Espiritualmente todo bien es el resultado del esfuerzo y del trabajo. La persona que envidia pasa por alto este esmero, quiere decir esto que el envidioso por definición está robando , desea el bien ajeno sin comprender que , él mismo puede realizar el mismo esfuerzo y alcanzar metas similares y comparativas.
Y sí ésto no fuese asi, por diferentes circunstancias de la vida no pudiésemos alcanzar logros , mèritos y posiciones pues será debido a que se han dado por situaciones inusuales como herencias, regalos .
De cualquier manera, la envidia es enfermiza , es deplorable y en el envidioso no se halla un espíritu solidario y cooperativo, por el contrario quiere todo para si mismo.
LA envidia suele acompañarse y apegarse con la avaricia, la manipulación y por supuesto con la hipocresía.
Se puede caer en la envidia por la falta de valores fundamentales de las cuales las personas tienen que nutrirse . Desde muy temprano, los niños por ejemplo , tienden a ser positivos y el mecanismo de control del poder imaduro del niño puede fácilmente convertirse en envidia. Y esto puede solucionarse con el ejemplo, el diálogo y la espiritualidad propiamente dicho.
La sociedad humana está muy lejos de ser perfecta , la solidaridad es una virtud que escasea y se encuentra por el contrario , la discriminación , la intolerancia ,el rechazo por diferentes razones : posición social, económica, racial e incluso de género . Pero todo esto tiene remedio, y se encuentra en la práctica activa de valores solidarios , ésto es lo único que podrá permitir superar la envidia.
Oscar Basurto Carbonell