Por: FRancisco Giménez
Partiendo del principio fundamental de que nosotros somos el producto de nuestros pensamientos, quizá en muchas oportunidades nos hemos preguntado el porque de las constantes fallas en los resultados de las casas que nos proponemos, o tal vez porque otras personas no nos creen o confían en nosotros cuando les exponemos una idea o proyecto.
Probablemente la respuesta a estas interrogantes se encuentre en el simple hecho de que usualmente nosotros mismos ni siquiera creemos en nuestras propias ideas. Esto es producto del constante “negociar” entre lo que decimos que vamos a hacer, con respecto a lo que realmente hacemos.
Piense por un momento en el día de ayer, ¿Cuantas cosas dijo que iba a realizar y no las realizo, o no lo hizo en el momento en que lo planifico? Si en realidad pensó detenidamente en ello, se dará cuenta de que son muchísimas las veces que incumplimos nuestra palabra con nosotros mismos. Imagine cuantos millares de veces lo ha hecho a lo largo de su vida.
Nuestra mente también se divide en tres facetas a saber:
1. Sub consciente.
2. Consciente.
3. Supra consciente.
Cuando decimos que vamos a hacer algo, es nuestra mente consciente la que esta hablando y cuando dejamos de hacer lo que dijimos íbamos a hacer, es nuestra mente inconsciente la que dice: “como siempre, nunca hace lo que dijo que iba a hacer”, por lo tanto nuestra mente supraconsciente no crea las circunstancias apropiadas para que lo que dijimos que íbamos a hacer sea hecho.
Es un simple proceso de perdida de confianza en nosotros mismos por parte de nuestra mente inconsciente, lo que trae como resultado una perdida de autoestima.
Se nos a dicho cantidades de veces que nuestra palabra es un decreto, que lo que expresamos al mundo se convierte en nuestra realidad, que el proceso de creación consiste en pensamiento, palabra y obra y así sucesivamente, sin embargo, lamentablemente son muy pocas las personas que poseen un gran poder creador en lo que expresan y la razón para que esto sea así, no es más que el problema de la perdida de confianza en nosotros mismos.
Para entender bien el proceso, lo primero que ocurre cuando manifestamos la intención de hacer algo (consciencia), nuestra inconsciencia chequea con intenciones similares pasadas para comprobar si la acción se va a llevar a cabo, si se considera que va a ser de esta manera, se le comunica al supraconsciente para que movilice o trastorne la energía necesaria para la obtención del hecho.
¿Quieres que tu palabra se convierta en un decreto?
Tienes que recuperar la confianza en ti mismo, para lo cual lo único que tienes que hacer es comenzar a decirte todo lo que vas a hacer en el momento preciso antes de hacerlo. Ejemplo: Si estas a punto de entrar a la ducha, dite a ti mismo “ahora me voy a bañar” y una vez que lo estés haciendo manifestante lo siguiente: “me estoy bañando como dije que lo iba a hacer”
Si comienzas a manejar este dialogo interno en todas las circunstancias de tu vida diaria, por muy pequeñas o fáciles que sean, en muy poco tiempo tu mente inconsciente comenzara a recuperar la confianza en tu mente consciente, con lo cual el supraconsciente comenzara a generar las circunstancia necesarias para que todo lo que tu manifiestes al mundo se convierta en realidad. De esa manera tu palabra se habrá convertido en decreto y cada vez que te expreses estarás poniendo en marcha el motor creador del Universo a trabajar para ti.
Imagina como afectara esto positivamente tu trabajo, la energía de seguridad que expresaran tus palabras. Imagina si eres vendedor, como aumentaran tus ventas.