están compuestos. Y finalmente, incluso los corpúsculos desaparecen y puede decirse que el objeto está compuesto de sustancia etérea. La ciencia no se atreve a seguir más lejos la ilustración, pero los hermetistas enseñan que si las vibraciones se incrementasen continuamente el objeto remontaría los estados sucesivos de manifestación y manifestaría a su vez las diversas etapas mentales, y después continuando hacia el espíritu, hasta que finalmente reentraría al TODO, que es espíritu absoluto. El «objeto», sin embargo, habría cesado de ser un «objeto» mucho antes de que se alcanzase la etapa de sustancia etérea, pero por otra parte la ilustración es correcta en tanto en cuanto que muestra el efecto de grados y modos de vibración constantemente incrementados. Debe recordarse, en la ilustración de arriba, que en las etapas en las que el «objeto» arroja vibraciones de luz, calor, etc., no se «resuelve» realmente en esas formas de energía (que están mucho más arriba en la escala), sino que simplemente alcanza un grado de vibración en el que esas formas de energía son liberadas, en un cierto grado, de la confinante influencia de sus moléculas, átomos y corpúsculos, según sea el caso. Estas formas de energia, aunque mucho más elevadas en la escala que la materia, están aprisionadas y confinadas en las combinaciones materiales, en razón de las energías que se manifiestan a través de, y usan formas materiales, aunque quedando así atrapadas y confinadas en sus creaciones de formas materiales, lo que, hasta cierto punto, es cierto de todas las creaciones, quedando la fuerza creadora envuelta en su creacion. Pero las enseñanzas herméticas van mucho más lejos de lo que lo hacen las de la ciencia moderna. Enseñan que toda manifestación de pensamiento, emoción, razón, voluntad o deseo, o cualquier estado o condición mental, está acompañado por vibraciones, una porción de las cuales son arrojadas y tienden a afectar a las mentes de otras personas por «inducción». Éste es el principio que produce los fenómenos de la «telepatía»; la influencia mental, y otras formas de la acción y el poder de mente sobre mente, con las que el público general se está familiarizando rápidamente, debido a la amplia diseminación de conocimiento esotérico por las diversas escuelas, cultos e instructores a lo largo de estas líneas en este tiempo. Todo pensamiento, emoción o estado mental tiene su grado y modo de vibración correspondiente. Y por un esfuerzo de la voluntad de la persona, o de otras personas, estos estados mentales pueden ser reproducidos, al igual que un tono musical puede ser reproducido haciendo vibrar un instrumento a una cierta frecuencia -igual que el color puede ser reproducido del mismo modo. Por un conocimiento del principio de vibración, aplicado a los fenómenos mentales, uno puede polarizar su mente en cualquier grado que desee, consiguiendo así un control perfecto sobre sus estados mentales, humores, etc. Del mismo modo puede afectar las mentes de otros, produciendo en ellos los estados mentales deseados. En breve, puede ser capaz de producir sobre el plano mental lo que la ciencia produce sobre el plano físico -a saber, «vibraciones a voluntad»-. Este poder, desde luego, sólo puede adquirirse por la instrucción, ejercicios, práctica, etc., apropiados, siendo la ciencia la de la transmutación mental una de las ramas del arte hermético. Una pequeña reflexión acerca de lo que hemos dicho le mostrará al estudiante que el principio de vibración subyace en los maravillosos fenómenos de poder manifestados por los maestros y adeptos, que son capaces de dejar a un lado en apariencia las leyes de la Naturaleza, pero que, en realidad, están simplemente usando una ley contra otra, un principio contra otros; y que consiguen sus resultados cambiando las vibraciones de los objetos materiales, o formas de energía, y ejecutan así lo que comúnmente se llaman «milagros». Como ha dicho con verdad uno de los antiguos escritores herméticos: «Aquel que entiende el principio de vibración, ha aferrado el cetro del poder». Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/todo_vibra__kybalion.htm O | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:27 | |
| El principio de Correspondencia... «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.» El Kybalion. El gran segundo principio hermético incorpora la verdad de que hay una armonía, acuerdo y correspondencia entre los varios planos de manifestación, vida y ser. Esta verdad es una verdad porque todo lo que está incluido en el universo emana de la misma fuente, y las mismas leyes, principios y características se aplican a cada unidad o combinación de unidades de actividad, conforme cada una manifiesta sus propios fenómenos sobre su propio plano. Para los fines de la conveniencia del pensamiento y estudio, la filosofía hermética considera que el universo puede ser dividido en tres grandes clases de fenómenos, conocidos como los tres grandes planos, a saber: I. El gran plano físico. II. El gran plano mental. III. El gran plano espiritual. Estas divisiones son más o menos artificiales y arbitrarias, pues la verdad es que todas las tres divisiones no son sino grados ascendentes de la gran escala de la vida, cuyo punto más bajo es materia indiferenciada, y el punto más elevado el del espíritu. Y, más aún, los diferentes planos se solapan uno al otro, de modo que no puede hacerse ninguna división clara y cortante entre los fenómenos superiores del físico y los inferiores del mental, o entre los superiores del mental y los inferiores del espiritual. En breve, los tres grandes planos pueden ser considerados como los tres grandes grupos de grados de manifestación de la vida. Mientras que los fines de este pequeño libro no nos permiten entrar en una discusión extendida o explicación del tema de estos diferentes planos, creemos de todos modos conveniente dar una descripción general del mismo en este punto. Al comienzo podemos bien considerar la cuestión tan a menudo preguntado por el neófito que desea ser informado concerniente al significado de la palabra «plano», término que ha sido usado muy libremente y muy pobremente explicado, en muchas obras recientes sobre el tema del esoterismo. La pregunta es generalmente como sigue: «¿Es un plano un lugar que tiene dimensiones, o es meramente una condición o estado?» Nosotros respondemos: «No, no un lugar, ni una dimensión ordinaria del espacio, y sin embargo más que un estado o condición, y sin embargo el estado o condición es un grado de dimensión, en una escala sujeta a medida.» Algo paradójico, ¿no es así? Pero examinemos la cuestión. Una «dimensión», sabéis, es «una medida en una línea recta, relativo a la medida», etc. Las dimensiones ordinarias del espacio son longitud, anchura y altura, o quizá longitud, anchura, altura, grosor o circunferencia. Pero hay otra dimensión de «cosas creadas», o «medida en línea recta», conocida por los esoteristas, y por los científicos también, aunque los últimos no le han aplicado todavía el término «dimensión». Y esta nueva dimensión, que, dicho sea de paso, es la «cuarta dimensión» sobre la que mucho se ha especulado, es la norma usada al determinar los grados o «planos». Esta cuarta dimensión puede ser llamada «la dimensión de la vibración». Es un hecho bien conocido por la ciencia moderna, así como de los hermetistas que han incorporado esta verdad en su «tercer principio hermético», que «todo está en movimiento, todo vibra, nada está en reposo». Desde la más elevada manifestación hasta la inferior, todo y todas las cosas vibran. No sólo vibran en diferentes grados de movimiento, sino en direcciones diferentes y de una manera diferente. Los grados de la «frecuencia» de las vibraciones constituyen los grados de medida en la escala de vibraciones; en otras palabras, los grados de la cuarta dimensión. Y estos grados forman lo que los esoteristas llaman «planos». Cuanto más elevado el grado de frecuencia de vibración, más elevado el plano y más elevada la manifestación de la vida que ocupa ese lugar. Así que mientras que un plano no es «un lugar», ni siquiera «un estado o condición», sin embargo posee cualidades comunes a ambos. Tendremos más que decir concerniente al tema de la escala de vibraciones en nuestras próximas lecciones, en las que consideraremos el principio hermético de vibración. Recordaréis, por favor, sin embargo, que los tres grandes planos no son divisiones reales de los fenómenos del universo, sino meramente términos arbitrarios usados por los hermetistas a fin de ayudar en el pensamiento y estudio de los diversos grados y formas de actividad y vida universales. El átomo de materia, la unidad de fuerza, la mente del hombre y el ser del arcángel no son todos sino grados en una escala, y todos fundamentalmente son lo mismo, siendo la diferencia entre ellos únicamente una cuestión de grado y de frecuencia de vibración; todos son creaciones del TODO, y tienen su existencia únicamente dentro de la mente infinita del TODO. Los hermetistas subdividen cada uno de los tres grandes planos en