En el nombre de la modestia y la humildad, qué mal visto está darle mucho bombo a nuestros logros, ya sean grandes o pequeños.
No tiene mérito.
Apruebas un examen, consigues un ascenso o quizás recuerdas un dato clave, que le saca a otro las castañas del fuego. Y no sólo no te alegras en proporción al pequeño o gran éxito, sino que le das un toque de vulgaridad:
Eso lo podría haber hecho cualquiera.
Cualquiera, no. Lo has hecho tú. Lo mismo que tú eres responsable de tus errores, también lo eres de tus aciertos. ¿Por qué no cuentan tanto?
La razón principal por la que los pequeños éxitos cuentan poco es porque no los vemos. Resaltan más los errores: cuando no llegas a tiempo, cuando cometes un error ortográfico en un texto de mil palabras, cuando tropiezas en la calle, cuando te pones los calcetines desparejados… ¡Oh! Qué vergüenza. ¿Y todas esas veces en las que has acertado? ¡Bah! Acertar es una vulgaridad.
Así, poco a poco, nos vamos acostumbrando a darle más importancia a los errores, a los despistes y las chapuzas. Hasta que llega un día que estamos tan poco habituados a reconocer lo que hacemos bien que ciertos gestos nos pasan inadvertidos.
Te tomas un poco de tiempo para ayudar a alguien, consigues un pequeño avance en tu proyecto, terminas a tiempo las tareas… Todas esas cosas que has hecho bien a lo largo del día se van por el sumidero, porque en tu cabeza sólo piensas en que se te han quemado las lentejas.
¿Cómo puede una persona tener confianza en sí misma cuando sólo le presta atención a lo negativo, a todo lo que hace mal?
Así, cuando llega el día en el que consigues algo grande, algo más vistoso, no sólo no lo aprecias en su justa medida, sino que lo apartas e incluso no te crees ni aceptas los cumplidos que te hacen los demás:
No es para tanto. He tenido suerte.
Ya basta. Del mismo modo que reconocemos y encajamos las pequeñas o grandes meteduras de pata hemos de hacer con esas diminutas o grandes victorias: Reconocerlas y alegrarnos por ellas.
Es justo con nosotros mismos y la única manera en la que podemos ir construyendo día a día la autoconfianza que necesitamos para seguir adelante.
http://tusbuenosmomentos.com/2012/08/alegrate-de-lo-que-haces-bien/