Ante un dolor o decepción profunda, a veces el gran consuelo que queda es que el tiempo curará las heridas.
Quedará atrás el dolor y el peso de la tristeza. Cada día será mayor la distancia entre la realidad y la amargura pasada.
La vida sigue siempre hacia delante.
Pero ¿llegará el día en el que la herida cicatrice completamente? ¿Es el tiempo capaz de curarlo todo?
Distinguen dos tipos de heridas:
Las que se sufren por algo que hicimos: Un error, un comportamiento inadecuado, una relación inconveniente, etc.
Y las que se sufren por algo que no hicimos, cuando perdimos la oportunidad de cumplir con un sueño o deseo.
Los estudiosos llegan a la conclusión de que la medicina del tiempo es más efectiva para curar las heridas producidas por haber hecho algo “mal”.
Es cierto que, cuando está el error reciente, duele más, pero termina remitiendo.
En cambio, las oportunidades perdidas, aquello que queríamos hacer y no hicimos, los sueños guardados en un cajón que se perdió por el camino… Todo eso parece ser que causa un mayor impacto durante toda la vida.
Las heridas producidas por lo que no se hace son de más difícil curación.