siete planos menores, y cada uno de estos últimos son subdivididos también en siete subplanos, siendo todas las divisiones más o menos arbitrarias, solapándose una a otra, y adoptadas meramente por conveniencia de estudio y pensamiento científico. El gran plano físico con sus siete subplanos menores es esa división de los fenómenos del universo que incluye todo lo que se relaciona con la física o las cosas, fuerzas y manifestaciones materiales. Incluye todas las formas de eso que llamamos materia y todas las formas de eso que llamamos energía o fuerza. Pero debéis recordar que la filosofía hermética no reconoce la materia como una «cosa en sí», o como teniendo una existencia separada siquiera en la mente del TODO. Las enseñanzas son que la materia no es sino una forma de energía; esto es, energía a una frecuencia baja de vibraciones de una cierta clase. Y de acuerdo con esto los hermetistas clasifican la materia bajo el encabezamiento de la energía, y la dan tres de los siete subplanos menores del gran plano físico. Estos siete subplanos físicos menores son como sigue: I. El plano de materia (A). II. El plano de materia (B). III. El plano de materia (C). IV. El plano de sustancia etérea. V. El plano de energía (A). VI. El plano de energía (B). VII. El plano de energía (C). El plano de materia (A) comprende las formas de materia en su forma de sólidos, líquidos y gases, tal como se reconocen generalmente en los libros de texto sobre física. El plano de materia (B) comprende ciertas formas de materia más elevadas y sutiles cuya existencia la ciencia moderna no está sino reconociendo ahora, perteneciendo a él los fenómenos de la materia radiante, en sus fases de radium, etc., a la subdivisión inferior de este plano menor. El plano de materia (C) comprende las formas de la materia más sutil y tenue, cuya existencia no es sospechada por los científicos ordinarios. El plano de sustancia etérea comprende eso de lo que la ciencia habla como «el éter», una sustancia de extrema tenuidad y elasticidad, compenetrando todo el espacio universal, y actuando como un medio para la transmisión de ondas de energía, tales como luz, calor, electricidad, etc. Esta sustancia etérea forma un vínculo conector entre la materia (así llamada) y la energía, y participa de la naturaleza de cada una. Las enseñanzas herméticas, sin embargo, nos instruyen en que este plano tiene siete subdivisiones (como las tienen todos los planos menores), y que de hecho hay siete éteres, en vez de uno solo. El siguiente por encima del plano de sustancia etérea es el plano de energía (A), que comprende las formas ordinarias de energía conocidas a la ciencia, siendo sus siete subplanos, respectivamente calor, luz, magnetismo, electricidad y atracción (incluyendo gravitación, cohesión, afinidad química, etc.) y varias otras formas de energía indicadas por los experimentos científicos pero aún no nombradas o clasificadas. El plano de energía (B) comprende siete subplanos de formas superiores de energía aún no descubiertas por la ciencia, pero que han sido llamadas «las fuerzas más finas de la naturaleza» y que son puestas en operación en las manifestaciones de ciertas formas de fenómenos mentales, y por las que tales fenómenos se vuelven posibles. El plano de energía (C) comprende siete subplanos de energía tan altamente organizada que lleva muchas de las características de la «vida», pero que no es reconocida por las mentes de los hombres en el plano o estado ordinario de desarrollo, estando disponible sólo para el uso de seres del plano espiritual; tal energía es impensable por el hombre ordinario, y puede ser considerada casi como «el poder divino». Los seres que la emplean son como «dioses» comparados incluso con los tipos humanos más elevados que nos son conocidos. El gran plano mental comprende esas formas de «cosas vivientes» conocidas por nosotros en la vida ordinaria, así como ciertas otras formas no tan bien conocidas excepto por el esoterista. La clasificación de los siete planos mentales menores es mas o menos satisfactoria y arbitraria (a no ser que vaya acompañada por explicaciones que son ajenas al propósito de esta obra particular), pero podemos bien mencionarlos. Son como sigue: I. El plano de la mente mineral. II- El plano de la mente elemental (A). III. El plano de la mente de planta. IV. El plano de la mente elemental (B). V. El plano de la mente animal. VI. El plano de la mente elemental (C). VII. El plano de la mente humana. El plano de mente mineral comprende los «estados o condiciones» de las unidades o entidades o grupos y combinaciones del mismo, animan las formas conocidas por nosotros como «minerales, sustancias químicas, etc.». Estas entidades no deben ser confundidas con las moléculas, átomos y corpúsculos mismos, siendo los últimos los cuerpos o formas materiales de estas entidades, igual que el cuerpo de un hombre no es sino su forma material y no «él mismo». Estas entidades pueden ser llamadas «almas» en un sentido, y son seres vivientes de un bajo grado de desarrollo, vida y mente; justo un poco más que las unidades de «energía viviente» que comprenden las subdivisiones superiores del plano físico más elevado. La mente corriente no atribuye generalmente la posesión de mente, alma o vida al reino mineral, pero todos los esoteristas reconocen la existencia de la misma, y la ciencia moderna está moviéndose rápidamente hacia adelante, hacia el punto de vista del hermetismo a este respecto. Las moléculas, átomos y corpúsculos tienen sus «amores y odios», «gustos y disgustos», «atracciones y repulsiones», «afinidades y no-afinidades», etc., y algunas de las más atrevidas de las modernas mentes científicas han expresado la opinión de que el deseo y la voluntad, las emociones y los sentimientos de los átomos difieren sólo en grado de los de los hombres. No tenemos tiempo o espacio para argüir aquí en esta materia. Todos los esoteristas saben que es un hecho, y otros son referidos a algunas de las obras científicas más recientes para una corroboración exterior. Hay las siete subdivisiones usuales para este plano. El plano de mente elemental (A) comprende el estado o condición y grado de desarrollo mental y vital de una clase de entidades desconocidas para el hombre corriente pero reconocidas por los esoteristas. Son invisibles a los sentidos ordinarios del hombre, pero, no obstante, existen y representan su papel en el drama del universo. Su grado de inteligencia está entre el de las entidades minerales y químicas de una parte, y el de las entidades del reino de las plantas por la otra. Hay siete subdivisiones para este plano también. El plano de mente de planta, en sus siete subdivisiones, comprende los estados o condiciones de las entidades que comprenden los reinos del mundo de las plantas, cuyos fenómenos vitales y mentales son bastante bien entendidos por la persona inteligente corriente, habiendo sido publicadas durante la última década muchas nuevas e interesantes obras científicas concernientes a «mente y vida en las plantas». Las plantas tienen vida, mente y «almas» igual que las tienen los animales, el hombre y el super-hombre. El plano de mente elemental (B), en sus siete subdivisiones, comprende los estados y condiciones de una forma superior de entidades «elementales» o invisibles, jugando su parte en el trabajo general del universo, cuya mente y vida forman una parte de la escala entre el plano de la mente de planta y el plano de la mente animal, participando las entidades de la naturaleza de ambos. El plano de la mente animal, en sus siete subdivisiones, comprende los estados y condiciones de las entidades, seres o almas que animan las formas animales de vida, familiares para todos nosotros. No es necesario entrar en detalles concernientes a este reino o plano de vida, pues el mundo animal nos es tan familiar como el nuestro propio. El plano de la mente elemental (C), en sus siete subdivisiones, comprende esas entidades o seres, invisibles como lo son todas esas formas elementales, que participan de la naturaleza de la vida tanto animal como humana en un grado y en ciertas combinaciones. Las formas más elevadas son semihumanas en inteligencia. El plano de mente humana, en sus siete subdivisiones, comprende esas manifestaciones de vida y mentalidad que son comunes al hombre, en sus diversos grados, gradaciones y divisiones. En esta conexión, deseamos apuntar el hecho de que el hombre corriente de hoy en día no ocupa sino la cuarta subdivisión del plano de mente humana, y sólo los más inteligentes han cruzado los límites de la quinta subdivisión. Le ha tomado a la raza niillones de años alcanzar esta etapa, y le tomará muchos años más a la raza el pasar a las subdivisiones sexta y séptima y más allá. Pero recordad que ha habido razas antes de nosotros que han pasado a través de estos grados y después a planos superiores. Nuestra propia raza es la quinta (con rezagados de la cuarta) que ha puesto el pie sobre el sendero. Y también hay unas pocas almas avanzadas de nuestra propia raza que han sobrepujado a las