Personalmente, me harta que se considere el perfeccionismo como una virtud. En pequeñas dosis, como el perfume, bien podría serlo, pero superando esa barrera el perfeccionismo pierde lo virtuoso para convertirse en una de las actitudes más dañinas para quien la muestra y para quien tiene alrededor.
Por un lado, provoca frustración e infelicidad, porque pocas veces se logra ese estándar de perfección que se persigue.
Por otro, el exceso de autocrítica daña la autoestima.
Y, además, el perfeccionismo paraliza. El miedo a no hacer las cosas bien provoca que no se empiecen.
Por eso, hoy apuntaremos ideas para combatir este defecto disfrazado de virtud. ¿Las vemos?
Libérate del cliché: “todo o nada”
En especial, cuando comienzas un trabajo, proyecto o lo que sea. El resultado en algunas cosas que emprendas a veces será: “algo”, “mucho” o “un poquito”.
Queda la oportunidad de mejorar y, si no es así, ya será para la próxima.
Deja de buscar la excelencia; persigue la eficiencia
Hacer las cosas lo suficientemente bien es lo que cuenta, salvo que compitas en una olimpiada o algo así.
Además, muchas veces no hay una sola forma de que las cosas estén bien; no existe un único resultado aceptable, sino varios.
Fija un tiempo para terminar
Deja los milimétricos detalles que no te permiten dar por zanjada una actividad.
Fíjate un tiempo para terminarla, haz tu mejor esfuerzo y trata de que quede bien. Con eso basta.
Acepta tus fallos y fracasos
Dales la bienvenida, porque son una constante desde que naces. Además de aprender de ellos, logran que seas más comprensivo con los errores de los demás.
Separa los resultados de tu persona
No dejes que te definan tus fracasos, tus problemas o tus éxitos. Una persona es más que todo eso.
Pasa más tiempo ejecutando que planeando
La planificación excesiva retrasa la acción. Y es ésta, la práctica, la que hace al maestro, no pensar sin descanso sobre ella.
Sé flexible y realista
Trata de mantener unas expectativas razonables, teniendo en cuenta tus capacidades, tus circunstancias personales, la influencia del entorno, etc.
Compárate sólo contigo mismo
Puedes inspirarte en lo bueno que hacen otros, pero no pierdas el tiempo en comparaciones inútiles, porque cada persona es única y las circunstancias que la rodean también lo son.
Concéntrate en ti y en tu progreso.
Por supuesto, puedes pensar que todo lo anterior son opciones propias de mediocres. Si a ti te hace feliz el perfeccionismo, genial. De eso se trata: de que cada uno elija cómo quiere vivir su vida.
Luego estamos aquéllos a quienes el perfeccionismo nos da alergia, porque vemos en él la actitud de quien busca la aprobación y el reconocimiento de otros, antes que el suyo propio.
http://tusbuenosmomentos.com/2012/04/combatir-perfeccionismo/