Todavía no sabemos bien como funciona nuestro cerebro. A pesar de los avances en la neurociencia y en la tecnología de imágenes (resonancias, tomografías computadas, nanotecnología, etc.), cada nuevo descubrimiento revela que el cerebro es mucho más de lo que se pensaba y está lejos de ser nada más que un paquete de tejido especializado aislado dentro de la cabeza.
El cerebro es un traductor impresionante, solo podemos especular y elaborar teorías, pero lo cierto es que a la velocidad que procesa la ingente cantidad de bits de información que recibe cada segundo, es capaz de crear y proyectar una realidad material. Puede traducir un estímulo emocional en una descarga neuroquímica que modifica la estructura y la función del organismo…en un instante.
No solo eso. Es un centro integrador, una verdadera CPU, que en base a los datos que le llegan procesa la información generando una respuesta.Como una antena que recibe y emite, todo el tiempo. Además, el cerebro es la sede de la experiencia consciente y su relación con la luz es por ahora un tanto misteriosa, o mejor dicho, desconocida.
¿De que manera esa masa gelatinosa, que aparentemente no conoce la luz en forma directa, puede crear imágenes coloreadas en 3D?
¿Cómo es que podemos tener una visión interior, ahí donde la luz no llega?
Sabemos que los fotones que bombardean la retina no son los responsables directos de la visión, ya que esta es el resultado de múltiples procesamientos de la información en áreas separadas, que luego se unifica para tener una experiencia visual coherente.
¿De que forma la luz crea la representación consciente del mundo en el que vivimos?
La conciencia visual es el resultado de varios pasos perceptivos en el rango de los milisegundos (1 ms = 0,001 s ó 10-3 s).
Esta conciencia se estructura en etapas perceptivas:
-Primero, la llegada de la luz (estímulo), luego:
-a los 50 ms: se percibe la forma,
-a los 100 ms: el color,
-a los 150 ms: el movimiento,
-a los 200 ms: el significado,
-a los 250 ms: listo, ¡somos conscientes!
Desde el momento en que los fotones impactan en la retina hasta la experiencia consciente de lo que vemos pasan unos cuantos cientos de milisegundos, esto puede parecernos un tiempo insignificante para lo que estamos acostumbrados en nuestra realidad ordinaria, pero a nivel cuántico la coherencia y los sistemas en superposición se pierden en el orden de los femtosegundos (1 fs = 10-15 s) debido a la decoherencia ambiental.
Sin embargo, el cerebro tiene la habilidad de mantener la coherencia cuántica por mucho más tiempo (a nivel de microsegundos, 1 µs = 10-6 s, e incluso puede llegar a milisegundos, o sea 10-3 s), a pesar del caótico movimiento molecular debido a la agitación térmica de las moléculas en las células y a la influencia del ambiente.
¿Cómo es posible para el cerebro mantener este nivel de coherencia cuando su interior es un medio caliente y húmedo?
Como sea, es el resultado de millones de años de evolución.
Además por sus características de antena y de procesador de información, el cerebro se encuentra interconectado con otras fuentes de radiación y obviamente con otras conciencias.
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