masas y que han pasado a la subdivisión sexta y séptima, estando algunas pocas aún más lejos adelante. El hombre de la sexta subdivisión será «el super-hombre», el de la séptima será «el por encima del hombre». En nuestra consideración de los siete planos mentales menores, nos hemos referido meramente a los tres planos elementales de un modo general. No deseamos entrar en este tema en detalle en esta obra, pues no pertenece a esta parte de la filosofía y de las enseñanzas generales. Pero podemos decir esto, a fin de daros una idea un poco más clara de las relaciones de estos planos con los más familiares; los planos elementales guardan la misma relación con los planos de mentalidad y vida mineral, de planta, animal y humana, que las teclas negras del piano tienen con las blancas. Las teclas blancas son suficientes para producir música, pero hay ciertas escalas, melodías y armonías en las que las teclas negras juegan su parte y en las que su presencia es necesaria. Son necesarias también como «vínculos conectantes» de la condición del alma, estados de entidad, etc., entre los varios otros planos, siendo conseguidas ahí ciertas formas de desarrollo; dando este último hecho al lector que puede «leer entre las líneas» una nueva luz sobre los procesos de evolución, y una nueva llave para la puerta secreta de los «saltos de vida» entre reino y reino. Los grandes reinos elementales son plenamente reconocidos por todos los ocultistas, y los escritos esotéricos están llenos de menciones de ellos. Los lectores de Zanoni de Bulwer Lytton y relatos similares reconocerán a las entidades que habitan estos planos de vida. Siguiendo adelante del gran plano mental al gran plano espiritual, ¿qué diremos? ¿Cómo podemos explicar estos estados superiores de ser, vida y mente a mentes aún incapaces de captar y entender las subdivisiones superiores del plano de la mente humana? La tarea es imposible. Sólo podemos hablar en los términos más generales. ¿Cómo puede describirse la luz a un hombre nacido ciego; cómo describir el sabor del azúcar a un hombre que nunca ha saboreado nada dulce; cómo explicar la armonía, a uno nacido sordo? Todo lo que podemos decir es que los siete planos menores del gran plano espiritual (teniendo cada plano menor sus siete subdivisiones) comprende seres que poseen vida, mente y forma tan por encima de las del hombre de hoy en día como el último está por encima del gusano de tierra, el mineral o incluso ciertas formas de energía o materia. La vida de estos seres trasciende tanto la nuestra, que no podemos pensar siquiera en los detalles de la misma; sus mentes trascienden tanto la nuestra, que para ellos apenas parecemos «pensar», y nuestros procesos mentales parecen casi próximos a los procesos materiales; la materia de la que están compuestas sus formas es de los planos más elevados de la materia, más aún, de algunos se dice incluso que están «vestidos en energía pura». ¿Qué puede decirse de tales seres? En los siete planos menores del gran plano espiritual existen seres de quienes podemos hablar como ángeles, arcángeles, semi-dioses. En los planos menores inferiores moran esas grandes almas a quienes llamamos maestros y adeptos. Por encima de ellos vienen las grandes jerarquías de las huestes angélicas, impensables para el hombre; y por encima de ésas vienen esos que pueden ser llamados sin irreverencia «los dioses», tan alto están en la escala del ser, siendo su ser, inteligencia y poder semejantes a los atribuidos por las razas de los hombres a sus conceptos de la deidad. Estos seres están más allá incluso de los más elevados vuelos de la imaginación humana, siendo la palabra «divinidad» la única aplicable a ellos. Muchos de estos seres, así como la hueste angélica, se toman el más grande interés en los asuntos del universo y juegan una parte importante en sus asuntos. Estas divinidades invisibles y auxiliares angélicos extienden su influencia libre y poderosamente en el proceso de evolución y progreso cósmico. Su intervención y asistencia ocasionales en los asuntos humanos ha conducido a muchas leyendas, creencias, religiones y tradiciones de la raza, pasadas y presentes. Ellos han sobreimpuesto su conocimiento y poder sobre el mundo, una y otra vez, todo bajo la ley del TODO, desde luego. Pero, sin embargo, incluso los más elevados de estos seres avanzados existen meramente como creaciones de, y en, la mente del TODO, y están sujetos a los procesos cósmicos y a las leyes universales. Aún son mortales. Podemos llamarles «dioses» si queremos, pero aún no son sino los hermanos mayores de la raza; las almas avanzadas que han sobrepujado a sus hennanos y que han renunciado al éxtasis de la absorción por EL TODO, a fin de ayudar a la raza en su viaje hacia arriba a lo largo del sendero. Pero pertenecen al universo, y están sujetos a sus condiciones -son mortales- y su plano está por debajo del del espíritu absoluto. Sólo los hermetistas más avanzados son capaces de captar las enseñanzas internas concernientes al estado de existencia y los poderes manifestados en los planos espirituales. Los fenómenos son tan superiores a los de los planos mentales que resultaría con seguridad una confusión de ideas a partir de un intento por describir los mismos. Sólo aquellos cuyas mentes han sido cuidadosamente entrenadas a lo largo de las líneas de la filosofía hermética durante años -sí, aquellos que han traído consigo de otras encarnaciones el conocimiento adquirido previamente- pueden comprender justo lo que se da a entender por la enseñanza concerniente a estos planos espirituales. Y mucha de esta enseñanza interna es tenida por los hermetistas como siendo demasiado sagrada, importante e incluso peligrosa para la diseminación pública general. El estudiante inteligente puede reconocer lo que queremos decir con esto cuando establecemos que el significado de «espíritu» tal como se usa por los hermetistas es semejante a «poder viviente», «fuerza animada», «esencia interna», «esencia de vida», etc., significado que no debe ser confundido con el usual y comúnmente empleado en conexión con el término, con las connotaciones de «religioso, eclesiástico, espiritual, etéreo, santo», etc. Para los esoteristas la palabra «espíritu» se usa en el sentido de «principio animador», llevando consigo la idea de poder, energía viviente, fuerza mística, etc. Y los hermetistas saben que lo que les es conocido como «poder espiritual» puede ser empleado tanto para fines malvados como buenos (de acuerdo con el principio de polaridad), un hecho que ha sido reconocido por la mayoría de las religiones en sus concepciones de Satán, Beelzebub, el Diablo, Lucifer, ángeles caídos, ete. Y, por tanto, el conocimiento concerniente a estos planos ha sido conservado en el santo de los santos en todas las fraternidades esotéricas y órdenes ocultas -en la cámara secreta del templo. Pero esto puede decirse aquí, que aquellos que han alcanzado elevados poderes espirituales y los han usado mal, tienen un terrible destino en reserva para ellos, y el balanceo del péndulo del ritmo les balanceará inevitablemente de vuelta al más lejano extremo de la existencia material, desde cuyo punto deberán retrazar sus pasos hacia el espíritu, a lo largo de los fatigosos rodeos del sendero, pero siempre con la añadida tortura de tener siempre consigo una memoria que permanece de las alturas desde las que cayeron debido a sus malas acciones. Las leyendas de los ángeles caídos tienen una base en hechos verdaderos, como lo saben todos los ocultistas avanzados. El esforzarse por el poder egoísta en los planos espirituales resulta inevitablemente en que el alma egoísta pierde su equilibrio espiritual y cae atrás tan lejos como se había elevado previamente. Pero incluso a un alma así se le da la oportunidad del retorno -y tales almas hacen el viaje de retorno pagando el terrible castigo de acuerdo con esta ley invariable-. En conclusión querríamos recordar de nuevo que de acuerdo con el principio de correspondencia, que enuncia la verdad: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba», todos los siete principios herméticos están en plena operación en todos los muchos planos, físicos, mentales y espirituales. El principio de mentalismo se aplica desde luego a todos los planos, pues todos están sostenidos en la mente del TODO. El principio de correspondencia se manifiesta en todos, pues hay una correspondencia, armonía y acuerdo entre todos los varios planos. El principio de vibración se manifiesta en todos los planos, de hecho las diferencias mismas que hacen los «planos» surgen de la vibración, como hemos explicado. El principio de polaridad se manifiesta en cada plano, siendo los extremos de los polos aparentemente opuestos y contradictorios. El principio de ritmo se manifiesta sobre cada plano, teniendo el movimiento de los fenómenos su mengua y su crecida, su elevación y su caída, su infusión y su efusión. El principio de causa y efecto se manifiesta sobre cada plano, teniendo todo efecto su causa y teniendo toda causa su efecto. El principio de género se manifiesta sobre cada plano, estando siempre manifiesta la energía creativa y operando a lo largo de las líneas de sus aspectos masculino y femenino. «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba». Este axioma hermético, con muchos siglos de antiguedad, enuncia uno de los grandes principios de los fenómenos universales. Conforme procedamos con nuestra consideración de los restantes principios, veremos aún más claramente la verdad de la naturaleza universal de este gran principio de correspondencia. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/principio_de_correspondencia.htm O | |
