El TIEMPO es muy sabio, después de un cierto proceso, ubica a todos los componentes de un sistema, en el lugar que les corresponde, tarde ó temprano a cada uno le llega el fruto de actuación, pueden ser agradables, excelentes, regulares ó repugnantes, pero será en base a la actuación de cada uno.
Esto es como cuando plantan los naranjos, manzanos ó las uvas, se debe ser durante el proceso de maduración muy contante, disciplinado, aplicado, trabajar muy centrado en hacerlo bien para que luego la cosecha sea muy buena y a partir de allí, recoger los beneficios. Pues con nuestras acciones, emprendimientos, relaciones, proyectos, trabajos, sucede exactamente lo mismo, se necesita un proceso de maduración para recoger los frutos, no antes, porque sino estropearemos la cosecha.
En estos tiempos que corren en la sociedad en donde vivimos, la frase “hay que dar TIEMPO para que madure el proceso” parece de otro planeta, suena muy raro, porque como hay tanta aceleración, prisa, ansiedades, se quiere todo rápido, que sea sólido y efectivo, porque hay que solucionar decisiones mal tomadas en el pasado y después de muchos años se busca una resolución milagrosa en TIEMPO.
Esto que cuento es imposible, por eso cada día más todo es inestable, cuesta horrores tener paciencia con el resto y sobretodo con uno mismo, el nivel de exigencia que nos ponemos en voraz, queremos obtener resultados en tiempo récord, pero lo único que logramos es meternos más ansiedad, menos disfrute, mucho estrés y muy pero muy poco disfrute por lo que hacemos.
Hay que aprender a estar centrado en el proceso, que si haces muy bien lo que te toca, podrás obtener lo que buscas, el TIEMPO al final del período te premiará, porque a veces no estamos preparados para recibir lo que estamos buscando, necesitamos como los frutos madurar para disfrutar ó dar la talla de lo que queremos cuando llegue, y de ese modo le daremos el valor adecuado.
Por intermedio de mi actividad profesional, esto que cuento lo veo muy a menudo con mis clientes, personas ó empresas que me contactan, para solucionar debilidades, problemas ó cambiar la realidad en la que se encuentran. Lo primero que preguntan a parte del precio, es el TIEMPO que se tarda, si es rápido y su efectividad.
Con lo cual les diré, que mal hemos comenzado!!!. Digo esto porque lo importante del tema más que el precio y el TIEMPO, debe ser que hay un compromiso de verdad a la solución, y si ésta provoca un verdadero beneficio, se debe centrar en el proceso. El TIEMPO dictará sentencia cuando lo crea conveniente y el precio pasará a segundo plano, porque cuando consigues un objetivo que te reporta satisfacción, poco te acuerdas de este.
Lo he visto en clientes que después de un período de estar haciendo un proceso de cambio, con mucho sacrificio, que no veían la luz pero seguían confiando en el proceso, en su compromiso y constancia, un buen día hicieron un clic y empezaron a volar sin ninguna atadura, liberándose de muchos límites que les impedían tener una vida plena.
Si quieres tener logros, cambios importantes, terminar proyectos fascinantes, confía en el proceso que te lleva al objetivo y deja que el TIEMPO haga su parte, porque es muy sabio.
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