¡Sigue intentándolo! Muy a menudo sucede que la última llave abre la puerta. Igualmente, quizás tu última oración sea la que te otorgue la salvación, y tu última meditación la que te otorgue la realización.
El éxito en la meditación depende enteramente de tu llanto interno. Cuando un niño está realmente hambriento, llora. Ya puede estar en el primer piso y su madre en el tercero, pero cuando la madre oye el llanto,baja en seguida para alimentar al niño.
Consideremos la meditación como un hambre interna. Si estamos realmente hambrientos, nuestro Padre Supremo vendrá corriendo, no importa dónde estemos llorando. Cuando tenemos intensidad y sinceridad en nuestro llanto, comenzamosinmediatamente a hacer progreso espiritual. De no ser así, podemos tardar años y años.
Por otra parte, la realización de Dios no es como el café instantáneo –algo que vas a obtener de inmediato. La realización de Dios requiere tiempo. Si alguien dice que podrá hacerte realizar a Dios de la noche a la mañana, no lo tomes en serio. Hacen falta veinte años para conseguir un doctorado, que está basado en el conocimiento externo. La realización de Dios, que es infinitamente más importante y más significativa, requerirá, naturalmente, muchos añosmás. De ningún modo quiero desanimar a nadie. Si tu hambre interna es sincera, entonces Dios satisfará esa hambre.
Si practicamos asiduamente la concentración y la meditación, sin duda tendremos éxito. Si somos realmente sinceros, alcanzaremos el objetivo. Pero la dificultad es que somos sinceros quizá por un día o una semana, y luego sentimos que la meditación no es para nosotros. Queremos realizar a Dios de la noche a la mañana. Pensamos: “Voy rezar una semana, un mes, un año.” Después de un año, si no hemos realizado a Dios, nos rendimos. Sentimos que la vida espiritual no está hecha para nosotros.
El camino hacia la realización de Dios es largo. A veces, recorriendo el camino verás hermosos árboles con hojas, flores y frutas. A veces verás nada más que el camino, sin ningún bonito panorama. A veces puedes sentir que estás en un camino sin fin a lo largo de un árido desierto, y que la meta es imposible y lejana. Pero no debes dejar de caminar tan sólo porque la distancia te parezca larga o porque estés cansado y no tengas inspiración. Tienes que ser un soldado divino y continuar marchando valiente e incansable. Cada día viajarás una milla más, y yendo paso a paso finalmente alcanzarás tu meta. En ese momento sentirás sin duda que el esfuerzo valía la pena.
Ama el campo de batalla de la vida, porque la alegría está siempre respirando secreta y abiertamente tanto en tu victoria como en tu derrota.
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