Aferrarse a la ira es como agarrar un carbón caliente con la intención de tirárselo a otra persona, tú eres el que se quema.
Buddha.
Tanto si los sentimientos de ira son del tipo de ira agresiva, como cuando no son tan obvio, se ha de disponer de los medios adecuados para hacer un manejo conveniente de ella.
Existen diversas situaciones donde la ira casi no se aprecia, esta se va dando de forma lenta, pudiendo denominarse “ira pasiva”. A esto no se le puede llamar rabia, aunque sí que tiene un impacto negativo en la vida, tal vez mayor que la ira agresiva, pues al estar ahí desde hace tiempo y no disponer de un escape, está creándole mal a la persona que vive con ella.
En muchas personas suele darse situaciones de frustración previas a que sucedan ataques de ira, y esta también se da porque la persona percibe que está siendo agredida o traicionada, aunque muchas de las veces esa percepción sea imaginativa.
La ira, sin intervención previa de terceros, suele conducir a una conducta ofensiva y dirigida a causar destrucción, castigo, venganza, ofensa o agravio a otra persona.
Por mucho que se hable, si no se es consciente que se tiene un problema de enojo no se puede dar un paso para su control.
Las explosiones de ira manifestadas con gritos, violencia física y agresión son fácilmente identificables y apreciables. La ira agresiva puede ser el resultado de ira pasiva acumulada o también una simple reacción en un momento ante unas determinadas causas.
Sea cual sea la procedencia de la ira agresiva, este tipo de ira conduce tanto a dar gritos, como a manifestaciones de violencia física de lanzar objetos, lo que puede tener efectos desastroso en la vida. Por ejemplo si sucede en el trabajo es posible que se reciban sanciones disciplinarias, así como aparición de problemas de relación. También si se emprende contra la familia u otra persona de la calle, las consecuencias que se deriven de ello pueden hacer que se incurra en condenas de delitos.
Diversas situaciones que suelen derivan en ira
Sentirse estresado e irritable.- El estrés es probablemente una de las causas más comunes de la ira y, a su vez, la ira (sobre todo cuando es pasiva) puede causar más estrés. Este círculo vicioso puede tener consecuencias para las personas que la padecen, los amigos y familiares. Cuando se pueda sentir una acumulación de enojo conviene buscar el manejo del control de la ira.
Contrariamente a la creencia popular, el momento para el manejo de la ira, no es después de un estallido violento de la misma. No es necesario que la ira salga a la superficie en forma de agresión, para que pueda calificarse como tal.
La sensación de la acumulación del enojo, si es algo que se ha estado realizando por días, semanas, meses o incluso años, es señal de que se está viviendo un problema de ira, y cuanto más se deje sin tratar, peores serán las consecuencias que se puedan dar, así como será más difícil liberarse de ella.
Sentimientos molestos.- si la ira aparece como manifestaciones de dar gritos, de que todo incomoda, la cuestión es que se está con sentimientos de enojo.
Algunas pequeñas dosis de ira y frustración pueden ser emociones saludables en el día a día, aunque los problemas comienzan cuando se prolongan y se incrementan, ocasionando molestas con regularidad en situaciones que no debería ser así.
Si sientes que te estás haciendo excesivamente sensible a las molestias, e incluso te incomodas por cosas que en el pasado no te hacían sentir así, esto es un signo del aumento de la ira, lo que conviene poner bajo control, pues no solo se daña la salud, sino que esa ira reprimida en cierto momento puede explotar y ocasionarse agresiones físicas.
Tensión en una relación.- Las relaciones personales en cierto sentido son los referentes de la salud y el bienestar, y de más cosas. Cuando se experimentan problemas, especialmente de estrés y de ira suelen afectarse las relaciones. Es posible que como individuo se esté cada vez más agitado y más molesto por las pequeñas cosas, al tiempo que no se esté tan locuaz como de costumbre.
Esas situaciones pueden tener un efecto dramático y negativo en las relaciones – aún más- si el enojo se manifiesta a través de gritos y especialmente de agresión física, los resultados son peores.
Si sientes que la ira está teniendo un efecto negativo en las relaciones, entonces el manejo de la ira es, sin duda, adecuado para poder salvar relaciones.
Falta de concentración.- La ira, aunque no sea del tipo agresivo, entretiene la memoria y consume una gran cantidad de energía, pues se piensa en lo que está causando el enojo y se consume energía en ello, cosa que suele canalizarse en pensamientos de ira, lo que suele alejar al pensamiento de otras cosas constructivas que se han de estar haciendo, en esos momentos.
Lo que nos ocupa está en los pensamientos sin importar que se esté haciendo, esto supone distracciones sobre lo que se está realizando, cosa que puede ocasionar problemas, sobre todo cuando la actividad que se realice requiera plena concentración. Normalmente como estos pensamientos tienden a presentarse de forma continua, si no se controlan, ocasionan un empeoramiento de la ira, pudiendo llegarse en algunas circunstancias a una ira agresiva.
Las personas enojadas necesitan aprender a ser asertivas en lugar de ser agresivas.
El control de la ira comienza con tomar conciencia de que se tiene un problema y después buscar ayuda.
Aunque parece fácil, la tarea de determinar si es necesario el manejo de la ira es difícil, aunque mucha gente piensa, al sentirse enojados, que necesitan controlar su ira, pero en realidad no lo hacen, sin embargo las personas que se dan cuenta que tienen rabia, son las que más se podrían beneficiar del manejo del control de la ira.
En algunas personas existen dificultades para tratar de determinar la ira, aunque cuando se trata de ira agresiva, las manifestaciones que se tienen no dejan duda de lo que está aconteciendo. En situaciones así, es posible que no quede más remedio, que recibir ayuda en el manejo del control de la ira.
Sin embargo en casos de ira pasiva pude que se den acciones, presenciadas por personas, que no pueden definirse claramente como situaciones de enojo, pues posiblemente se pueda entender que se trata de un cambio en el estado de ánimo, aunque todavía, quien experimenta la ira, no se da cuenta de tal situación.
Si eres una persona que crees experimentar uno o más de esos efectos descritos anteriormente, lo más probable es que estés experimentando enojo, y el grado de gravedad, dependerá del tipo de ira y de la situación personal.
Se ha der ser consciente de nuestra situación, así como tratar de observar a otras personas con las cuales nos relacionamos, para si detectamos algo no adecuado, en este sentido, tratar de convencerles para que busquen más información, y puedan tomar acción para que así dispongan de unas mejores realizaciones en su vida.
Guan Magec
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