Lo siguiente es válido tanto para tareas simples como para largos y grandes proyectos. Aunque podemos y debemos encontrar momentos reconfortantes durante el camino hasta la meta, a menudo el crédito, el reconocimiento y la mayor satisfacción personal llegan cuando terminamos algo.
Hay ocasiones en las que no sirve de nada todo el esfuerzo invertido si no llegamos al final.
Imagina que pasas bastantes horas pintando las paredes de una habitación. El cansancio te vence y dejas de pintar. Tendrás que acabar lo que empezaste. De lo contrario será como si no hubieses hecho nada. En el ejemplo se ve muy claro, ¿verdad?
Seguro que a ti se te ocurren decenas de tareas por el estilo, simples o complejas. Lo que importa es terminar.
Hay otro tipo de tareas o proyectos que, si bien no es necesario terminarlos para que obtengamos algún beneficio, nos recompensan con creces el esfuerzo sólo cuando los hemos concluido. Si los dejamos a medias, sí, nos queda la satisfacción de lo que hemos conseguido durante ese tiempo, quizás un buen puñado de buenos momentos, conocimientos, experiencias o ideas que aplicar en un futuro. Sin embargo, sólo son tristes propinas comparadas con el gran beneficio que supone llegar al final.
Pongamos por ejemplo estudiar una carrera. Aprendes durante el tiempo en el que estudias; tiene valor todo lo que adquieres, pero, hablando de beneficios, la diferencia entre acabar o dejar la carrera a medias está clara.
La recompensa es mayor cuanto más nos cueste alcanzar la meta. Suele ser así. Terminar lo que comenzamos repercute directamente en nuestra autoestima.
Importan los logros externos, por supuesto. Los hay de muchos tipos (aprobación, reconocimiento, popularidad, dinero, etc.). Sin embargo, el mayor premio es que conseguimos hacernos más fuertes, que aumentamos nuestro valor a ojos de nosotros mismos.
Sé de lo que hablo, porque a lo largo de mi vida he comenzado con grandes proyectos e ilusiones que, por una causa u otra, dejé a medias.
El no llegar al final deja una sensación agridulce, pero con el paso del tiempo hay que aprender a quedarse con lo bueno de la experiencia. Hay que seguir adelante y, desde luego, tener en cuenta los errores cometidos para no volver a tropezar en las mismas piedras.
Por si te sirven, aquí dejo siete pequeñas recomendaciones:
1) Empieza aquello que sepas que vas a acabar
Hay comienzos llenos de ilusión y energía, pero ten en cuenta que, si el camino es largo, las fuerzas pueden flaquear y no faltarán trabas que te dificulten o impidan terminar. Por lo tanto, no dejes de sopesarlo antes. ¿Es un momento favorable? ¿Estás en condiciones de realizar ese esfuerzo?
2) Planifica
Si se trata de algo complejo, dedica un tiempo a la preparación, a investigar cómo han avanzado los que han hecho lo mismo. Sé consciente del proceso que implica, adaptando el objetivo a tus circunstancias personales. ¿Cómo lo vas a hacer?
3) Visualízate llegando al objetivo
Y hazlo, antes de empezar. Es cierto que hacer castillos en el aire puede ser contraproducente, ya que generamos unas expectativas que pueden no llegar a cumplirse. Aun así, es necesario que tengas el total convencimiento de que lo que quieres hacer está al alcance de tu mano. ¿Crees en ti mismo?
4) ¡Acción!
¿Decidido? Bien. Comienza a caminar con la vista puesta en el paso inmediatamente sucesivo.
Al principio no mires demasiado hacia la meta, porque puedes tener la sensación de estar asomándote a un abismo. Únicamente, céntrate en dar un paso tras otro e ignora a quien te diga que no vas a buen ritmo, siempre que no te lo argumente con razones de peso.
5) No procrastines
Consigue como puedas la dosis de templanza que necesitas para huir del tiempo despilfarrado inútilmente. Si necesitas descansar, descansa, y aprovecha ese tiempo en acumular energías para continuar.
Otra cosa es enlazar una actividad improductiva tras otra, de modo que ni descansamos ni avanzamos en nuestro proyecto.
6) Aprovecha los apoyos
Déjate apoyar por los que te quieren y están contigo. La realidad es que suele haber menos personas que te apoyan de lo que parece, pero puedes tener la suerte de encontrar a alguien que no te deje solo hasta que llegues al final.
De todas formas, ya tengas más o menos apoyos externos, piensa que el más importante y fundamental es el tuyo propio. Ten fe en ti mismo. Una vez que te has puesto en marcha, confía en tu criterio, en los motivos que tuviste para comenzar y no te cuestiones.
7) Sigue, sigue y sigue caminando
Ten presente que cada paso, por más pequeño que éste sea, te está llevando a tu destino.
Espero que estas ideas te sean de utilidad. Puedes aportar tu punto de vista, si lo deseas, y así nos echamos una mano entre todos.
http://tusbuenosmomentos.com/2010/05/terminar-lo-que-se-empieza/