Todos tenemos nuestro propio punto de vista acerca de cada asunto que analizamos. ¿Qué ocurre cuando esa opinión está en consonancia con la mayoría de personas?
Nos sentimos bien; nuestra opinión se refuerza y ganamos confianza. Pero, ¿ocurre lo mismo cuando nuestra opinión es diferente de la de los demás?
A lo largo de nuestra vida en sociedad, coincidiremos más de una vez con lo que piensan un grupo de personas. Sin embargo, otras veces no será así. Nuestra opinión diferirá de la que es sostenida por la mayoría.
¿Significa eso que estamos equivocados? ¿Quizás nuestra opinión es menos valiosa?
No, no tiene porqué. El que la mayoría defienda una postura y nosotros la contraria no quiere decir que estemos exentos de razón. Probablemente hemos considerado elementos distintos a la hora de evaluar una situación determinada.
Podemos estar equivocados, sí, y también puede que los equivocados sean los demás o que ninguna opinión sea más acertada que otra; ni la mayoritaria ni la nuestra.
Defender lo que pensamos aumenta nuestra autoestima. En ocasiones es más fácil arrimarse al sol que más calienta y cambiar nuestro criterio con tal de agradar a los demás. Sin embargo, este precio es muy alto.
Renunciar a nuestra individualidad a cambio de ser aceptados o bien mirados por unas cuantas personas, en mi opinión, no vale la pena.
Ser tozudo y no cambiar de opinión incluso cuando los hechos nos demuestren que estamos equivocados, no es a lo que nos referimos.
Hablamos de ser nosotros mismos, de expresar lo que pensamos sin estar condicionados por las presiones de la mayoría, de ser únicos.
La realidad es que TODOS somos únicos, pero hay circunstancias en las que unas opiniones son más adaptativas que otras. Que la nuestra coincida con la más popular nos beneficia, claro, porque nos adherimos mejor al grupo, pero si no coincide no ocurre nada. También nos beneficiamos. Ganamos en fuerza y valentía, que no es poco.
Di lo que piensas. Quizás tu opinión no sea compartida por la gente que conoces, pero, gracias a la pluralidad en la que nos desenvolvemos, es tan difícil coincidir siempre como que nuestra opinión sea tan distinta que no haya nadie que la comparta. Pienses lo que pienses, habrá alguien que esté de acuerdo y otros que no.
Vale la pena defender nuestras ideas y más aun cuando esto es difícil. Así somos fieles a nosotros mismos, lo cual es importantísimo.
¿Piensas tú que es importante? ¿Crees que se gana más expresando la propia opinión o siendo diplomático con los demás?
http://tusbuenosmomentos.com/2010/06/defendiendo-tu-opinion/