Algunas personas ven el perfeccionismo como una virtud y se jactan de poseerla. La realidad es que el perfeccionismo, más que una buena cualidad, puede convertirse en un serio problema capaz de llenarte de tensión y de angustia. Esto no quiere decir que no se debe apuntar siempre a la excelencia. Lo que sí quiere decir, es que la perfección nada tiene que ver con la calidad y sí mucho con el ego. Si sospechas que padeces de este mal y deseas comprobarlo, toma esta prueba.
1. No me gusta delegar. Prefiero hacerme cargo de todo, antes que dejarlo en manos de otros que no lo harán tan bien como yo.
Cierto
Falso
2. Muchas veces me atraso en mi trabajo o en un proyecto, porque me toma mucho tiempo realizar mi visión.
Cierto
Falso
3. Cada vez que he dejado una tarea en manos de otra persona, me toca rehacerla.
Cierto
Falso
4. He iniciado algunos proyectos que he dejado a medias, pues en el camino me di cuenta de que no llenarían mis expectativas.
Cierto
Falso
5. Por regla general tengo quejas cuando recibo algún tipo de servicio –en el mecánico, el restaurante, etc., pues creo que la calidad ha decaído mucho en los últimos tiempos.
Cierto
Falso
6. Me resulta muy difícil entregar a tiempo un reporte o un trabajo, por insignificante que sea, pues siempre creo que puedo hacer algo más para mejorarlo.
Cierto
Falso
7. Cuando no me queda más remedio que delegar una tarea, me aseguro de supervisar a la otra persona hasta en el más mínimo detalle. Creo en el micro-manejo ¡y lo practico!
Cierto
Falso
8. Cuando siento que he alcanzado la perfección, siento que estoy en la cima del mundo. Mi autoestima se incrementa en un ciento por ciento.
Cierto
Falso
9. Por otro lado, cuando siento que no le he alcanzado, me siento defraudado, me digo que nada hago bien y, en mayor o en menor grado, me deprimo.
Cierto
Falso
10. Creo que si no alcanzo siempre la perfección en todo lo que hago, las otras personas me juzgarán deficiente o me considerarán inferior.
Cierto
Falso
TU PUNTAJE
Si respondiste “Cierto” 8 o más veces: No necesitamos decirte que la palabra “perfeccionista” te describe a la perfección. Si crees que esto es una cualidad positiva, repasa las veces que te llenas de ansiedad o de frustración porque las cosas no salen como deseas. Recuerda cuántos trabajos has dejado a medias y con cuantas personas te has peleado, solo porque no hicieron las cosas a la medida de tus grandes expectativas. Si lo analizas de una manera objetiva, llegarás a la conclusión de que el perfeccionismo te limita, te agobia y te hace infeliz más veces de las que te llena de satisfacciones. El primer paso para salir de esta trampa es admitir que has caído en ella. El segundo es observar tu comportamiento cuando actúas impulsado por el deseo de hacer las cosas ciento por ciento perfectas. El tercero es aceptar que la perfección no existe y que no solo serás más productivo, sino también una persona más relajada y feliz, si apuntas a la calidad y a la excelencia, no a la perfección.
Si respondiste “Cierto” de 4 a 7 veces: Estás en un término medio, aunque a veces te inclinas peligrosamente hacia el lado del perfeccionismo. Cuando sientas que estás a punto de caer en él, detente y pregúntate por qué necesitas tratar de alcanzar una quimera, porque la perfección simplemente no existe. “Escucha” la respuesta de tu voz interior. Quizás es una forma de elevar tu autoestima, o de aplacar los sentimientos de minusvalía. Esta es tu oportunidad de trabajar en ellos.
Si respondiste “Cierto” 3 veces o menos: No eres perfeccionista, aunque a veces podrías caer en el extremo opuesto, que es el de aceptar cualquier resultado. Recuerda: todos los extremos son malos.
http://vidasana.about.com/od/BALANCE/a/Padeces-De-Perfeccionismo.htm