Los planes son necesarios para conseguir nuestros objetivos. Necesitamos partir de una serie de pasos, estrategias, ayudas, etc. que nos ayudarán a mantener el rumbo hasta llegar a la meta. Sin un plan es más difícil llegar, cuando no imposible.
Pero, ¿qué ocurre cuando algo imprevisto nos echa por tierra lo que habíamos planeado? Hablando de planes a medio-largo plazo, esto puede ser devastador y dejar a la persona sumida en un estado de perenne frustración.
Para hacer frente a esta situación, podemos recurrir a las siguientes técnicas, aplicadas escalonadamente:
1) Concédete permiso para estar contrariado
Es humano estar molesto, quejarse y desahogarse cuando llega un imprevisto que nos destroza el plan. Es sano dejar salir la rabia, tristeza… o cualquier cosa que se sienta. Que fluyan las emociones… Exprésalas como creas conveniente, pero una vez que han fluido, se acabó. Ya se ha llorado lo suficiente y ahora es tiempo de centrarse de nuevo.
2) Reconoce que no se puede controlar todo
Los planes han de guardar ese margen de flexibilidad que permita que, cuando algo falle, no nos frustremos ni carguemos con la culpa por toda la eternidad. No somos responsables de todo lo que sucede alrededor ni de lo que hagan otros adultos. Y esto hay que aceptarlo como es.
3) Enfócate en lo que sí puedes controlar
Tienes control sobre ti. Eres quien maneja tus pensamientos y tus decisiones. Puedes elegir entre probar planes alternativos o permanecer lamentándote indefinidamente.
4) Busca la solución
De acuerdo. El plan ha fracasado, pero lo mismo que trazaste ése, puedes modificarlo o diseñar uno nuevo. Tómate el tiempo necesario para analizar las alternativas disponibles y las estrategias que seguirás en el nuevo plan.
5) Convéncete de las virtudes del nuevo plan
Lo anterior ha pasado a la historia. Ya está zanjado. Ahora hay que enfocarse en algo nuevo. ¿Sabes lo que vas a hacer, cómo y para qué? ¿Te convence la solución? Perfecto.
6) Da el primer paso
El paso con el que entres en el nuevo plan o en la solución, dejando atrás el anterior. Y, ¡adelante! No pienses en los pasos que quedan. No re-evalúes todo el plan. Comienza a andar centrándote únicamente en el siguiente paso. ¡Muévete!
Estas técnicas pueden servir para todo tipo de planes, si bien, para pequeñas contrariedades (como que te dejen colgado un fin de semana) el proceso se simplifica bastante. En este caso, nos quedaríamos, por ejemplo, con: (1) Desahógate. (2) Para. (3) Busca otra solución. (4) ¡Acción!
Sí, sí… Estoy de acuerdo en que esto nos suena a todos. Pero, entonces, ¿por qué hay personas que se quedan indefinidamente en el escalón de la queja? Hay que saber cortar con una situación y empezar con otro asunto sin que nos afecte lo anterior. Y, cuando no sabemos hacerlo o no estamos preparados, lo mejor es echarse a andar. Sigamos caminando.
Este artículo está basado en: “How to Stay Focused When Plans Keep Changing“, de Chrissy Scivicque.