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:29 | |
| POLARIDAD... «Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades, todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»
El Kybalion. El gran cuarto principio hermético -el principio de polaridad- incorpora la verdad de que todas las cosas manifiestas tienen «dos lados», «dos aspectos», «dos polos», «un par de opuestos», con múltiples grados entre los dos extremos. Las viejas paradojas, que han dejado siempre perplejas la mente de los hombres, son explicadas por una comprensión de este principio. El hombre ha reconocido siempre algo similar a este principio, y se ha esforzado por expresarle por dichos, máximas y aforismos tales como el siguiente: «Todo es y no es, al mismo tiempo»; «todas las verdades no son sino medias-verdades»; «toda verdad es medio-falsa»; «hay dos lados para todo»; «hay un reverso para todo escudo», etc. Las enseñanzas herméticas son que la diferencia entre cosas aparentemente opuestas de modo diametral una a la otra es meramente una cuestión de grado. Enseña que «los pares de opuestos pueden ser reconciliados», y que «tesis y antítesis son idénticas en naturaleza, pero diferentes en grado»; y que la «reconciliación universal de opuestos» se efectúa por un reconocimiento de este principio de polaridad. Los instructores alegan que pueden tenerse ilustraciones de este principio a puñados, y a partir de un examen de la naturaleza real de cualquier cosa. Empiezan mostrando que espíritu y materia no son sino los dos polos de la misma cosa, siendo los planos intermedios meramente grados de vibración. Muestran que EL TODO y los muchos son lo mismo, siendo la diferencia meramente una cuestión de grado de manifestación mental. Así, la LEY y las leyes son los dos polos opuestos de una cosa. Igualmente, PRINCIPIO y principios. Mente infinita y mentes finitas. Pasando entonces al plano físico, ilustran el principio mostrando que el calor y el frío son idénticos en naturaleza, siendo las diferencias meramente una cuestión de grados. El termómetro muestra muchos grados de temperatura, siendo llamado el polo más bajo «frío» y el más elevado, «calor». Entre estos dos polos hay muchos grados de «calor» o «frío», llámalos cualquiera de los dos y estarás igualmente en lo correcto. El superior de dos grados es siempre «más cálido», mientras que el inferior es siempre «más frío». No hay ninguna norma absoluta, todo es una cuestión de grado. No hay ningún lugar en el termómetro donde el calor cese y comience el frío. Es todo una cuestión de vibraciones más altas o más bajas. Los mismos términos «alto» y «bajo», que estamos compelidos a usar, no son sino polos de la misma cosa -los términos son relativos-. Igual con «Este y Oeste»; viajad alrededor del mundo en dirección Este, y alcanzaréis un punto que se llama Oeste en vuestro punto de partida, y retornáis desde ese punto hacia el Oeste. Viajad lo bastante lejos al Norte, y os encontraréis viajando hacia el Sur, o viceversa. Luz y oscuridad son polos de la misma cosa, con muchos grados entre ellas. La escala musical es lo mismo; comenzando con «do» os movéis hacia arriba hasta que alcanzáis otro «do», y así sucesivamente, siendo las diferencias entre los dos extremos del cuadro las mismas, con muchos grados entre los dos extremos. La escala de color es lo mismo, siendo la única diferencia entre el violeta alto y el rojo bajo de vibraciones más altas o más bajas. Grande y pequeño son relativos. Igual lo son ruido y silencio; duro y blando siguen la regla. Igualmente agudo y romo. Positivo y negativo son dos polos de la misma cosa, con incontables grados entre ellos. Bueno y malo no son absolutos; llamamos a un extremo de la escala bueno y al otro malo, o a un extremo bien y al otro mal, de acuerdo con el uso de los términos. Una cosa es «menos buena» que la cosa más arriba en la escala; pero esa cosa «menos buena», a su vez, es «más buena» que la siguiente cosa bajo ella; y así sucesivamente, siendo regulado el «más o menos» por la posición en la escala. Y así es en el plano mental. «Amor y odio» son considerados generalmente como cosas diametralmente opuestas una a la otra, enteramente diferentes, irreconciliables. Pero aplicamos el principio de polaridad; encontramos que no hay tal cosa como amor absoluto u odio absoluto, como distintos uno del otro. Los dos son meramente términos aplicados a los dos polos de la misma cosa. Empezando en cualquier punto de la escala encontramos «más amor», o «menos odio», conforme ascendemos la escala; y «más odio» o «menos amor» conforme descendemos -siendo esto verdad no importa de qué punto, alto o bajo, podamos comenzar-. Hay grados de amor y odio, y hay un punto medio donde «gusto y disgusto» se vuelven tan débiles que es difícil distinguir entre ellos. Coraje y miedo caen bajo la misma regla. Los pares de opuestos existen en todas partes. Donde encontráis una cosa encontráis su opuesto, o sea los dos polos. Y es este hecho el que permite al hermetista transmutar un estado mental en otro, a lo largo de las líneas de polarización. Las cosas que pertenecen a clases diferentes no pueden ser transmutadas una en la otra, pero las cosas de la misma clase pueden ser cambiadas, esto es, pueden tener cambiada su polaridad. Así el amor nunca se convierte en Este u Oeste, o rojo o violeta -pero puede, y a menudo lo hace, convertirse en odio-, e igualmente el odio puede ser transformado en amor, cambiando su polaridad. El coraje puede ser transmutado en miedo, y al revés. Las cosas duras pueden ser vueltas blandas. Las cosas romas se vuelven agudas. Las cosas calientes se vuelven frías. Y así sucesivamente, siendo siempre la transmutación entre cosas de la misma clase de grados diferentes. Tomad el caso de un hombre temeroso. Elevando sus vibraciones mentales a lo largo de la línea de miedo-coraje, puede llenarse con el más elevado grado de coraje y temeridad. E, igualmente, el hombre indolente puede cambiarse en un individuo activo, enérgico, simplemente polarizándose a lo largo de las líneas de la cualidad deseada. El estudiante que está familiarizado con los procesos por los que las diversas escuelas de ciencia mental, etc., producen cambios en los estados mentales de aquellos que siguen sus enseñanzas, puede no entender fácilmente el principio que subyace en muchos de estos cambios. Cuando, sin embargo, una vez que el principio de polaridad es captado, y se ve que los cambios mentales son ocasionados por un cambio de polaridad -un deslizamiento a lo largo de la misma escala-, la cuestión se entiende más fácilmente. El cambio no es de la naturaleza de una transmutación de una cosa en otra enteramente diferente, sino que es meramente un cambio de grado en las mismas cosas, una diferencia sumamente importante. Por ejemplo, tomando prestada una analogía del plano físico, es imposible cambiar calor en agudeza, ruido, altura, etc., pero el calor puede ser fácilmente transmutado en frío, simplemente bajando las vibraciones. Del mismo modo, odio y amor son mutuamente transmutables; igual lo son el temor y el coraje. Pero el temor no puede ser transformado en amor, ni puede el coraje ser transmutado en odio. Los estados mentales pertenecen a innumerables clases, cada una de cuyas clases tiene sus polos opuestos, a lo largo de la cual es posible la transmutación. El estudiante reconocerá fácilmente que en los estados mentales, así como en los fenómenos del plano físico, los dos polos pueden ser clasificados como positivo y negativo, respectivamente. Así el amor es positivo ante el odio, el coraje ante el temor, la actividad ante la no-actividad, etc. Y se notará también que incluso para aquellos no familiarizados con el principio de vibración, el polo positivo les parece ser de un grado superior que el negativo, y fácilmente lo domina. La tendencia de la Naturaleza es en la dirección de la actividad dominante del polo positivo. En adición al cambio de polo de los propios estados mentales de uno por la operación del arte de polarización, los fenómenos de la influencia mental, en sus múltiples fases nos muestran que el principio puede ser extendido de modo que abrace los fenómenos de la influencia de una mente sobre otra, sobre la que tanto se ha escrito y enseñado en los últimos años. Cuando se entiende que la inducción mental es posible, esto es, que pueden producirse estados mentales por «inducción» a partir de otros, entonces podemos fácilmente ver