Nemesis CO-CREADOR@
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| Tema: El cambio Lun Ago 20 2012, 08:00 | |
| De un modo u otro las grandes preguntas sobre las que se suele buscar asesoramiento filosófico guardan relación con un cambio. Las situaciones de la vida cambian sin cesar, y el ser humano siempre busca formas de comprender y manejar el cambio de forma constructiva. El cambio se produce al margen de nuestros deseos. También se produce a diferencia de su complemento, lo constante-lo que no cambia-, porque si todas las cosas cambiarán todo el rato no existiría el universo tal y como lo conocemos, y no podríamos entender el mundo que nos rodea. Necesitamos que la constancia de las leyes físicas, químicas y naturales nos proporcione un telón de fondo para el cambio. También necesitamos cambios regulares y cíclicos en la naturaleza-como las estaciones-que nos sirvan de contexto para los cambios irregulares y no cíclicos del mundo humano. Como seres de carne y hueso, cambiamos queramos o no. Nacemos, crecemos, maduramos, envejecemos y morimos. Podemos participar en la forma de nuestro cambio, eligiendo bien nuestra alimentación, aprendiendo cosas mejores o peores, haciendo que nuestras circunstancias sean mejores o peores, o adoptando principios mejores o peores para guiar la conducta de nuestra vida. Pero no podemos cambiar la dirección del cambio sí, que avanza inexorable por el tiempo y no puede ser anulado o invertido, aunque podemos desviarlo, acelerarlo o frenarlo. Las cosas que permanecer inmutables o inmunes al tiempo existen en una dimensión externa a este: nuestro espíritu interior, nuestra belleza intrínseca, nuestras grandes ideas, nuestro amor verdadero, nuestro legado a los demás y, fuera de nosotros, las fuerzas que sostienen estas cosas y la dimensión de eternidad que las conservar. Los seres humanos buscan orientación filosófica cuando experimentan malestar como consecuencia de cambios: o bien las circunstancias están cambiando para peor, o ya han empeorado y no mejoran. Quizá una relación o una carrera profesional está en crisis; un amigo o un miembro de la familia está enfermo; ha ocurrido un desastre natural o provocado por el hombre. Otra vez se enfrentan a un accidente, un divorcio, una hiedra, un sueño destrozado o alguna otra situación desagradable. Y, al final de la vida, sin importar lo tranquila o turbulenta que ésta haya sido, llega un cambio inevitable llamado muerte. Cuando se produce un cambio devastador, o cuando el del cambio conlleva una situación devastadora que no parece cambiar, quien está atrapada en tales circunstancias pueden visitar muchas clases de ayuda: médica, psicológica, teológica, social, jurídica etc. (por no mencionar el apoyo en vez emocional de sus seres queridos). Al final, sin embargo, es preciso entender las situaciones cambiantes (o inmutable) para recuperar la armonía o el equilibrio interior que el cambio perturba tan a menudo. La filosofía puede resultar muy útil para ello. Si bien las ideas solas no pueden modificar el cambio sí, pueden modificar muchísimo la forma en que se reacciona al cambio. Las buenas ideas pueden contribuir a interpretar los cambios actuales desde su perspectiva más favorable. Así, no sólo se mejora la perspectiva del presente, sino que también se mejora las futuras. La costumbre puede conducirnos a la confianza y a las expectativas, pero no al conocimiento, y menos aún a la comprensión, de las relaciones legítimas. David Hume http://xosef.obolog.com/page/3 | |
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