No es extraño encontramos en la calle, en nuestro trabajo o en nuestro círculo de familiares o amigos con personas enfadadas que descargan su rabia mediante quejas e insultos en nosotros o en personas cercanas.
¿Qué buscan las personas rabiosas?
Lo que buscan estas personas (conscientemente o inconscientemente) es una reacción de los demás para así multiplicar su rabia. Desean que participamos en su mal rollo y muchas veces lo logran ya que el enfado es un sentimiento muy contagioso.
Pero tenemos otra opción … la de no reaccionar, observar la rabia desde la distancia y mantener la calma. No solamente evitamos así entrar nosotros en un estado de mal rollo, sino ayudamos a la persona rabiosa a calmarse.
El regalo
Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde, un guerrero, conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allá. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. EI joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Conociendo la reputación del samurai, fue en su busca para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes del samurai se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo acepto el desafío.
Juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad donde el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojo algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le grito todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus antepasados. Durante horas hizo todo lo posible para provocarle, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiro.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
- ¿Como pudiste, maestro, soportar tanta indignidad?
- ¿Por que no usaste tu espada aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les pregunto:
- Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quien pertenece el obsequio?
- A quien intento entregarlo respondió uno de los alumnos.
- Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos – dijo el maestro.
- Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
http://sloyu.com/blog/2012/02/mantener-la-calma/un beso y una linda sonrisa