cómo una cierta frecuencia de vibración, o polarización de un cierto estado mental, puede ser comunicada a otra persona, y cambiada así su polaridad en esa clase de estados mentales. Es a lo largo de este principio que se obtienen los resultados de muchos de los «tratamientos mentales». Por ejemplo, una persona está «triste», melancólica y llena de miedo. Un científico en lo mental, llevando su mente hasta la vibración deseada por su voluntad entrenada, y obteniendo así la polarización deseada en su propio caso, produce entonces un similar estado mental en el otro por inducción, siendo el resultado que las vibraciones se tornan más elevadas y la persona se polariza hacia el extremo positivo de la escala en vez de hacia el negativo: su temor y otras emociones negativas son transmutadas a coraje y estados mentales positivos similares. Un pequeño estudio os mostrará que estos cambios mentales están casi a todo lo largo de la línea de polarización, siendo el cambio uno de grado más que de clase. Un conocimiento de la existencia de este gran principio hermético capacitará al estudiante a entender mejor sus propios estados mentales, y los de otra gente. Verá que estos estados son todos cuestiones de grado, y viendo esto, será capaz de elevar o bajar la vibración a voluntad, de cambiar sus polos mentales, y ser así maestro de sus estados mentales, en vez de ser su siervo y esclavo. Y por su conocimiento será capaz de ayudar a sus compañeros inteligentemente, y por los métodos apropiados cambiará la polaridad cuando lo mismo sea deseable. Aconsejamos a todos los estudiantes familiarizarse con este principio de polaridad, pues un entendimiento correcto del mismo arrojará luz sobre muchos asuntos difíciles. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/principio_de_polaridad__kybalion.htm O | |
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:32 | |
| El principio de Ritmo...(Todo tiene ritmo) «Todo fluye y refluye; todo tiene sus mareas; todas las cosas se elevan y caen; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa» El Kybalion. El gran quinto principio hermético -el principio de ritmo- incorpora la verdad de que en todo hay manifestada un movimiento medido y cíclico; un movimiento hacia delante y hacia atrás; un flujo y un reflujo; una oscilación hacia delante y otra hacia atrás; un movimiento pendular; una mengua y una crecida como de marea; entre los dos polos manifiestos sobre los planos físico, mental o espiritual. El principio de ritmo está conectado estrechamente con el principio de polaridad descrito en el capítulo precedente. El ritmo se manifiesta entre los dos polos establecidos por el principio de polaridad. Esto no significa, sin embargo, que el péndulo del ritmo oscile hasta los polos extremos, pues esto raramente sucede; de hecho, es difícil establecer los opuestos polares extremos en la mayoría de los casos. Pero la oscilación es siempre «hacia» un polo primero y después hacia el otro. Hay siempre una acción y una reacción; un avance y un retroceso; una elevación y un hundimiento; un incremento y un decrecimiento manifestados en todos las partes y fenómenos del universo. Soles, mundos, hombres, animales, plantas, minerales, fuerzas, energía, mente y materia, sí, incluso espíritu, manifiestan este principio. El principio se manifiesta en la creación y destrucción de mundos; en la elevación y caída de naciones; en la historia de la vida de todas las cosas; y finalmente en los estados mentales del hombre. Comenzando con las manifestaciones del espíritu -el TODO- se notará que siempre hay la efusión y la absorción; la «expiración e inspiración de Brahma», como los brahmanes lo expresan. Los universos son creados; alcanzan su punto bajo extremo de materialidad; y entonces comienzan su oscilación hacia arriba. Los soles surgen al ser, y entonces, alcanzada su cima de poder, el proceso de retrogresión comienza, y tras eones se convierten en masas muertas de materia, aguardando otro impulso que despierta de nuevo sus energías internas a la actividad y un nuevo ciclo de vida solar comienza. Y así es con todos los mundos; nacen, crecen y mueren; sólo para renacer luego. Y así es con todas las cosas que poseen contorno y forma; oscilan de la acción a la reacción, del nacimiento a la muerte, de la actividad a la inactividad, y entonces de vuelta recomienzan. Así es con todas las cosas vivientes: nacen, crecen y mueren, y renacen entonces. Así es con todos los grandes movimientos, filosofías, credos, modas, gobiernos, naciones y todo lo demás: nacimiento, crecimiento, madurez, decadencia, muerte, y posterior nuevo nacimiento. La oscilación del péndulo está siempre en evidencia. La noche sigue al día, y el día a la noche. El péndulo oscila de verano a invierno, y entonces de vuelta de nuevo. Los corpúsculos, átomos, moléculas y todas las masas de materia, oscilan alrededor del círculo de su naturaleza. No hay tal cosa como el reposo absoluto, o la cesación del movimiento y todo movimiento participa del ritmo. El principio es de aplicación universal. Puede ser aplicado a cualquier interrogante o fenómeno de cualquiera de las muchas fases de la vida. Puede ser aplicado a todas las fases de actividad humana. Hay siempre la oscilación rítmica de un polo al otro. El péndulo universal está siempre en movimiento. Las mareas de vida fluyen adentro y afuera, de acuerdo a la ley. El principio de ritmo es bien entendido por la ciencia moderna, y considerado una ley universal cuando se aplica a cosas materiales. Pero los hermetistas llevan el principio mucho más lejos, y saben que sus manifestaciones e influencia se extienden a las actividades mentales del hombre, y que da cuenta de la desconcertante sucesión de humores, sentimientos y otros cambios fastidiosos y aperplejantes que advertimos en nosotros mismos. Pero los hermetistas estudiando las operaciones de este principio han aprendido a escapar de algunas de sus actividades por transmutación. Los maestros herméticos descubrieron hace mucho que mientras que el principio de ritmo era invariable, y siempre en evidencia en los fenómenos mentales, había sin embargo dos planos de su manifestación hasta donde están involucrados los fenómenos mentales. Descubrieron que había dos planos generales de conciencia, el inferior y el superior, la comprensión de cuyo hecho les capacitó a elevarse al plano superior y escapar así a la oscilación del péndulo rítmico que se manifestaba en el plano inferior. En otras palabras, la oscilación del péndulo ocurría en el plano inconsciente, y la consciencia no era afectada. A esta la llamaron la ley de neutralización. Sus operaciones consisten en la elevación del ego por encima de las vibraciones del plano inconsciente de actividad mental, de modo que la oscilación negativa del péndulo no se manifiesta en la conciencia, y por consiguiente no son afectados. Es similar a elevarse por encima de una cosa y dejarla pasar por debajo de uno. El maestro hermético, o el estudiante avanzado, se polariza en el polo deseado, y por un proceso semejante a «rehusarse» a participar en la oscilación hacia atrás, o, si preferís, una «negación» de su influencia sobre él, se mantiene firme en su posición polarizada, y permite que el péndulo mental oscile hacia atrás a lo largo del plano inconsciente. Todos los individuos que han alcanzado algún grado de automaestría, realizan esto, más o menos sin saberlo, y rehusándose a permitir que sus humores y estados mentales negativos les afecten, aplican la ley de neutralización. El maestro, sin embargo, lleva esto a un grado mucho mayor de eficiencia, y por el uso de su voluntad alcanza un grado de equilibrio y firmeza mental casi imposible de creer por parte de esos que permiten ser oscilados hacia atrás y hacia adelante por el péndulo mental de los humores y los sentimientos. La importancia de esto será apreciada por cualquier persona reflexiva que observe qué la mayoría de la gente son criaturas sujetas a humores, sentimientos y emociones, y cuán poca es la maestría de sí mismos que manifiestan. Si queréis detenernos y considerar esto por un momento, realizaréis cuánto os han afectado estas oscilaciones del ritmo en vuestra vida; cómo un período de entusiasmo ha sido seguido invariablemente por un sentimiento y humor opuesto de depresión. Igualmente, vuestros estados y sentimientos de coraje han sido seguidos por otros de miedo. Y así ha sido siempre con la mayoría de las personas; siempre se han elevado y caído en ellas mareas de sentimiento, pero nunca han sospechado la causa o razón de estos fenómenos mentales. Una comprensión del funcionamiento de este principio le dará a uno la llave de la maestría de estas oscilaciones rítmicas del estado de ánimo, y le capacitará para conocerse mejor y evitar ser arrastrado por estos flujos y reflujos. La voluntad es superior a la manifestación consciente de este principio, aunque el principio mismo nunca puede ser destruido. Podemos escapar a sus efectos, pero no obstante el principio sigue operando. El péndulo siempre oscila, aunque podamos escapar