AUTOR: Msc. Rafael Bestard Bizet
Hoy te hablaré sobre la importancia de vaciar la mente infeliz y cómo lograrlo, pero primero te contaré una historia sobre un hombre que había sido alcanzado por una flecha y que no dejaba que nadie se la quitara hasta que sus preguntas acerca de la flecha, de quién se la tiró y del por qué se la tiró fuesen respondidas. El único problema era que el hombre herido probablemente moriría antes de que pudiera obtener las respuestas a todas sus preguntas. De lo que el hombre herido tenía que darse cuenta era que estaba dolorido y agonizante, que estaba sufriendo y que tenía que hacer algo acerca de ello inmediatamente.
Desgraciadamente es así como funcionamos la mayoría de las veces cuando somos infelices. Comenzamos a buscar explicaciones acerca de la infelicidad. Soy infeliz: porque no me quieren, porque me abandonaron, porque me siento mal, porque no tengo dinero, porque estoy deprimido, porque…..y la lista continua hasta el infinito. Y lo cierto es que tenemos la flecha de la infelicidad encajada en lo más profundo de nuestro ser y no hacemos nada para quitárnosla. Solo nos llenamos mentalmente de explicaciones acerca del por qué de la infelicidad. ¿No te has percatado que las canciones que más gustan son precisamente las que más hablan de la infelicidad? Nuestra vida se convierte en un gran canto al sufrimiento, a la desdicha. ¿No te has percatado que los conceptos que tenemos acerca de la vida son de desgracia?: La vida es una lucha, la vida es una carrera con obstáculos, la vida es un reto, la vida no vale nada,…y así por el estilo.
Explora y te darás cuenta de todo el tiempo que perdemos llenando la mente de todas esas ideas chatarra, de todos esos desperdicios y de cómo toda tu existencia se puede comparar a un gran cielo lleno de nubes negras donde rara vez sale el sol. Observa y verás que las fiestas, por lo general comienzan con un tono y una música bien alegre pero al final de las mismas se impone un ritmo más tristón. Todo esto te habla de la facilidad que tiene la mente de estar constantemente llenándose de explicaciones acerca de la infelicidad y de cómo vivimos sumergidos en un gran océano de conceptos sobre la miseria humana.
Te brindaré un ejercicio para que cada vez que tu mente comience a consumir esa basura, la puedas vaciar, renovarte y sentir (y fíjate que digo sentir, no pensar), y sentir que en verdad la vida es alegría, que la vida es carcajada, que la vida es un misterio digno de experimentarse y saborearse, que la vida es una gran fiesta y que estamos diseñados única y exclusivamente para eso, para ser felices. Cierra, por favor, los ojos e imagina a la mente como un gran fregadero lleno de pensamientos. Ve al centro del fregadero y quita el tapón del desagüe. Observa cómo se van todos los pensamientos por la cañería. No los detengas, no te aferres a ninguno, no los comiences a analizar y a desear que se queden. Sencillamente déjalos ir y siente el placentero vacío mental que obtienes después de esta liberación. Todos tus pesares se han ido por la cuneta. Solo quedas tú, limpio, tranquilo, plenamente vivo. Te has quitado la flecha, te has soltado, ya puedes respirar amplia, suave y generosamente desde lo más profundo de tu ser. Siente el gran alivio que proviene de experimentar que al vaciarte te has reencontrado con tu paz. Recuerda que la vida es sencillamente eso que te sucede mientras estás pensando y llenándote de otras cosas.
Que la pases bien y que la paz sea contigo.