Muchos de nosotros tenemos miedos e inseguridades personales con los que batallar de tanto en tanto.
Nos gustaría que existiera, quizás, una especie de píldora mágica o algún otro remedio que los hiciera desaparecer cuando nos estorban.
No funciona así. Nuestros miedos se cronifican o crecen cuando no les damos la cara. ¿Y no es natural que sea así?
Cuando tenemos algún problema físico es distinto. A menudo tenemos que seguir tratamientos, tomar medicamentos y pasar por momentos nada placenteros. No nos gusta, pero lo hacemos con el convencimiento de que es bueno para la salud.
¿Por qué no obramos igual con nuestros miedos?
La propuesta de hoy puede parecer chocante o masoquista, pero no lo es: “Haz cada día algo que te asuste.”
No. Esto no se refiere a grandes hazañas, sino a pequeños gestos incómodos.
Por ejemplo: Decirle que no a alguien; saludar a esa persona “especial”; salir a correr por el barrio, aunque te miren las vecinas; etc.
Esto puede que no sea nada divertido, sino todo lo contrario: un mal rato. Pero es una forma de ir ganando control y tomando confianza para gestas mayores.
No creas que compensa más huir de lo que te asusta. Al principio estás cómodo, pero a la larga el miedo se hará más grande.
¿Qué? ¿Has pensado cuál va a ser tu reto de hoy? Yo estoy considerando lo de enfundarme un chándal llamativo y hacer jogging pasando de las vecinas.
Basado en: Do Something That Scares You.