a ser arrastrados con él. Hay otros rasgos de la operación de este principio de ritmo de los que deseamos tratar en este punto. Entra en sus operaciones la que es conocida como ley de compensación. Una de las definiciones o significados de la palabra «compensar» es «contrarrestar», que es el sentido en el que los hermetistas usan el término. Es a esta ley de compensación a la que se refiere El Kybalion cuando dice: «La medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa». La ley de compensación es que la oscilación en una dirección determina la oscilación en dirección opuesta o al polo opuesto -uno equilibra o contrarresta al otro-. Sobre el plano físico vemos muchos ejemplos de esta ley. El péndulo del reloj oscila una cierta distancia hacia la derecha, y después una distancia igual hacia la izquierda. Las estaciones se equilibran una a la otra del mismo modo. Las mareas siguen la misma ley. Y la misma ley está manifestada en todos los fenómenos cíclicos o rítmicos. El péndulo, con una oscilación corta en una dirección, no tiene sino una oscilación corta en la otra; mientras que la oscilación larga hacia la derecha significa invariablemente la oscilación larga hacia la izquierda. Un objeto arrojado hacia arriba hasta una cierta altura tiene una distancia igual que atravesar en su retorno. La velocidad con la que es enviado una milla hacia arriba un proyectil se reproduce cuando el proyectil retorna a la tierra en su viaje de retorno. Esta ley es constante sobre el plano físico, como os lo mostrará la consulta a las autoridades del tema. Pero los hermetistas la llevan aún más lejos. Enseñan que los estados mentales de un hombre están sujetos a la misma ley. El hombre que goza agudamente, está sujeto a agudo sufrimiento, mientras que aquel que no siente sino poco dolor no es capaz de sentir sino poco gozo. El cerdo no sufre sino poco mentalmente, y no goza sino poco -está compensado-. Y por otra parte, hay otros animales que gozan agudamente, pero cuyo organismo nervioso y temperamento les hace sufrir grados terribles de dolor. Y así es con el hombre. Hay temperamentos que no permiten sino bajos grados de regocijo, y grados de sufrimiento igualmente bajos; mientras que hay otros que permiten el más intenso regocijo, pero también el más intenso sufrimiento. La regla es que la capacidad para el dolor y el placer, en cada individuo, están equilibradas. La ley de compensación está en plena operación aquí. Pero los hermetistas van aún más lejos en esta cuestión. Enseñan que antes de que uno sea capaz de gozar de un cierto grado de placer, debe haber -oscilado igual de lejos, proporcionalmente, hacia el otro polo de sentimiento. Sostienen, sin embargo, que el negativo es precedente al positivo en esta cuestión, esto es, que al experimentar un cierto grado de placer no se sigue que tendrá que «pagar por él» con un grado de dolor correspondiente; al contrario, el placer es la oscilación-rítmica, de acuerdo con la ley de compensación, por un grado de dolor experimentado previamente, sea en la vida presente o en una encarnación anterior. Esto arroja una nueva luz sobre el problema del dolor. Los hermetistas consideran la cadena de vidas como continua, y como formando una parte de una vida del individuo, de modo que en consecuencia la oscilación rítmica se entiende de este modo, mientras que quedaría sin significado a no ser que se admitiese la verdad de la reencarnación. Pero los hermetistas alegan que el maestro o estudiante avanzado es capaz, hasta un gran grado, de escapar a la oscilación hacia el dolor, por el proceso de neutralización antes mencionado. Elevándose al plano superior del ser, mucha de la experiencia que les viene a los que residen en el plano inferior es evitada y se escapa a ella. La ley de compensación juega una parte importante en las vidas de hombres y mujeres. Se notará que uno generalmente «paga el precio» de cualquier cosa que posee o carece. Si tiene una cosa, carece de otra -el equilibrio es destruído-. Nadie puede «conservar su penique y tener el pedacito de pastel» al mismo tiempo. Todo tiene sus lados placenteros y desagradables. Las cosas que uno gana son pagadas siempre por las cosas que uno pierde. El rico posee mucho de que el pobre carece, mientras que el pobre posee a menudo cosas que están más allá del alcance del rico. El millonario puede tener la inclinación hacia el festín, y la riqueza por la que asegurar todas las exquisiteces y lujos de la mesa, mientras que carece del apetito para gozar de los mismos; él envidia el apetito y digestión del obrero, que carece de la riqueza e inclinaciones del millonario, y que obtiene más placer de su simple alimento que el millonario podría obtener incluso si su apetito no estuviera hastiado, ni su digestión arruinada, pues las necesidades, hábitos e inclinaciones difieren. Y así es a través de la vida. La ley de compensación está siempre en operación, esforzándose por equilibrar y contraequilibrar, y siempre consiguiéndolo con el tiempo, incluso aunque puedan requerirse varias vidas para la oscilación de retorno del péndulo del ritmo. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/principio_de_ritmo__kybalion.htm O | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:35 | |
| El principio de Causalidad...«Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la casualidad no es sino un nombre para la ley no reconocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley».
El Kybalion. El gran sexto principio hermético -el principio de causa y efecto- incorpora la verdad de que la ley compenetra el universo; que nada sucede por casualidad; que casualidad es meramente un término que indica una causa existente pero no reconocida o percibida; que los fenómenos son continuos, sin ruptura o excepción. El principio de causa y efecto subyace a todo pensamiento científico, antiguo y moderno, y fue enunciado por los instructores herméticos en los días más tempranos. Mientras que han surgido muchas y variadas disputas entre las muchas escuelas de pensamiento desde entonces, estas disputas se han centrado principalmente sobre los detalles de las operaciones del principio, y aún más a menudo sobre el significado de ciertas palabras. El principio subyacente de causa y efecto ha sido aceptado como correcto por prácticamente todos los pensadores del mundo dignos de tal nombre. Pensar de otro modo sería arrebatar los fenómenos del universo del dominio de la ley y el orden, y relegarlos al control del algo imaginario al que los hombres han llamado «casualidad». Una pequeña consideración le mostrará a cualquiera que no hay en realidad tal cosa como la casualidad pura. Webster define la palabra «casualidad» como sigue: «Un agente o modo de actividad supuesto diferente de una fuerza, ley o propósito; la operación o actividad de tal agente; el supuesto efecto de un agente tal; un acontecimeinto, accidente, etc.» Pero una pequeña consideración os mostrará que no puede haber un agente tal como la «casualidad», en el sentido de algo fuera de la ley, algo fuera de la causa y el efecto. ¿Cómo podría haber algo actuando en el universo fenoménico, independiente de las leyes, el orden y la continuidad del último? Un algo así sería enteramente independiente de la inclinación ordenada del universo, y por tanto, superior a ella. No podemos imaginar nada fuera del TODO estando fuera de la ley, y eso sólo porque EL TODO es la LEY en sí. No hay sitio en el universo para algo exterior e independiente a la ley. La existencia de un algo así haría todas las leyes naturales inefectivas, y sumiría el universo en el desorden caótico y la falta de ley. Un cuidadoso examen mostrará que lo que llamamos «casualidad» es meramente una expresión que se relaciona a causas oscuras; causas que no podemos percibir; causas que no podemos entender. La palabra casualidad se deriva de una palabra que significa «caer» (como la caída de los dados), siendo la idea que la caída del dado (y muchos otros acontecimientos) son meramente un "acontecimiento no relacionado a causa alguna". Y éste es el sentido en el que el término se emplea generalmente. Pero cuando la cuestión se examina de cerca, se ve que no hay ninguna casualidad en la caída del dado. Cada vez que cae un dado, y muestra un cierto número, obedece a una ley tan infalible como la que gobierna la revolución de los planetas alrededor del sol. Detrás de la caída del dado hay causas, o cadenas de causas, que corren hacia atrás más lejos de lo que la mente puede seguirlas. La posición del dado en la caja, la cantidad de energía muscular gastada en el lanzamiento, la condición de la mesa, etc., son todas causas cuyo efecto puede verse. Pero detrás de estas causas vistas hay cadenas de causas invisibles precedentes, todas las cuales tienen una incidencia sobre el numero del dado que cae hacia arriba. Si se lanzase un dado un gran número de veces, se encontraría que los números mostrados serían aproximadamente iguales, esto es, que habría un número igual de un punto, dos puntos, etc., viniendo a la parte de arriba. Arrojad