Un único fallo, un tropiezo no es razón suficiente para abandonar un objetivo a largo plazo cuando éste merece la pena.
¿Te suena algo de esto?:
Estás a dieta y un día sucumbes a la tentación. Como ya te has comido un pastelito, te comes tres más y mandas tu objetivo a la porra.
Te propones hacer ejercicio de manera regular. Un día no puedes, por lo que sea. Te desmotivas y lo dejas aparcado.
Quieres estudiar a diario. Un día te quedas jugando hasta tarde con un videojuego. Lo has hecho bien hasta ahora, pero te das por vencido. Te excusas diciendo que te falta fuerza de voluntad.
Llevas días sin fumar. Pruebas un cigarrillo y… ¡recaes! ¡Te rindes!
¿Cuántos objetivos a largo plazo se abandonan por un pequeño tropiezo? Quizás eso ocurre porque, al principio, cuando arrancas no tienes en cuenta que llegarán los baches y, presumiblemente, algún que otro tropezón.
En todas las relaciones de pareja, por idílico que sea su inicio, hay baches. Igual, con estos objetivos: los baches son prácticamente ineludibles. Habrá días difíciles y pruebas que superar (como los ejemplos del inicio), pero son parte del camino, no un fracaso.
Es entonces cuando has de:
Levantarte y recordar muy bien porqué te planteaste el objetivo.
Extraer la lección que te deja el tropiezo.
Replantear el plan, la estrategia y…
¡Seguir adelante!, sin darle más vueltas al error, sin dramatizar.
Más tarde te alegrarás de no haber abandonado.
http://tusbuenosmomentos.com/2012/06/abandonar-despues-de-tropezar/