Hubo un tiempo en el que nos amamos con locura,
con entera pasión,
un instante en el que luchamos contra tantos obstáculos
y juntos supimos vencerlos.
Esa unión y confianza que nos abrazó,
logró maravillas a nuestro alrededor.
Pero llegaron los instantes de soledad, las lágrimas.
Nos invadió la nostalgia, la costumbre, el temor…
En medio de esa distancia y tu incapacidad
por no arriesgarte a luchar más,
decidiste pedir tiempo y espacio.
Era más fácil huir que intentar.
Yo lo acepté y te aclaré lo que siempre he pensado:
Pedir tiempo es terminar.
Espacio es lo que nos sobra,
teníamos tanto que lo que necesitábamos realmente
era acercarnos más.
Y tiempo, es el que juntos durante años compartimos.
Hoy dices que quieres tenerme a tu lado,
que te arrepientes increíblemente de tu error,
que este tiempo a solas sólo significó dolor
y clamas por una nueva oportunidad…
A pesar de la tristeza,
yo aproveché este tiempo para meditar
y mi respuesta es definitiva,
NO, ya no te puedo amar…
PEDIR TIEMPO ES TERMINAR