un penique al aire, y puede caer en «cabezas» o «colas» (N. del T: equivalente inglés del «cara» y «cruz» español); pero haced un número suficiente de lanzamientos, y las cabezas y las colas se nivelarán aproximadamente. Ésta es la operación de la ley de promedio (llamada también "Ley de los grandes números"). Pero tanto el promedio como el lanzamiento sencillo quedan bajo la ley de causa y efecto, y si fuéramos capaces de examinar las causas precedentes, se vería claramente que era simplemente imposible que el dado cayera de otro modo al que lo hizo, bajo las mismas circunstancias y en el mismo momento. Dadas las mismas causas, seguirán los mismos resultados. Hay siempre una «causa» y un «porqué» para todo evento. Nada «sucede» nunca sin una causa, o más bien sin una cadena de causas. Alguna confusión ha surgido en las mentes de personas que consideraban este principio a partir del hecho de que eran incapaces de explicar cómo una cosa podría causar otra cosa, esto es, ser la «creadora» de la segunda cosa. Como una cuestión de hecho, ninguna «cosa» causa o «crea» nunca otra «cosa». Causa y efecto tratan solamente de los «eventos». Un «evento» es «lo que viene, llega o sucede, como resultado o consecuencia de algún evento precedente». Ningún evento «crea» otro evento, sino que es meramente un vínculo precedente en la gran cadena ordenada de eventos que fluyen de la energía creativa del TODO. Hay una continuidad entre todos los eventos precedentes, consecuentes y subsiguientes. Hay una relación existente entre todo lo que ha pasado antes y todo lo que sigue. Una piedra se desprende de la ladera de una montaña y aplasta el techo de una cabaña en el valle de abajo. A primera vista consideramos esto como un efecto del azar, pero cuando examinamos la cuestión encontramos una gran cadena de causas detrás de ello. En primer lugar estaba la lluvia que ablandó la tierra que soportaba la piedra y que le permitió caer; entonces detrás de eso estaba la influencia del sol, otras lluvias, etc., que desintegraron gradualmente el pedazo de roca a partir de un pedazo más grande; estaban además las causas que condujeron a la formación de la montaña, y su trastorno por convulsiones de la naturaleza, y así sucesivamente ad infinitum. Así, podríamos seguir las, causas detrás de la lluvia, etc. Entonces podríamos considerar la existencia del techo. En breve, nos encontraríamos envueltos en una malla de causa y efecto, de la que pronto nos esforzaríamos por desenredarnos. Igual que un hombre tiene dos padres, y cuatro abuelos, y ocho bisabuelos, y dieciséis tatarabuelos, y así sucesivamente hasta que se calculan digamos cuarenta generaciones, el número de ancestros corren a muchos millones. Igual sucede con el número de causas detrás incluso del más trivial evento o fenómeno, tal como el paso de una pequeñísima mota de hollín delante de vuestros ojos. No es una cuestión sencilla el seguir la huella del pedacito de hollín hasta el período primitivo de la historia del mundo cuando formaba parte de un voluminoso tronco de árbol, que fue convertido posteriormente en carbón, y así sucesivamente, hasta la mota de hollín que pasa ahora ante vuestra visión en su camino a otras aventuras. Y una poderosa cadena de eventos, causas y efectos la trajeron a su condición presente, y el último no es sino uno de la cadena de eventos que conducirán a producir otros eventos dentro de cientos de años. Una de las series de eventos que surgen del diminuto pedacito de hollín fue la escritura de estas líneas, que hizo que el mecanógrafo ejecutase cierto trabajo, que el lector de pruebas hiciese lo mismo, y que hará surgir ciertos pensamientos en vuestra mente, y la de otros, que a su vez afectarán a otros, y así sucesivamente, y sucesivamente, y sucesivamente, más allá de la capacidad del hombre para pensar más lejos; y todo a partir del paso de un diminuto pedacito de hollín, todo lo cual muestra la relatividad y asociación de las cosas, y el hecho además de que «no hay grande, no hay pequeño en la mente que todo lo causa». Deteneos a pensar un momento. Si un cierto hombre no hubiera conocido a una cierta doncella, en el oscuro período de la Edad de Piedra, vosotros los que estáis leyendo ahora estas líneas no estaríais ahora aquí. Y si, quizá, la misma pareja hubiera dejado de encontrarse, nosotros los que ahora escribimos estas líneas no estaríamos ahora aquí. Y el acto mismo de escribir, por nuestra parte, y el acto de leer, por la vuestra, afectará no sólo las vidas respectivas de vosotros y nosotros, sino que tendrán también un efecto, directo o indirecto, sobre muchas otras personas que viven ahora y que vivirán en los tiempos venideros. Todo pensamiento que pensamos, todo acto que ejecutamos tiene sus resultados directos o indirectos que se ajustan en la gran cadena de causa y efecto. En esta obra, no deseamos entrar en una consideración del libre albedrío, o el determinismo, por diversas razones. Entre éstas la principal es que ningún lado de la controversia es enteramente correcto; de hecho, ambos lados son parcialmente correctos, de acuerdo con las enseñanzas herméticas. El principio de polaridad muestra que ambas son medias-verdades -los polos opuestos de la verdad-. Las enseñanzas son que un hombre puede ser libre y sin embargo estar ligado por la necesidad, dependiendo del significado de los términos y la altura de verdad desde la que se examina la cuestión. Los antiguos escritores expresan así la cuestión: «Cuanto más lejos está la creación del centro, más atada está; cuanto más cerca del centro se llega, más cerca de ser libre está». La mayoría de la gente es más o menos esclava de la herencia, el entorno, etc., y manifiesta muy poca libertad. Ellos son arrastrados por las opiniones, costumbres y pensamientos del mundo externo, y también por sus emociones, sentimientos, humores, etc. No manifiestan ninguna maestría digna del nombre. Ellos repudian indignados este aserto, diciendo: «Bueno, ciertamente soy libre de actuar y hacer como me place; hago justo lo que quiero hacer», pero dejan de explicar de dónde surge el «quiero» y el «me place». ¿Qué les hace «querer» hacer una cosa en preferencia a otra; qué hace que les «plazca» hacer esto y no hacer aquello? ¿No hay un «porqué» a su «placer» y «querer»? El maestro puede cambiar estos «placeres» y «querencias» en otros en el extremo opuesto del polo mental. Él es capaz de «querer querer», en vez de querer porque algún sentimiento, humor, emoción o sugestión ambiental hace surgir una tendencia o deseo dentro de él a hacerlo así. La mayoría de las personas son arrastradas como la piedra que cae, obedientes al entorno, las influencias externas y los humores internos, deseos, etc., por no hablar de los deseos y voluntades de otros más fuertes que ellos mismos, herencia, ambiente y sugestión, que les arrastran sin resistencia de su parte y sin el ejercicio de su voluntad. Movidos como peones sobre el tablero de ajedrez de la vida, juegan sus papeles y son dejados a un lado después de que el juego ha concluido. Pero los maestros, conociendo las reglas del juego, se elevan por encima del plano de la vida material, y situándose en contacto con los poderes superiores de su naturaleza, dominan sus propios humores, caracteres, cualidades y polaridad, así como el ambiente que les rodea, y así se convierten en jugadores en el juego, en vez de peones -causas en vez de efectos-. Los maestros no escapan a la causación de los planos superiores, sino que se ajustan a las leyes superiores, y dominan así las circunstancias en el plano inferior. Forman así una parte consciente de la ley, en vez de ser meros instrumentos ciegos. Mientras que sirven en los planos superiores, rigen en el plano material. Pero, en el superior y en el inferior, la ley está siempre en operación. No hay cosas tales como la casualidad. La diosa ciega ha sido abolida por la razón. Somos capaces de ver ahora, con ojos aclarados por el conocimiento, que todo está gobernado por la ley universal -que el número infinito de leyes no son sino manifestaciones de la única gran ley-, la LEY que es EL TODO. Es cierto en verdad que ni un gorrión cae sin advertirlo la mente del TODO -que incluso los cabellos en nuestra cabeza están numerados- como lo han dicho las Escrituras. No hay nada fuera de la ley; nada que suceda contrario a ella. Y sin embargo, no cometáis el error de suponer que el hombre no es sino un autómata ciego -lejos de ello-. Las enseñanzas herméticas dicen que el hombre puede usar la ley para superar las leyes, y que lo superior siempre prevalecerá contra lo inferior, hasta que al final haya alcanzado la etapa en la que busque refugio en la LEY misma, y se mofe de las leyes fenoménicas. ¿Sois capaces de captar el significado interno de esto? Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/principio_de_causalidad_kybalion.htm O | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: Re: LAS LEYES CÓSMICAS Dom Oct 30 2011, 01:37 | |
| El principio de Genero...«El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.»
