Durante mucho tiempo el significado real del dar ha sido usado y manipulado por aquellos que esperan recibir de otros la solución a sus necesidades afectivas o materiales, haciéndote creer que estás obligado por el amor, por gratitud o por deber a asumir parte o todas de las responsabilidades que le corresponden a la otra persona para así, resolverles la vida. ¿Será esto justo?
También hay personas que han crecido con la idea de que amar a otros es llegar hasta el sacrificio de la identidad y de los sueños propios en aras de complacer a los seres queridos. Estas son las personas que generalmente se sienten víctimas de la vida y del comportamiento de los demás.
Existe también otro grupo más pequeño de personas que constantemente están tratando de ayudar a otros aun cuando esos otros no han pedido su ayuda.
Si te encuentras en alguna de estas situaciones, recuerda que el esfuerzo que hagas para dar o ayudar a otra persona, será usualmente más negativo que positivo, quiero decir que nos desgastaremos a nosotros mismos física y emocionalmente, que seguramente nos atravesaremos en el medio del proceso de la persona querida para evitarle el asumir la responsabilidad de su vida, impidiéndole el proceso natural de madurar. Y es posible que tambien nos suceda que las personas que atraemos a nuestra vida para relacionarnos sean pasivas, esperando siempre recibir de parte nuestra y sin la intención de darnos.
Tal vez sea el momento de reflexionar acerca de lo que damos o esperamos de los demás, a tiempo de hacer algunos ajustes que nos permitan mantener relaciones más satisfactorias y equilibradas.
Es cierto que la acción de dar debe ser incondicional, quiere decir entregar lo mejor de cada uno de nosotros sin esperar nada a cambio. Porque de esta manera será el universo el que te lo devuelva justo en el momento y de la forma en que lo necesitas. Es nuestra responsabilidad dar: Una sonrisa, un abrazo, un momento de compañía, unas palabras, una acción dirigida apoyar a los demás en un momento de necesidad...
Pero el dar en una relación afectiva es una calle de doble vía, implica dar y recibir proporcionalmente.
Esto nos convierte en personas activas a través de los buenos sentimientos. Nos vuelve alerta a reconocer el esfuerzo que hacen otros para complacernos y apoyarnos, creando una relación interactiva. Cuando mantenemos el balance entre el dar y el recibir, podemos establecer límites en ciertos momentos que nos ayuden a dar sólo cuando la persona nos ha pedido o cuando este dispuesta a recibir, sin que se convierta en una pesada obligación por parte de nosotros.
Cuando damos de forma limpia y desinteresada, inmediatamente recibimos una energía positiva en forma de satisfacción inmediata que se traduce en entusiasmo, alegría, satisfacción y hasta fuerza para continuar con nuestra vida, es como si los bolsillos de nuestra prosperidad volvieran a llenarse abundantemente.
¡Si cada uno de nosotros estuviera dispuesto a dar incondicionalmente... recibiríamos en la misma intensidad el producto de lo que entregamos limpiamente!
Tips para dar y recibir
l Cuando te sientas desanimado, haz algo bueno y desinteresado por una persona. Verás como te sientes fortalecido y renovado.
l Si tienes un amigo pasando por una dificultad, pregúntale si acepta tu ayuda. Si la respuesta es sí, dásela inmediatamente pero no esperes ni reconocimiento ni agradecimiento.
l Evita ayudar a las personas que se resisten a aceptar tu ayuda.
l Vuélvete agradecido y reconoce lo que otra persona te da, aunque no sea lo que esperabas.
l No te dejes manipular por culpa, pues ésta es otra forma de abuso.
l Cuando el dar deja de ser un placer para convertirse en una carga... es hora de revisarlo y de preguntarnos: ¿hasta dónde y hasta cuándo?
l Cuando creas que la situación debe cambiar, habla con la otra persona sin afectación, revisa amorosamente con ella la situación, crea los limites con seguridad y firmeza.
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