La búsqueda espiritual
Muchas personas preguntan cómo iniciar la búsqueda espiritual, pero en realidad, esa búsqueda no tiene un comienzo definido: a cierta altura de la vida tomamos consciencia de que ya existía. Ese despertar para la búsqueda está incluido en la evolución del ser, que es continua.
Al principio se piensa que la vida es una cosa y la búsqueda espiritual otra. Pero no es así: todo lo que sucede en nuestra vida nos lleva gradualmente a la unión con la totalidad.
Las orientaciones que encontramos en los libros sobre la búsqueda espiritual estimulan nuestro caminar. Muchas de ellas elevan nuestra mentalidad, despiertan nuestra aspiración y nos ayudan a actuar de forma coherente con nuestro interior.
Sin embargo, como cada uno de nosotros es una criatura singular, la búsqueda se realiza de manera individual y única. Forman parte de ella todos los hechos de la vida, las energías que la persona manifiesta y las circunstancias en las que se encuentra. Lo que le ocurre es, por lo tanto, diferente de lo que ocurrió con los autores de los libros sobre el tema: es siempre algo imprevisible e inédito. Las informaciones sirven como referencia o aclaración, pero no deberíamos esperar pasar por las etapas de la búsqueda espiritual de la misma forma como fueron descriptas.
Debemos considerarnos una obra de Dios, original, y vivir nuestro aprendizaje sintiendo que somos muy especiales para él y amándolo inmensamente por habernos creado.
Nuestra actitud básica debe ser la de no crear obstáculos, la de mantenernos como observadores lúcidos y dispuestos a captar las más tenues señales. A partir de ahí, recogeremos las enseñanzas que nos trasmiten todas las cosas y nos valdremos de ellas con adaptabilidad, inteligencia y, principalmente, con amor y gratitud.
Cuando la fe está presente, continuamos usando el libre albedrío, pero para optar por seguir la voluntad superior y no la voluntad personal. Posteriormente, más maduros en ese camino, podremos elegir entregar el propio libre albedrío al yo interior. E incluso, cuando tenemos que ejercer el discernimiento, podemos hacerlo sin olvidar jamás que somos guiados y que todo acabará como el yo interior realmente prevé. Nuestras opciones se convierten, por lo tanto, en la búsqueda de hacerlas coincidir con la voluntad mayor, que proviene de lo profundo del ser.
La entrega al yo superior no quiere decir que dejemos de lado la razón. La razón continúa existiendo y no tenemos que anularla. Lo importante es usarla siempre que sea necesario, de la mejor forma posible, siempre al servicio de algo mayor. Es ofrecerla continuamente a la sabiduría que está más allá, para que las energías superiores la alimenten y transfiguren. Cuando estamos totalmente receptivos a las energías superiores usamos nuestras cualidades sin ninguna culpa ni reserva, sabiendo que jamás estamos solos. Las energías que actúan por nuestro intermedio acaban ampliándonos la consciencia, y entonces vemos que no existe una vida y nosotros, separados de ella. Nuestra propia vida queda a disposición de la gran Vida que la incluye, y nada queda fuera de ella.
De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Del libro: PARA SALIR DEL SUFRIMIENTO
Editorial Kier