El Kybalion. El gran séptimo principio hermético -el principio de género- incorpora la verdad de que hay género manifestado en todo; que los principios masculino y femenino están siempre presentes y activos en todas las fases de los fenómenos, en cada y todo plano de vida. En este punto creemos conveniente llamar vuestra atención al hecho de que el género, en su sentido hermético, y el sexo en el uso ordinariamente aceptado del término, no son lo mismo. La palabra «género» se deriva de la raíz latina que significa «engendrar, procrear, generar, crear, producir». Una consideración momentánea os mostrará que la palabra tiene un significado mucho más amplio y general que el término «sexo», refiriéndose el último a las distinciones físicas entre las cosas vivientes macho y hembra. El sexo es meramente una manifestación del género en un cierto plano del gran plano físico -el plano de la vida orgánica-. Deseamos imprimir esta distinción en vuestras mentes, por la razón de que ciertos escritores, que han adquirido un conocimiento superficial de la filosofía hermética, han buscado identificar este séptimo principio hermético con teorías y enseñanzas salvajes y fantasiosas, y a menudo reprensibles, concernientes al sexo. El oficio del género es solamente el de crear, producir, generar, etc., y sus manifestaciones son visibles en todo plano de fenómenos. Es algo difícil producir pruebas de esto a lo largo de líneas científicas, por la razón de que la ciencia no ha reconocido todavía este principio como de aplicación universal. Pero a pesar de eso están surgiendo algunas pruebas a partir de fuentes científicas. En primer lugar, encontramos una clara manifestación del principio de género entre los corpúsculos, iones o electrones, que constituyen la base de la materia tal como la ciencia conoce ahora la última, y que formando ciertas combinaciones forman el átomo, que fue considerado hasta muy recientemente como final e indivisible. La última palabra de la ciencia es que el átomo está compuesto de una multitud de corpúsculos, electrones o iones (siendo aplicados los diversos nombres por autoridades diferentes), revolucionando uno alrededor del otro y vibrando en un grado de intensidad elevado. Pero se hace la afirmación acompañante de que la formación del átomo es debida realmente al amontonamiento de corpúsculos negativos alrededor de uno positivo, pareciendo ejercer los corpúsculos positivos una cierta influencia sobre los corpúsculos negativos, haciendo que los últimos asuman ciertas combinaciones y así «crean» o «generan» un átomo. Esto es acorde con las más antiguas enseñanzas herméticas, que han identificado siempre el principio masculino del género con el polo «positivo», y el femenino con el polo «negativo» de la electricidad (así llamada). Ahora una palabra en este punto concerniente a esta identificación. La mente del público se ha formado una impresión enteramente errónea concerniente a las cualidades del llamado polo «negativo» de la materia electrificada o magnetizada. Los términos positivo y negativo son aplicados muy erróneamente a este fenómeno por la ciencia. La palabra positivo significa algo real y fuerte, cuando se compara con una irrealidad o debilidad negativa. Nada está más lejos de los hechos reales de los fenómenos eléctricos. El llamado polo negativo de la batería es realmente el polo en y por el que se manifiesta la generación o producción de nuevas formas y energías. No hay nada «negativo» respecto a él. Las mejores autoridades científicas usan ahora la palabra «cátodo» en lugar de «negativo», viniendo la palabra cátodo de la raíz griega que significa «descendencia, el sendero de generación, etc.». Del polo cátodo emerge el enjambre de electrones o corpúsculos; del mismo polo emergen estos maravillosos «rayos» que han revolucionado las concepciones científicas durante las décadas pasadas. El polo cátodo es la madre de todos los extraños fenómenos que han vuelto inútiles los viejos libros de texto, y que han causado que muchas teorías aceptadas desde hace largo tiempo sean relegadas a la pila de sobras de la especulación científica. El cátodo, o polo negativo, es el principio madre de los fenómenos eléctricos y de las formas más finas de materia conocidas todavía por la ciencia. Así que veis que estamos justificados en rehusarnos a usar el término «negativo» en nuestra consideración del asunto, y en insistir en sustituir la palabra «femenino» por el viejo término. Los hechos del caso nos confirman en esto, sin tomar en consideración las enseñanzas herméticas. Y así usaremos la palabra «femenino» en lugar de «negativo» al hablar de ese polo de actividad. Las últimas enseñanzas científicas son que los corpúsculos creativos o electrones son femeninos (la ciencia dice que «están compuestos de electricidad negativa», nosotros decimos que están compuestos de energía femenina). Un corpúsculo femenino se desprende de, o más bien abandona, un corpúsculo masculino, y comienza una nueva carrera. Busca activamente una unión con un corpúsculo masculino, siguiendo un impulso natural, a crear nuevas formas de materia o energia. Un escritor va tan lejos como para usar el término «busca al punto, por su propia voluntad, una unión», etc. Este desprendimiento y union forman la base de la mayor parte de las actividades del mundo químico. Cuando el corpúsculo femenino se une con un corpúsculo masculino, ha comenzado un cierto proceso. Las partículas femeninas vibran rápidamente bajo la influencia de la energía masculina, y circulan rápidamente alrededor de la última. El resultado es el nacimiento de un nuevo átomo. Este nuevo átomo está compuesto realmente de una unión de los electrones o corpúsculos masculino y femenino, pero cuando se forma la unión el átomo es una cosa separada, teniendo ciertas propiedades, pero no manifestando ya más la propiedad de electricidad libre. El proceso de desprendimiento o separación de los electrones femeninos es llamado «ionización». Tag CloudVariadosTrabajosActividadesLibros EspanolDescargarElectricidad Descargar free ringtonesEl TrabajoDescargarTrabajoInmobiliaria Estos electrones, o corpúsculos, son los trabajadores más activos en el campo de la Naturaleza. Surgiendo de sus uniones, o combinaciones, se manifiestan los variados fenómenos de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la atracción, la repulsión, la afinidad química y lo opuesto, y fenómenos similares. Y todo esto surge a partir de la operación del principio de género en el plano de la energía. La parte del principio masculino parece ser la de dirigir una cierta energía inherente hacia el principio femenino, iniciando así la actividad los procesos creativos. Pero el principio femenino es el que está haciendo siempre el trabajo creativo -y esto es así en todos los planos-. Y, sin embargo, cada principio es incapaz de energía operativa sin la asistencia del otro. En algunas de las formas de vida, los dos principios están combinados en un organismo. Por eso, todo en el mundo orgánico manifiesta ambos géneros -siempre está presente el masculino en la forma femenina, y el femenino en la forma masculina-. Las enseñanzas herméticas incluyen mucho concerniente a la operación de los dos principios del género en la producción y manifestación de diversas formas de energía, etc., pero no estimamos conveniente entrar en detalles concernientes a las mismas en este punto, porque somos incapaces de respaldarlas con pruebas científicas, por la razón de que la ciencia no ha llegado aún tan lejos. Pero el ejemplo que os hemos dado de los fenómenos de los electrones o corpúsculos os mostrará que la ciencia está en el sendero correcto, y os dará también una idea general de los principios subyacentes. Algunos investigadores científicos prominentes han anunciado su creencia de que en la formación de los cristales habría de encontrarse algo que corresponde con la «actividad sexual», lo que es otra brizna que muestra la dirección en que están soplando los vientos de la ciencia. Y cada año traerá otros hechos para corroborar la corrección del principio hermético de género. Se encontrará que el género está en operación y manifestación constante en el área de la materia inorgánica y en el área de la energía o fuerza. La electricidad es ahora considerada generalmente como el «algo» en el que todas las otras formas de energía parecen fundirse o disolverse. La «teoría eléctrica del universo» es la última doctrina científica, y está creciendo rápidamente en popularidad y en aceptación general. Y se sigue así que si somos capaces de descubrir en los fenómenos de la electricidad -incluso en la raíz y fuente misma de sus manifestaciones- una evidencia clara e inconfundible de la presencia del género y sus actividades, estamos justificados en pediros que creáis que la ciencia ha ofrecido por fin pruebas de la existencia en todos los fenómenos universales de ese gran principio hermético: el principio de género. No es necesario que os toméis vuestro tiempo con los fenómenos bien conocidos de la «atracción y repulsión» de los átomos, o sea la afinidad química -los «amores y odios» de las partículas atómicas-, la atracción o cohesión entre las moléculas de materia. Estos hechos son demasiado bien conocidos para necesitar un comentario ampliado por parte nuestra. Pero ¿habéis considerado alguna vez que todas estas cosas son manifestaciones del principio de género? ¿No podéis ver que los fenómenos coinciden plenamente con el de los corpúsculos o electrones? Y mas aún, ¿no podéis ver la razonabilidad de las enseñanzas herméticas que afirman que la ley misma de gravitación -esa extraña atracción en razón de la cual todas las partículas y cuerpos de materia en el universo tienden uno hacia el otro- no es sino otra manifestación del principio de género, que opera en la dirección de atraer las energías masculinas hacia las femeninas, y viceversa? No podemos ofreceros una prueba científica de esto en este momento, pero examinad los fenómenos a la luz de las enseñanzas herméticas sobre el asunto, y ved si no tenéis una hipótesis que funcione mejor que cualquiera ofrecida por la ciencia física. Someted todos los fenómenos físicos a la prueba, y discerniréis el principio de género siempre en evidencia. Pasemos ahora a una consideración de la operación del principio en el plano mental. Muchos rasgos interesantes están aguardando ahí su examen. Fuente: http://www.elmistico.com.ar/novedades/principio_de_genero_kybalion.htm O | |
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