Una de las grandes causas de nuestra infelicidad es la dificultad que tenemos para aceptar las cosas como son, sin juicios y sin desear que fueran de otra manera. Cuando sucede algo que no nos gusta, deseamos que fuera diferente, nos sentimos frustrados y enojados, por nuestra propia naturaleza humana, o quizás como algo propio de nuestra cultura.
El motivo de nuestra infelicidad no es nada más el hecho de que queramos que las cosas sean diferentes, sino el que hemos decidido que las cosas no nos gustan tal como son en este momento. Juzgamos las cosas como malas, en lugar de decir “ésto no es ni malo, ni bueno, simplemente es”, lo cual cambia completamente la perspectiva de cualquier situación, ¿no lo crees?
Las cosas son negativas solo si nosotro(a)s las vemos como negativas, si las juzgamos como malas. En su lugar, podríamos aceptarlas como la manera en la que el mundo funciona, como la manera en la que las cosas realmente son, sin tratar de entender por qué son así, simplemente aceptándolas tal como son. Y ésto se puede aplicar a cualquier cosa, al clima, a la situación económica, al tráfico, a cómo la gente se comporta, etc. Y cuando aceptamos las cosas tal cual son, sin juzgarlas como buenas o malas, podemos lograr ser felices, sin importar lo que suceda, lo cual es un logro extraordinario.
Esto te ahorrará mucho dolor, porque ya no vivirás en un estado de insatisfacción constante, deseando que las cosas y las personas sean diferentes, lo cual es la receta perfecta para la infelicidad. Pero, ¿significa ésto que nunca debes tratar de cambiar las cosas? ¡No, por supuesto que no! Cuando algo no te gusta debes cambiarlo, pero cambia las cosas no porque no puedas aceptarlas como son, sino porque disfrutas el proceso de cambio, de aprendizaje y de crecimiento. Además, es imposible cambiar las cosas en este momento. Puedes hacer algo para que sean diferentes en el futuro, pero en este momento no te queda nada más que aceptarlas como son, lo cual te pone en una posición de poder para cambiarlas. Puedes decir “Acepto las cosas como son en este momento y elijo hacer lo que sea necesario para que sean diferentes en el futuro”.
Cuando te sorprendas a tí mismo(a) juzgando, y deseando que las cosas fueran diferentes, intenta una nueva actitud: acepta a las personas y a las cosas tal cual son en este momento. Te puedo asegurar que esta actitud te llevará a resultados muy interesantes y extraordinarios. ¡Inténtalo!
¿Cuantas veces te has molestado porque alguien no hace su trabajo como tú crees que lo debería hacer? ¿ porque tu hijo no se comporta de la manera que tú crees que se debe comportar?, ¿porque los demás no hacen lo que tú crees que deberían hacer? ¿Cuantas veces te has enojado porque las cosas no salieron como tú las planeaste o como esperabas? ¿A tí qué cosas te molestan? ¿Qué ganas con molestarte? No siempre es fácil recuperar la tranquilidad cuando nos hemos molestado o enojado. La principal causa de nuestro estrés es que las cosas no siempre son como nos gustan, como esperamos, o como hemos decidido que deben ser. Piensa cuantas veces te ha sucedido ésto, y decide en este momento cambiar tu actitud.
¿Por qué no intentas aceptar que a veces tus hijos no se comportan como tú esperas, que tu pareja no es perfecta, que alguien te deje plantado(a), que las cosas no salgan como las planeaste, que la gente a veces está de malas? Acepta que hay cosas que no podrás cambiar, porque no está en tus manos hacerlo, pero que eso no es obstáculo para ser feliz.
Cuando algo no resulte como esperabas, cuando alguien no se comporte como tú quisieras, cuando quisieras que las cosas fueran diferentes, sonríe y piensa “Yo elijo aceptar las cosas como son”.
“Está contento con lo que tienes, regocíjate por la manera en que son las cosas. Cuando comprendas que nada te falta, el mundo entero te pertenecerá”. Lao Tzu
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