Todas las garantías se ofrecen debido a la falta de sinceridad. Garantizas, prometes, dices: Esta es la garantía, haré esto.
Mientras ofreces la garantía, a cada instante la falta de sinceridad está presente.
La sinceridad perfecta no ofrece garantías porque la sinceridad perfecta es muy consciente, es consciente de muchas cosas. En primer lugar, el futuro es desconocido. ¿Cómo puedes garantizar algo? La vida cambia a cada momento, ¿cómo puedes pues prometer? Toda garantía, todo prometer puede referirse sólo a este mismo instante, no al siguiente. Para el próximo instante no puede decirse nada. Tienes que esperar.
Si por ejemplo, eres realmente sincero y amas a una mujer, no le puedes decir, "Te querré toda mi vida". Si lo dices, eres un mentiroso. Esta garantía es falsa. Pero si amas, este momento es suficiente. La mujer no te pedirá que sea para toda la vida. Este momento, si el amor está presente, es tan pleno que un instante es suficiente para muchas vidas. Un solo instante de amor es la eternidad; ella no pedirá más. Pero ahora ella pide porque no hay amor. Por eso pregunta, "¿Qué garantía tengo? ¿Me amarás siempre?".
En este instante no hay amor y ella pide una garantía. En este instante no hay amor y tú lo garantizas para el futuro, porque sólo con una garantía puedes engañar en este instante. Puedes crear un bello cuadro del futuro en el que esconder el feo cuadro del presente. Dices, "Sí, te amaré siempre y para siempre. Ni la muerte nos separará". ¡Qué tontería! ¡Qué falta de sinceridad! ¿Cómo puedes decir esto?
Puedes decir esto y hacerlo tan fácilmente porque no eres consciente de lo que estás diciendo. El próximo momento es desconocido; ¿a dónde nos conducirá?, nadie lo sabe, ¿qué sucederá?, nadie lo sabe, nadie puede saberlo.
El no saber forma parte del juego futuro. ¿Cómo puedes garantizar algo? A lo sumo puedes decir, "Te amo en este instante, y en este instante siento que es un sentimiento de este instante que ni la muerte puede separamos. Pero es un sentimiento de este instante.
No es una garantía. En este momento siento que te puedo decir que siempre te querré, pero es un sentir de este momento, no es una garantía. Lo que pueda suceder en el futuro, no lo conoce nadie. No sabemos ni del momento presente, de modo qué ¿cómo vamos a saber de otros momentos? Tendremos que esperar. Tendremos que confiar en que suceda, en que te ame siempre y para siempre, pero esto no equivale a una garantía".
La sinceridad perfecta no ofrece garantía alguna. La perfecta sinceridad es tan sincera que no puede prometer: da lo que tenga que dar aquí y ahora. La sinceridad perfecta vive en el presente, no tiene idea del futuro.
La mente se mueve en el futuro, el ser vive aquí y ahora. Y la perfecta sinceridad pertenece al ser, no a la mente. El amor, la verdad, la meditación, la sinceridad, la simplicidad, la inocencia, todo ello pertenece al ser. Lo opuesto pertenece a la mente y para ocultar lo opuesto, la mente crea monedas falsas: falsa sinceridad, la cual, garantiza, promete; falso amor, que es tan sólo otro nombre para el deber; falsa belleza, que es una fachada para la fealdad interior. La mente crea falsas monedas, y nadie es engañado, recuérdalo, excepto tú mismo.
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