Tema: El vudú en Haití : Brujería y Hechicería Jue Dic 20 2012, 03:03
El vudú es una religión traída a las costas occidentales por los esclavos africanos. Se cree que comenzó en Haití en el 1724 como un culto a la serpiente que adoraba a varios espíritus pertinentes a las experiencias de la vida diaria. Sus prácticas se mezclaron con varios santos y rituales católicos romanos. Fue traída a Louisiana en el 1809 por dueños de plantaciones cubanas que fueron desplazados por la revolución y trajeron a sus esclavos con ellos.
La palabra vudú se deletrea de varias formas vodun, vaudin, voudoun, vodou, y vaudoux. Es una antigua religión practicada por 80 millones de personas a través del mundo y está en crecimiento. Con la innumerable cantidad de deidades del vudú, posesiones demoniacas, sacrificios de animales (sacrificios humanos en el Petro – una forma de magia negra en el vudú); los practicantes del vudú no entienden por qué su religión puede ser tan malinterpretada.
Los rituales del vudú son elaborados, empapados en lenguajes secretos, bailes durante posesiones demoniacas, y dietas especiales para los sacerdotes y sacerdotisas del vudú. Se cree que los muertos ancestrales andan entre los vivos durante sus bailes encapuchados y que tocar a la persona que está bailando durante el trance puede ser tan peligroso que provoque la muerte del ofensor.
Existe la compra venta de talismanes usados como fetiches. Estos pueden ser estatuas representando a los dioses del vudú, cabezas de animales disecadas y otras partes corporales. Se venden como medicina y también por los poderes espirituales que se cree que poseen. Los participantes del lado oscuro del vudú lo usan para invocar espíritus malignos y enviar hechizos a sus adversarios.
El Vudú mezcla la magia blanca y la magia negra. La primera, para las peticiones consideradas como positivas, como la protección del hogar, por ejemplo. Y la segunda, en la que se desea hacer daño a algún enemigo. A los que practican el vudú con magia negra se les conoce como bokós y zobóps. Son personas que poseen un gran conocimiento en preparación de venenos y maleficios.
En estos casos, la persona interesada en realizar un maleficio lleva un muñeco a los bokós y éste lo atraviesa con una aguja y al mismo tiempo reza algún conjuro que producirá a distancia el efecto deseado por el cliente.
Se haga magia negra o blanca, el Vudú adora a sus dioses o "Loa". Los siete dioses principales son: Shango (dios del Fuego y del Rayo), Orula (dios del Destino), Ogun (de la Guerra), Elagua (de los viajeros), Obatala (del Bien), Yemaya (diosa de las Aguas y del Mar) y Eshu (de la Venganza).
Existe la compra venta de talismanes usados como fetiches. Estos pueden ser estatuas representando a los dioses del vudú, cabezas de animales disecadas y otras partes corporales. Se venden como medicina y también por los poderes espirituales que se cree que poseen. Los participantes del lado oscuro del vudú lo usan para invocar espíritus malignos y enviar hechizos a sus adversarios.
El vudú ha sido un fuerte referente para la cultura popular, debido a la atribuida capacidad de los bokor para resucitar a los muertos y hacerlos trabajar en su provecho (zombies), así como la de provocar la muerte a voluntad. De igual interés popular han resultado otros elementos folclóricos como las muñecas vudú. Existe una amplia literatura y filmografía al respecto, que tiende a deformar y demonizar lo que hoy por hoy es la religión de más de 40 millones de personas en todo el mundo. Actualmente es una de las principales autoridades en la temática es Michael Bertiaux .
En general, en el vudú se considera que existe una entidad sobrenatural última, llamada de diversas maneras, siendo las más habituales Bondye o Mawu (en ocasiones se hace referencia a una pareja, Mawu y Lisá), regente del mundo sobrenatural, pero ésta es inaccesible y permanece ajena al mundo de los humanos, por lo que la comunicación con ese mundo sobrenatural ha de llevarse a cabo a través de los numerosos loas (el Barón Samedi, la Maman Brigitte, Damballa, etc), entidades también sobrenaturales que actúan como deidades intermediarias y que conforman de hecho el eje central del vudú, teniendo cada uno de ellos una personalidad diferente y múltiples modos de ser alabados (por canciones, bailes, símbolos rituales y otros).
Si bien no existe una estructura religiosa homogénea, un sacerdote vudú tiene la función de ponerse en contacto con los loas invocados, hablando el loa a través de él, por lo que se atribuye a los sacerdotes un gran poder, y recibe genéricamente el nombre de houngan, o si se trata de una mujer, mambo. El término bokor se reserva para un houngan que usa su poder para el mal, sería asimilable al vocablo "brujo".